«En el exilio uno debe olvidarse de quién es para construirse de nuevo»

La obra habla del desarraigo, de las pérdidas que soportan quienes se enfrentan al exilio en voz de dos mujeres. Dos personajes bien distintos, una es fotógrafa y la otra científica, que se ven obligadas a exiliarse y a iniciar una nueva vida. Así, en el texto ese abandono forzoso del hogar se presenta con un uso poético del lenguaje y un toque de humor que fascinó a esta actriz zamorana que representa a uno de los personajes y a Ori Esteban que interpreta el otro papel. Ambas están dirigidas por Juan Luis Sáez.

En su opinión, el texto de Arístides Vargas se diferencia de otras obras en las que se aborda el drama de los exiliados «porque él habla de cómo se vive esa situación, desde el interior de las personas. Es obvio que para describir esta situación es muy importante el cómo el por qué y como se produce la llegada a otro país, pero este autor habla de algo que a mí me conmovió profundamente. Habla de lo que tiene que llegar a ser alguien que es obligado a dejar su tierra. Es decir, hablamos de alguien que tiene que dejar de ser lo que era para construirse como una persona nueva en el lugar al que llega», señala.

En ese viaje, en esa nueva vida, tal y como señala esta actriz y productora, es muy importante el olvido, «todo lo que debes olvidar y dejar de ser para construirte de nuevo. Hay personas que son capaces de hacer ese trayecto personal y otras que no lo logran». En el texto que esta tarde se ofrece en la Muestra se nos presentan esas dos formas de vivirlo con la distinta reacción de esas dos mujeres, «una es capaz de aparcar lo que era para hacerse de nuevo en ese lugar y, la otra, que no lo logra, acaba sucumbiendo interiormente».

A pesar de tener una larga trayectoria en el mundo teatral, Ana I. Roncero confiesa que «es el texto más complicado al que me he enfrentado». Asegura que es difícil de aprender, «y sobre todo de interiorizarlo. También es cierto que siempre es costoso dar vida a un personaje y más en este caso en el que estás mostrando una situación que no has vivido porque todos tenemos información sobre los exiliados, pero el autor de la obra habla del exilio interior y creo que es difícil transmitir al público esa emoción». Pero -señala- «estoy tan contenta y tan orgullosa de esta obra que cada vez que me subo a un escenario con 'Flores arrancadas a la niebla' me regocijo y me reafirmo en la decisión de haber hecho este montaje», afirma.

Lo que tiene claro es que esas emociones que viven las protagonistas «son exclusivamente de mujeres. Es un texto de mujeres», insiste, y es que «lo bueno que tiene la obra, que está plagada de profundas reflexiones, es que utiliza el humor para hablar de este tipo de cosas y hay momentos en la obra que solo pueden ser vividos por una mujer».

Explica, además, que no se trata de un montaje lineal, que el espectador va a ir compartiendo ese viaje y ese exilio en diferentes secuencias «y hay un momento en el que las protagonistas tienen que pasar la aduana, y lo hacen como mujeres y lo sufren como mujeres».

La zamorana Ana I. Roncero es una vieja conocida de la compañía La Machina, cuyo director Paco Valcarce dirige también la Muestra, tal y como ella misma explica a la hora de recordar su trayectoria. «Ha sido un viaje muy largo, en el año 1987 entré a formar parte de la compañía Achiperre que básicamente se dedicaba a hacer teatro infantil. En aquella época no estaban tan en boga como ahora este tipo de espectáculos y, de hecho, he participado en muchos foros y asociaciones con La Machina porque fuimos de las compañías originarías en este país en trabajar para los niños. El caso es que esa compañía, que funcionaba en régimen de cooperativa, muere en la crisis de 2008 y entonces decido emprender mi propio proyecto», explica.

Ese proyecto que lleva el nombre de Ana i Roncero Producciones se enfocó también para espectáculos infantiles y, sin embargo, todos los montajes que ha producido son para adultos. «No ha sido de una manera consciente, pero todas las obras que hemos hecho son para adultos y enfocadas al tema de la mujer. Son obras de mujeres y para mujeres y lo curioso es que, de verdad, que no ha sido premeditado, me he dejado llevar por lo que me apetecía hacer».

¿Y ha tenido más dificultades para llegar hasta aquí por ser mujer? se le pregunta al hilo de las obras que produce. «Voy a decir que no, -asegura tras pensarlo unos segundos- porque esta respuesta tendría muchos matices. Es cierto que me he encontrado con muchas piedras que me han ido rozando el zapato, pero que no me han impedido caminar. He sufrido pequeñas zancadillas de una forma muy sutil que he podido ir capeando y que también me han servido para llegar a donde estoy», concluye.