«Mis tomates saben como cuando éramos niños»
Marta de la Fuente, copropietaria de Bio+Bio, fue la creadora, hace un año y medio, del primer supermercado de productos ecológicos en Cantabria, tras dejar la multinacional Procter & Gamble
Marta de la Fuente (Santander, 1976) desprende energía, que canaliza a través del deporte y que además le absorben sus dos hijas (la última acaba ... de nacer). Viajera y lectora, su risa contagia. Cuando habla es directa, no da rodeos. Por ello defiende con ímpetu los alimentos y productos ecológicos. Es consciente de que es cuestión de educación. «En mi casa, siempre se le ha dado mucha importancia a lo que comemos, desde pequeña. Con el acceso que hay hoy a la información, no es difícil saber qué es lo que comemos», afirma. Después de diez años frenéticos en una multinacional como Procter & Gamble, con viajes por toda Europa, volvió a Cantabria por motivos familiares. Y al poco tiempo decidió dar un giro a su vida para hacer realidad un nuevo proyecto: crear, junto a su marido, un supermercado ecológico en el centro de Santander. La idea era acercar al público todo aquello que ella buscaba y tanto le costaba encontrar en la ciudad. Así surgió, hace año y medio, el primer supermercado exclusivo con productos ecológicos.
-De una multinacional a un supermercado ecológico. ¿Un salto de vértigo?
-Tuve la gran oportunidad de trabajar más de diez años en Procter & Gamble. Allí estuve con gente muy preparada. En esos años tuve seis posiciones diferentes, por lo que el reto de constituir Bio+Bio no fue algo tan vertiginoso. Estoy acostumbrada a los nuevos desafíos.
-¿Es lo mismo un producto ecológico que uno biológico?
-Legalmente ecológico, biológico y orgánico es lo mismo. Son productos libres de químicos, pesticidas, transgénicos, respetuosos con el medio ambiente, los animales y comprometidos con la sostenibilidad.
-¿Cuáles son sus ventajas?
-Cuidan tu salud y bienestar. Cada vez vemos con más frecuencia a personas jóvenes con enfermedades que se deberían manifestar en edades avanzadas, además de muchas intolerancias alimenticias y niños con sobrepeso. En general, la salud se debilita. Además, nuestros productos, como las manzanas o tomates, saben de verdad, como cuando éramos niños.
-Entonces, ¿deberían estar introducidos en comedores infantiles y hospitales, por ejemplo?
-La verdad es que no entiendo cómo no se hace un mayor esfuerzo en introducir menús más equilibrados y ecológicos en los colegios, sobre todo cuando España está a la cabeza de Europa en obesidad infantil. El 40% de los niños españoles tienen sobrepeso. Me parece un dato muy preocupante. Los padres somos los responsables de educar a nuestros hijos, pero muchos tenemos que dejar a los niños en comedores escolares por incompatibilidad horaria y es ahí donde hay que dar ejemplo con menús sanos, con productos ecológicos, de temporada y dietas equilibradas.
-Una de sus máximas es que no sólo vende productos ecológicos, sino que conoce a sus suministradores. ¿Es su gran valor añadido?
-Potenciamos el producto de cercanía, el llamado km0. Todo lo que se produce en Cantabria con sello ecológico, lo tenemos a la venta. Es importante ayudarnos y crecer juntos. Aquí hay un producto buenísimo, de una calidad excelente, como los yogures, miel, bollería, panadería, huevos, carne de ternera y, por supuesto, lo que da la huerta. También tenemos un amplio surtido de alimentación vegana, una manera muy sana de alimentarse y que respeta la naturaleza.
-Queremos consumir tomates y arándanos durante todo el año. ¿No es antinatural?
-Claro que sí. Se nos ha olvidado y desconocemos cuál es la temporada de cada producto. Hay que consumir de manera lógica, porque además, nuestro organismo necesita unos alimentos en cada época del año. En Cantabria, de junio a septiembre es época de arándanos, y ahora, de acelga, rúcula, espinaca o repollo. El resto de verduras y frutas las traemos de otras huertas de España, siempre de temporada.
-Los súper tradicionales, ¿son una competencia o un suplemento a este tipo de establecimientos?
-Nosotros no lo vemos como una competencia. Creo que somos un buen complemento al supermercado tradicional. Nos hemos especializado en producto ecológico y tenemos 2.700 referencias, además de productos de salud natural y herboristería. Un surtido hecho con mucho mimo. No nos conformamos con que lleven sus sellos, sino que miramos mucho la procedencia y los ingredientes. Quizá otra diferencia respecto al súper tradicional es que probamos los productos. Si nos gusta, los introducimos. Vamos a las ferias más importantes y traemos las conservas de Calahorra, los ibéricos de Huelva, las legumbres de Castilla, el aceite de oliva del sur, vinos sin sulfitos... Y la cosmética también es natural.
-Usted vende carne ecológica de los Siete Valles. ¿Supone un lujo para el consumidor? ¿Los productos ecológicos son caros?
-Toda la carne que vendemos es libre de hormonas y antibióticos. Por ejemplo, el precio de la ternera ecológica es igual que el precio que pueda tener una carnicería de barrio. Para nosotros esto no es un lujo, ya que es una alimentación tremendamente beneficiosa para nuestra salud.
-España es el mayor exportador de agricultura ecológica en la Unión Europea. ¿Cómo estamos como consumidores?
-Estamos aún lejos de los consumos de nuestros vecinos europeos. Su alimentación es toda ecológica. En España estamos empezando. Hay mucha labor por hacer, la educación, concienciación y el granito que podamosaportar cada uno es fundamental.
Forjada en una multinacional
Marta de la Fuente fue al colegio de Los Agustinos y Villajunco, en Santander, pero cursó los dos años de Bachillerato en Estados Unidos. Tras formarse en Madrid y Londres en el grado de Empresas, empezó a trabajar en la multinacional Procter & Gamble, que aglutina marcas como Braun, Dodot, Pantene Pro-V y Olay. «Fueron años intensos», en los que viajó mucho y en los que no dejó de aprender, cambiando de departamento y de posición en sucesivas ocasiones, lo que le llevó a adquirir una amplia experiencia. En 2010 dio un giro a su vida y se dedicó un tiempo a ella, a continuar formándose y a hacer realidad un proyecto que le llenaba de ilusión a ella y a su marido: el supermercado Bio+Bio, situado en la calle Gándara, 4.
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