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La escritora Menchu Gutiérrez, rodeada de libros en su domicilio al que se mudó justo cuando comenzó el confinamiento. DM
«Me duele la degradación del lenguaje político, la proliferación del insulto»
Menchu Gutiérrez - Escritora

«Me duele la degradación del lenguaje político, la proliferación del insulto»

La cultura desde dentro ·

La poeta, narradora y ensayista , autora de 'Decir la nieve', aboga por un mayor compromiso social, y unos dirigentes más responsables

Rosa Ruiz

Santander

Miércoles, 27 de mayo 2020, 07:22

Con un nuevo libro acabado, aunque sin fecha de publicación porque «las novedades esperan todavía un poco asustadas sobre su futuro», la escritora Menchu Gutiérrez, elegiría la palabra Oportunidad para definir este periodo, pues, en su opinión, «ha llegado el momento de aceptar que debe producirse un cambio sustancial en nuestra forma de vida».

-¿Cómo ha pasado el confinamiento?

-A mí me encontró en medio de una mudanza, de modo que todo ha sido doblemente extraño: comenzar a habitar un espacio nuevo y casi simultáneamente no poder salir de él. Duelo y celebración al mismo tiempo. Lo más difícil ha sido y es todavía no poder abrazar a las personas queridas.

- ¿Ha sido un periodo inspirativo desde el punto de vista literario?

-Creo que vivo en un periodo de incubación y que en él continúo. Generalmente no encuentro inspiración en las cosas que me rodean de manera inmediata, pero tengo la certeza de que la gravedad de todo lo que estamos viviendo se introducirá de un modo u otro en mi escritura.

-Poesía, narrativa, ensayo. Tres géneros que usted domina, ¿cuál sería el más indicado para escribir sobre esta pandemia?

-No creo que exista un género para escribir sobre la pandemia que sobresalga sobre los demás, cada uno lo hace de una manera diferente, más o menos explicativa, imaginativa o condensada. Una misma tragedia, como la guerra, ha sido objeto de miles de páginas y ha cristalizado también en una frase.

EL PERFIL

  • En datos Esta madrileña, nacida en 1957, está afincada en Cantabria. Es autora de más de una treintena de obras así como composiciones audiovisuales. Traductora de E. A. Poe, W. Faulkner o J. Austen, entre otros autores, ha impartido talleres literarios. En 2019 recibió el Premio de las Letras Ciudad de Santander.

-Siempre ha defendido la poesía como una forma de resistencia, «resiste el aguacero como la mejor de las fortalezas», señaló el año pasado a este periódico. ¿Es más necesaria que nunca?

- Estos días pasados, releía las 'Meditaciones en tiempos de crisis' escritas por John Donne en el siglo XVII y encontraba el mejor alimento para vivir esta pandemia: «No mandes preguntar por quién doblan las campanas, pues doblan por tí». La palabra poética no nos abandona, trastoca las jerarquías que nos impone la vida cotidiana y también nos recuerda que «ningún hombre es una isla», cómo la muerte del otro nos «disminuye».

-En este tiempo se ha hablado mucho de miedo, solidaridad, hogar, vulnerabilidad, aplausos, vacuna... ¿qué palabra elegiría para definir esta crisis?

-Creo que todos conocemos el valor de estas palabras, pero la palabra con la que me gustaría quedarme es Oportunidad. No nos podemos permitir esperar al próximo rebrote o a la próxima pandemia, es preciso pensar en el largo plazo, y aceptar que debe producirse un cambio sustancial en nuestra forma de vida. No podemos mirar hacia otro lado como si estas semanas de confinamiento hubieran sido unas vacaciones de la realidad. La pandemia ha expuesto ante nosotros los problemas de fondo de nuestra sociedad de consumo.

- ¿Le hace daño a los oídos escuchar a los políticos términos como 'desescalada' o 'nueva normalidad'?

-No me importa especialmente. Las situaciones inéditas crean la necesidad de acuñar nuevos términos. Hemos visto muchos gráficos de la pandemia con picos que recuerdan al Everest o al Moncayo. Está bien recordar que en el descenso de estas cimas mueren más alpinistas que en los ascensos, que no debemos olvidar el peligro. Sobre la palabra 'normalidad' podrían escribirse varios ensayos, así es que qué decir sobre la 'nueva normalidad'. Son formas de clasificar el tiempo que viene después de una inmersión en lo que sea (casi nunca de conocimiento, por desgracia) como hizo Lyotard con la 'Postmodernidad'. En cualquier caso, a mí esto no me duele, lo que sí me duele y mucho es ver la degradación del lenguaje político, la proliferación del insulto.

-¿La sociedad sacará algo positivo de esta situación?

-Hay movimientos que me parecen imparables. Las personas que se han esforzado en comprender hasta qué punto la destrucción de la biodiversidad, la proliferación de supergranjas de animales, o, en lo que se refiere a la protección, los recortes y la privatización progresiva de la sanidad, son responsables de la situación en la que nos encontramos, se movilizarán, cada vez más. Sin embargo, si el conjunto de la sociedad y la clase política vuelven a ir a remolque de los acontecimientos, los cambios que serían necesarios llegarán demasiado tarde. El mercado es ciego, ya sabemos que tampoco tiene cerebro, sólo conoce la inercia. Harían falta un mayor compromiso social y una política más responsable, no sólo preocupada por la propia supervivencia. Y, desgraciadamente, no es lo que vemos que esté sucediendo.

-Todo parece indicar que el cultural será uno de los sectores que peor parado saldrá tras la pandemia. ¿Lo ve con preocupación o con resignación?

-Con preocupación, sí. Resignación, ninguna. Creo que muchos han sido conscientes del modo como la cultura -los libros, el cine, la música- nos ha sostenido en estos tiempos difíciles. Sería deseable que recibiera el apoyo que merece y necesita. Aún así, estoy convencida de que con ayuda o sin ella la cultura se reorganizará.

- Visto lo visto, ¿le parece que el país está necesitado de héroes?

-Sin duda, de lo que estamos más necesitados es de personas que favorezcan el entendimiento y la colaboración. El valor de los científicos y del extraordinario personal sanitario es más que evidente, pero no es suficiente. No hay mascarilla que proteja de la división y el odio que, desgraciadamente, fomenta una parte de nuestra sociedad, y sólo avanzaremos si entendemos el valor de la unidad. Lo que la evolución dice del reino animal, en el que sólo prosperan las especies de animales que colaboran entre sí, vale para los hombres.

- Literatura, arte, música, cine ¿el verdadero virus sería un mundo sin ellos?

-Nadie puede renunciar a la cultura, ni concibe un mundo sin esta otra clase de oxígeno. Si ha habido teatro en medio de las bombas, también lo habría entre los escombros. Además, todos los lenguajes creativos toman impulso en las ruinas. El verdadero virus es para mí el rencor irracional que apaga todas estas manifestaciones.

-¿Tiene alguna publicación pendiente?

-Terminé un libro hace poco tiempo, y ahora es preciso saber cuál es el mejor momento para su publicación. Las novedades esperan todavía un poco asustadas sobre su futuro.

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