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Los hermanos Santiago y Francisco del Campo han mamado desde pequeños -son gemelos y nacieron hace 48 años- el trabajo que conlleva sacar adelante una ... ganadería. Una labor que a día de hoy nada tiene que ver con lo que era antaño, cuando todo se hacía de forma manual. En 2005, su padre José Manuel fundó la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) Idelante, ubicada en Secadura (Voto), y hace apenas nueve meses sus hijos (junto a Montse, la mujer de Santiago) dieron un giro de 180 grados a la estabulación, convirtiéndola en una infraestructura de última generación, totalmente automatizada.
Toda esa modernización les ha supuesto «mucho esfuerzo» y «una inversión de más de un millón de euros», que ahora ven que se tambalea no solo por la falta de rentabilidad -el lunes vendieron 4.392 litros a 0,36 euros, lo que les generó unos ingresos de 1.581 euros, pero tienen unos gastos diarios de 1.700 euros-, sino porque «no sabemos si mañana nos van a recoger la leche debido a la huelga».
Aunque por el momento están salvando una situación que cada día es más complicada, la «preocupación es tremenda» y la «incertidumbre es total», según apuntaba ayer Santiago, mientras mostraba el funcionamiento de una de las instalaciones más modernas de Cantabria, en la que dos robots de última generación se encargan de ordeñar hasta tres veces al día a cada una de sus 120 vacas frisonas. «Conseguimos un ordeño adicional respecto al modelo tradicional para tener una mayor producción de leche al día», explica.
Antes de mostrar otra máquina que se encarga de acercar el forraje a las vacas cada tres horas, Santiago -que es el secretario de la cooperativa AGC Agrocantabria y presidente del Laboratorio Interprofesional Lechero de Cantabria (LILC)- asegura que «ahora mismo» está garantizada la recogida diaria de leche, pero «la situación no permite hacer pronósticos a medio y largo plazo». «De momento tenemos asegurado que hoy (por ayer) la recogen, mañana (por hoy) no se sabe lo que va a pasar», añade.
Tanto Santiago como su hermano Francisco son conscientes de que no pueden hacer ninguna previsión y tampoco acopio de pienso -un suministro vital para los ganaderos que está empezando a racionarse- ya que no tienen más capacidad de almacenaje que los tres silos de 42 toneladas que hay repartidos en dos emplazamientos. «Vamos día a día porque no sabemos qué va a pasar en las próximas 24 horas. La incertidumbre es total porque desconocemos qué pasará con la leche y si habrá una falta de abastecimiento de pienso para los animales, algo que supondría una catástrofe», valora.
De momento, dice que el pienso se está transportando desde el Puerto a las estabulaciones a través de tractores, pero no sabe cuánto tiempo se podrá prolongar la situación. En el caso de la leche, ayer eran cuatro de las cinco grandes industrias lácteas de la región las que procedieron a la recogida, al reabrir Lácteos de Santander (el resto son Andía Lácteos, Nestlé y El Buen Pastor y sólo está cerrada Andros). «A nosotros nos la recogen (normalmente a las 16.00 horas) desde Andía. Están teniendo problemas de suministros, pero lo han resuelto a muy corto plazo, ya que tienen producto para envasar. No obstante, no sabemos cuánto puede durar esta situación. No pueden dar un plazo, por eso vamos al día», insiste Santiago.
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Los hermanos Del Campo no quieren ni pensar qué pasaría si Andía, que hasta antes de la huelga recogía el 30% de la leche de los ganaderos cántabros, tuviese que cerrar. «Tendríamos un problema muy grande». Por eso, están pendientes del teléfono y las redes sociales en todo momento, para ver si «hay algún avance».
Mientras que Francisco muestra la maquinaria que limpia el estiércol de las vacas, los cubículos de arena en los que las vacas se tumban «como si estuviesen en la playa», y los separadores para que las reses no se golpeen entre ellas, su hermano comenta que el pasado domingo asistieron a la manifestación que se celebró en Madrid, a la que acudieron 4.000 cántabros del medio rural. «La verdad es que fue muy emotivo ver el apoyo de la sociedad», destaca, al tiempo que aprovecha para reconocer el «apoyo» que está brindando el consejero de Ganadería, Guillermo Blanco, «que no ha faltado a ninguna de las manifestaciones que hemos realizado en los últimos meses».
Todas esas protestas tienen que ver, según apunta, con la desaparición de ganaderías. «El año pasado cerraron en España 655 estabulaciones y en Cantabria quedarán aproximadamente 950 ganaderos. Lo que necesitamos de una vez por todas es que se cumpla la ley de la cadena de valor y no vender en ningún caso a pérdidas. Es que al final se necesita un beneficio para poder vivir. Todos nosotros tenemos familias detrás. Esto está siendo como la puntilla».
Si el precio de la leche ya se está pagando desde hace tiempo por debajo de lo que demandan los ganaderos, ahora otro inconveniente es el incremento en el coste del pienso. «La subida es de un 40%, la tonelada está a 370 euros (más que lo que le pagaron el lunes por tonelada de leche)», apunta Santiago.
Según detalla, dar de comer a cada una de sus vacas tiene un coste diario de 9 euros, que en el caso de las novillas y vacas secas (que no dan leche) es de 4 (en total tienen 255 reses). «El precio del litro de leche en España es el más bajo de Europa. Si aquí la media en 2021 se situó en 0,35 euros, en la Unión Europea fue de 0,42. Para que este negocio sea viable (siguen adelante gracias a alguna ayuda), tendrían que pagar el litro a 0,45 euros». Pese a que cuentan con 62 hectáreas de terreno para disponer de su propio forraje, advierten de que la situación es «insostenible».
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