

Secciones
Servicios
Destacamos
Pedro López Molinillo
Santander
Martes, 28 de noviembre 2023, 01:00
El pasado fin de semana, el teléfono me anunciaba un mensaje de mi amigo Joaquín Riego, rápidamente lo abrí, no eran buenas noticias. Joaquín y ... yo hablábamos de vez en cuando y él me ponía al día, como también lo hacía nuestro común amigo Javier Lebeña. Las conversaciones siempre se centraban en cuándo quedábamos para vernos y preguntarle cómo se encontraba, pues estaba enfermo desde hace un año. Esta vez, el mensaje no me lo enviaba Joaquín, era Alberto, su hijo, para decirme que su padre había fallecido.
Mi amigo Joaquín Riego se caracterizó siempre por ser un excelente relaciones públicas, una muy buena persona, un gran profesional, mejor amigo y extraordinario compañero de trabajo. Tuve la suerte de compartir quince años con él en El Diario Montañés, en la sección de publicidad, donde realizó una excelente labor. Pero Joaquín no triunfó solo en el ámbito profesional, en lo personal se esforzó creando y cultivando una maravillosa familia junto a su esposa Lucy y su hijo Alberto, a los que se unió más tarde su nuera Nela.
Tras su etapa en El Diario Montañés, y dado su talento en el mundo de la publicidad, continuó su actividad profesional hasta su jubilación, fundando una revista junto a Fernando Martínez, amigo y socio en esa aventura empresarial.
Joaquín Riego Cadelo nació el 21 de octubre de 1952 en la casa de sus padres, José y Rosario, en la santanderina calle Vargas. Nieto e hijo de panaderos de la histórica panadería Riego de la calle Vargas, cursó sus estudios en Los Agustinos. Quería ser médico y estudió para ello realizando prácticas en el hospital de Santa Clotilde y viviendo desde dentro los primeros años de la Residencia Cantabria. Pero pronto descubrió que la medicina no era lo suyo.
A finales de los setenta conoció al amor de su vida, Lucy, con la que tuvo a su hijo Alberto, que le ha acompañado hasta el último día. De profundo amor y orgullo por su Cantabria natal, junto a su familia tenía en el corazón a su querido Racing al que siguió hasta el final.
Joaquín era también un enamorado del modelismo así como de la pintura, lo que le llevó a presentar su trabajo en varias exposiciones.
Quiero finalizar estas líneas destacando a Joaquín Riego como promotor de la felicidad, pues le encantaba hacer y ver feliz a la gente. Esa era una de las cosas que le caracterizaban y que imprimían en él ese sello que lo hacía una persona tan especial y querida.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.