Internacionalización en la UC: Asia como oportunidad y «fuerte apuesta» por el multilingüismo
La Universidad de Cantabria tiene un plan para ampliar los límites del campus: más materias en inglés, nuevas miras geográficas, investigación, empleo, industria y voluntariado entran en una estrategia en la que CIUC y la ORI son «motores clave»
Mada Martínez
Santander
Martes, 21 de octubre 2025
Raúl López Aguirre vivió en primera fila el nacimiento del CIUC, el Centro de Idiomas de la Universidad de Cantabria (UC). «Llevo aquí treinta años, desde el inicio», dice sonriente el profesor al cargo de la sección de francés, también coordinador ELE (Español como Lengua Extranjera) y testigo directo de los cambios en la enseñanza de idiomas desde 1995. Él y parte de sus compañeros posan para este reportaje por dos motivos de peso: porque desde su creación, el CIUC «ha sido un instrumento clave en el proceso de internacionalización de la UC», tal y como destaca el vicerrector Luis Muñoz; y porque 30 años de andadura y «buen ambiente», subraya ahora López Aguirre, bien merecen la instantánea.
A esta hora de la mañana hay dos clases en marcha en el CIUC, cuya sede ocupa parte de la planta -1 del edificio de Derecho y Económicas. En una de las aulas, el profesor Simon De Vere imparte una sesión de inglés a un grupito de alumnos que practica su pronunciación por parejas. En otra, Joanne Bills guía a varios profesores que quieren ganar fluidez en el mismo idioma. «Ofrecemos una formación abierta a todo el mundo, tanto a la comunidad universitaria como a la ciudadanía en general», tercia Carmen Murillo, directora del Centro, que, más allá de la calidad de las clases y de sus posibilidades formativas, destaca la experiencia de ir a clase como una de las grandes fortalezas de este servicio. «En estos tiempos, el hecho de compartir una clase, de aprender y disfrutar con el profesor y con los compañeros, tiene mucho valor», dice con convicción.
El CIUC se mueve en varias direcciones. Oferta formación en inglés, francés, español, alemán, italiano o portugués; incluye cursos intensivos o regulares; clases de conversación; preparación para exámenes como el Aptis; programas específicos, por ejemplo, para universitarios estadounidenses, e, incluso, un servicio de «evaluación externa» para organismos que, como Cruz Roja, quieren saber si el nivel de español que tienen sus clases es el oportuno. La suma de todas estas 'prestaciones' hacen el «valor añadido» del CIUC, un centro que, al margen de los grados, cubre las necesidades en materia de idiomas de la UC, recuerda Murillo, y abierto a «todo el mundo», se despiden Murillo y López.
Como «instrumento clave» de la internacionalización, continúa ahora Luis Muñoz, el CIUC ha sido importante para muchas cosas, entre ellas, dotar de «habilidades idiomáticas» al estudiantado que realiza estancias Erasmus+, y también «en los procesos de acreditación que, por ejemplo, desde hace más de 20 años se exige en inglés a los egresados de nuestra institución», que deben poseer un nivel B2 cuando concluyen sus estudios; al profesorado, que debe «acreditar un nivel C1 para impartir asignaturas en inglés», y al Personal Técnico, de Gestión y de Administración y Servicios (Ptgas). Vicerrector de Relaciones y Estrategia Internacional, Muñoz echa la vista atrás y señala que, «gracias a esta política lingüística», concebida por la ahora rectora y entonces vicerrectora, Conchi López, «se ha observado un incremento de las habilidades, idiomáticas –muy particularmente en inglés– de los estudiantes que acceden a la universidad, con más de un 90% de los recién ingresados acreditando el citado nivel B2».
Como se ha visto, la oferta es variada: inglés, pero también alemán –«ampliamente empleado por la comunidad científica europea en los siglos XIX y XX»–; francés –«de gran tradición como segunda lengua en muchos países europeos»–; italiano o portugués, incide el vicerrector. Y por supuesto el español, «que la mayoría del estudiantado que nos visita cursa durante el curso académico», así como los universitarios norteamericanos mencionados que realizan cursos para «aprender nuestra lengua», verano incluido. «Internacionalización, aprendizaje de idiomas e inmersión cultural deben ir ligados de forma muy estrecha. La consecución de cualquier acuerdo o convenio, de la naturaleza que sea, se hace de forma mucho más natural cuando el idioma no es una barrera», reflexiona Muñoz, que considera que ese conocimiento revela «una sensibilidad y respeto hacia la sociedad y el ecosistema con el que se desea establecer un intercambio». Aquí entra en juego una idea clave de la estrategia de su Vicerrectorado, porque «si poco a poco vamos convenciéndonos de la relevancia del multilingüismo, sin duda, la internacionalización se va a reforzar». Y esto es clave en tanto que «una gran parte de los acuerdos» que se cierran «nacen de los contactos a nivel más individual» que hacen los investigadores e investigadoras, el Ptgas, el profesorado y el estudiantado. Por ello, explica Muñoz, Evelyn Gandón, directora del Área de Capacitación Lingüística y Multilingüismo, trabaja «de forma muy intensa en esta dirección, empleando dos instrumentos fundamentales en este propósito: el CIUC, con su directora la profesora Carmen Murillo; y el Departamento de Filología».
