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Imagen que presentaba la Segunda playa de El Sardinero, ayer, con 26 grados centígrados en los termómetros. Roberto Ruiz

Playas llenas con dos metros entre toallas

Las precauciones imperan en el último día de uso libre de los arenales antes de que el Gobierno apruebe hoy el plan de seguridad sanitaria

José Carlos Rojo

Santander

Viernes, 29 de mayo 2020, 07:01

La de ayer, jueves, fue la última jornada en la que se permitió el libre albedrío en los arenales cántabros; y pese a ello primó el sentido común, que es al fin y al cabo el primero de los preceptos al que apelará la normativa que aprobará hoy el Ejecutivo cántabro. Reunidos el Gobierno regional, Ayuntamiento de Santander, Federación de Municipios de Cantabria y Demarcación de Costas, aprobarán este viernes un plan de ocupación segura de las playas. Casi una semana después de que la entrada en fase dos permitiera su uso en toda su extensión -en la fase uno no estaba permitido tomar el sol ni darse un baño-.

Los firmantes del documento ya confirmaron a este periódico que el texto contendrá una serie de normas generales para todos los casos y que, luego, habrá otros concretos. Aunque se vuelve tan complicado regularlo todo que al final, como sucede con otras cosas que tienen que ver con la llamada 'nueva normalidad', el buen hacer dependerá del sentido común de las personas.

En las principales playas de la capital cántabra no se vio ayer ninguna salida de tono. No hubo mascarillas, salvo en el caso de algún paseante cauteloso; pero se cumplió escrupulosamente la distancia de dos metros entre las toallas y también en la orilla, entre quienes caminaban al borde del agua.

Ningún elemento de mobiliario habitual en la Primera playa de El Sardinero apareció en escena. Nada de tumbonas, y menos sombrillas de lo que suele ser habitual. Duchas clausuradas y mucha cautela para no tener a nadie cerca. Algunos deportes están permitidos, como las palas, y eso sí lo hubo en la Primera, junto al muro, donde siempre.

26 grados en Santander

Familias enteras disfrutaron de uno de los días más calurosos de lo que ha dado de sí este año, con temperaturas que alcanzaron en la capital cántabra hasta los 26 grados -en Torrelavega o Potes los termómetros ascendieron a los 30º y en Ramales, a 34º-.

Menos gente se pudo ver en playas como La Magdalena, Bikinis y Los Peligros. Allí, quienes disfrutaron del sol mantuvieron la distancia de seguridad de forma holgada. Los menos se atrevieron a darse un chapuzón y eso pese a que el agua ya no está tan fría -ha alcanzado ya los 18 grados-. La única escena inapropiada se pudo ver con pandillas de jóvenes en grupo que no toman ninguna precaución; pero eso viene siendo algo habitual tanto dentro como fuera de los arenales.

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