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Reseteo del sistema

El debutante Carlos Álvarez da el triunfo a un Racing que mejoró su imagen en Pontevedra

sergio herrero

Domingo, 22 de enero 2017, 22:56

Hay quien, cuando le pega el bajón anímico, se marcha de compras. La tarjeta de crédito tiembla. Todo lo posible para parecer más guapo. Más apuesto. Y por consecuencia, más fuerte. Eso mismo debieron pensar el presidente y el técnico del Racing tras ver la depresión en la que había entrado el equipo en los últimos meses .

La derrota en casa frente al Celta B fue como tocar fondo. Un central, un extremo derecho, un mediocentro defensivo, dos delanteros... La cesta llena de productos revitalizantes con los que levantar la moral si funcionan, claro. La verdad es que a Ángel Viadero la táctica de irse al mercado le ha venido, de momento, bien como antídoto para el desánimo y el malestar general. Lo de Carlos Álvarez fue un calco de lo de Santi Jara dos semanas antes en Palencia. Bendito ibuprofeno. Efecto inmediato. El asturiano tardó apenas quince minutos en estrenarse como goleador verdiblanco. Y los males, dando muerte deportiva, por supuesto a un rival directo como el Pontevedra y en su feudo, parecieron disiparse. Un paciente menos en Valdecilla.

El Racing fue consciente de su mal. Estuvo dispuesto a ir a terapia y rehabilitarse. El primer paso hacia la recuperación definitiva. Pero aún no ha alcanzado el nivel de solidez necesario para ser el más fuerte. Aunque quiera. Durante la primera mitad, la cabeza parecía ir por un lado y las piernas por otro. El equipo de Ángel Viadero quiso volver a ser mandón sobre el terreno de juego ante un rival de su talla. Y durante gran parte del tiempo logró hacerlo. Sin la confianza inquebrantable de principio de temporada, pero al menos con cierta esperanzadora semejanza.

Así, los verdiblancos, con Dani Aquino y Javi Cobo en la punta de ataque el último fichaje, Carlos Álvarez, tuvo que esperar al segundo tiempo para entrar en la delantera dispusieron de buenas ocasiones para haberse puesto por delante en Pasarón. Los problemas para hacer gol no son nada nuevo. Una buena asistencia de Santi Jara pilló a Mikel Santamaría dentro del área granate cuando el navarro aún no había vuelto de una jugada a balón parado. El central, fuera de su hábitat, en lugar de disparar cuando lo tenía todo a su favor, decidió dar el pase atrás, donde sólo encontró rivales.

La más clara la tuvo Javi Cobo. Héber se marchó por la izquierda con una bicicleta. Su centro, perfecto, lo remató el torrelaveguense de cabeza. Picado, el balón botó en el césped y se marchó por encima del larguero.

El detalle

  • El Racing venció en Pontevedra, donde nadie había ganado en lo que va de temporada. El choque sirvió para el debut de Carlos Álvarez con la camiseta verdiblanca. El asturiano se estrenó con gol.

Pero si mente y destreza no terminaban de ir al compás, el ataque y la defensa tampoco encontraron el ritmo. El Racing volvió a vislumbrar graves problemas en la salida desde atrás y dio demasiadas facilidades a un contrincante con suficientes argumentos para dar un disgusto al equipo cántabro. Jacobo Trigo fue el primero en probar suerte con una volea tras controlar solo en el segundo palo. El remate se marchó desviado. Posteriormente, un mal pase de Samuel Llorca en la línea de zagueros propició la llegada de Mouriño hasta la frontal del área. El disparo del futbolista gallego no encontró portería.

Durante el descanso el Racing renovó su propósito de enmienda. Y Dani Aquino, que aún no había protagonizado ninguna tentativa de hacer diana, estuvo cerca de poner por delante en el marcador a los verdiblancos. El murciano se metió en el área, sorteó rivales y su lanzamiento, con poco ángulo, lo repelió el meta Edu.

El público

  • Unos 3.000 espectadores en el coqueto estadio pontevedrés. De ellos, una veintena de seguidores verdiblancos en las gradas. Las peñas locales organizaron una fiesta en los prolegómenos del encuentro de ayer.

El dominio, cada vez mayor, siguió siendo igual de infructuoso. Y el Racing volvió a correr peligro de bajón. Como anuncia el lema del Pontevedra, acuñado en los años sesenta, al conjunto dirigido por Luisito hai que roelo. Es un hueso duro. Viadero miró al banquillo, sacó la bolsa de las compras y rebuscó algo que le quedase bien en la tesitura en la que se encontraba el encuentro. Allí estaba Carlos Álvarez, el delantero que surgió de repente del Fuenlabrada.

Al equipo cántabro le vino como un traje a medida. Corría el minuto 75. Una serie de rebotes tras un lanzamiento de córner verdiblanco dejó la pelota en las piernas del exgimnástico, quien, con mucha intención, la mandó al segundo palo, lejos del alcance del meta Edu.

El gesto cambió por completo. Los jugadores verdiblancos se unieron en una piña alrededor de su nuevo compañero. Si ante el Celta B el Racing tocó el fondo, la bajada debía servir para coger impulso de cara a lo que viene. A lo más importante. A lo que, para un Racing en Segunda División B es decisivo y hasta vital. Todo pasa por volver a la élite. Devaneos. Imposible no pensar en un futuro más prometedor que este presente.

Piernas pesadas

Los últimos minutos transcurrieron dentro de lo que dictaba la lógica. El Pontevedra, sin su goleador Mario Barco, intentó lanzarse a un ataque que casi había obviado durante la segunda mitad del encuentro. Un cántabro, el ex del Tropezón Álex González, recién incorporado al terreno de juego, fue el principal peligro del equipo granate. El extremo dispuso de dos opciones para empatar el choque. Lo mismo que el ariete Mateo, con un remate de cabeza.

Al Racing le pesaban las piernas. Después de tantos dolores, éste era un mal menor. Un problema casi hasta bienvenido, como condecoración al esfuerzo realizado con premio final. El premio de un triunfo en un estadio que tenía la vitola de fortín. Hasta ayer. El Pontevedra no había perdio ningún partido esta temporada. Un empate es lo más que pudieron rumiar los rivales. Pero el Racing rompió la estadística para coger fuerzas.

La victoria deja al equipo cántabro, en lo clasificatorio, prácticamente igual que estaba. En segunda posición, a tres puntos del líder, la Cultural Leonesa que sufrió para doblegar al Izarra y con nueve de ventaja sobre los puestos que marcan el camino del play off de ascenso. Sin embargo, los tres puntos sirven de bálsamo. De una importante dosis de ese elixir que otorga la confianza; el poder. Pasarón, Pontevedra, puede ser el lugar en el que comience todo. Reseteo. Ctrl, Alt, Supr. El punto de inflexión. Del pasado se aprende. Lo dijo el filósofo argentino José Ingenieros:«Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van». A Segunda. No hay otro lugar posible en el horizonte.

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