Al margen de esto, la estrategia también pasa por «incrementar» la oferta en inglés de asignaturas y programas en la UC. «Debemos ser capaces de que esa 'ola idiomática' inunde las once facultades y escuelas, y los dos centros adscritos». La web de la institución también va a contar en inglés lo que ocurre en el campus. «Poco a poco y sin pausa lo lograremos», confía Muñoz.
La doble internacionalización
El vicerrector ha insistido más veces en que la internacionalización de la UC ha de ir en dos direcciones: hacia dentro y hacia fuera. La primera es la denominada internacionalización en casa y, al margen de esa inmersión idiomática y cultural, y esa «fuerte apuesta por el multilingüismo», pasa por crear «un foro de debate y reflexión» hecho a base de jornadas y encuentros, como el que se celebrará este viernes sobre las oportunidades de empleo en las instituciones europeas; y pasa por crear un «entorno multicultural» aprovechando la presencia del alumnado y, en general, «de una comunidad universitaria internacional» que realiza su estancia en la UC.
Miremos ahora en la dirección contraria. ¿En qué se traduce la proyección de la UC hacia el exterior? Hay varios proyectos sobre la mesa: en relación a la movilidad, la UC buscará «ampliar el radio de acción hacia otras longitudes geográficas que representan o van a representar en breve una gran oportunidad. Nos estamos refiriendo a Asia Central, al Noreste Asiático (particularmente Corea del Sur y Japón), China, India y Sudeste Asiático (muy especialmente, Filipinas e Indonesia)», concede Muñoz. En esto trabaja el profesor Eugenio Bringas, director del Área de Relaciones Internacionales. Y siempre sin perjuicio de reforzar la apuesta por Latinoamérica –con becas de máster y doctorado, y siguiendo de cerca programas como el Gabriela Mistral– y no perder de vista Norteamérica. «De la mano de la profesora María Maza, coordinadora de Programas con Universidades Norteamericanas, se intensifica nuestra presencia en dicho continente», con especial atención a Canadá. Además, junto con la Escuela de Doctorado «se va a promover la atracción de doctorandos» al abrigo del Programa Erasmus+ para estancias en grupos de investigación. Y al margen de los países, la industria también va a ser clave en la estrategia de internacionalización.
Los datos
172 asignaturas
en inglés ofertó la UC el curso pasado.
382 convenios
activos con universidades extranjeras tiene la UC.
Hay más. Junto con el Vicerrectorado de Investigación, Transferencia y Doctorado la idea de Muñoz es «incrementar» la captación de proyectos de investigación e innovación internacionales, «muy especialmente los ligados a los programas marco plurianuales», y, especialmente, el que se enmarca en el periodo 2028-34. «Y alineado con este reto está la promoción del emprendimiento en el contexto internacional aprovechando las oportunidades que ofrecen diversas áreas geográficas con marcado carácter emprendedor y deseosas de apoyar conceptos y propuestas innovadoras», como las que ofertan los laboratorios de muchos científicos de la UC, destaca el vicerrector, que no puede olvidar en este capítulo la alianza Eunice de la que forma parte la UC como socia fundadora.
Para cerrar la proyección hacia el exterior, en el área de Cooperación para el Desarrollo, «el paradigma de la economía de impacto debe guiar a la Oficina» homónima, cuya directora, la profesora Cristina Tirnauca, «está promoviendo el desarrollo de proyectos de emprendimiento» y las labores de voluntariado entre la comunidad universitaria.
La ORI, el gran motor
Si este reportaje empezaba con el CIUC, no puede sino terminar con la ORI, la Oficina de Relaciones Internacionales de la UC, que «es y será el motor de la acción de internacionalización» del campus, destaca Muñoz. Dirigida por Gemma Castro, los programas de movilidad o de cualquier ámbito que incluya el concepto 'internacional' quedan en manos de sus profesionales, que son «agentes mediadores» que facilitan a la comunidad universitaria la gestión de procedimientos, que, «en algunos casos, están lejos de ser triviales».
El vicerrector destaca la «enorme ilusión y el compromiso» de un equipo, que, a diario gestiona casos de lo más variados. «La ORI es la otra gran ventana al mundo que dispone la UC», dice Muñoz, y lo cierto es que en esta oficina entra un montón de luz.
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