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Fidel Haya con su nieto Juan José García en brazos junto a la foca 'Lisa' en la cuba de poliéster en la que descansaba todas las noches en su establecimiento. : Familia Haya
'Lisa', la foca que se hospedó en santoña

'Lisa', la foca que se hospedó en santoña

Hace 25 años, el mamífero apareció en el puerto y fue recogido por Fidel Haya, que le llevaba por las noches a su mesón 'El Muelle' y por las mañanas volvía al mar

Ana Cobo

Santoña

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Lunes, 21 de enero 2019, 07:28

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Todo el mundo vino a ver a la foca. Niños, padres, abuelos hasta excursiones vinieron ...fue el no va más. El bar parecía una romería de gente». A Conchi Meave nunca se le olvidarán los días que 'Lisa' pasó junto a ella y su marido, Fidel Haya, en el mesón 'El muelle' de Santoña.

El mamífero apareció perdido un 7 de enero de 1994 en la dársena norte del puerto pesquero y revolucionó sus vidas, convirtiéndoles en los protagonistas de una entrañable historia que fue narrada en periódicos y cadenas de televisión de ámbito regional y nacional. El gran amor de Fidel por los animales le hizo preocuparse desde el primer momento por el estado de la cría de foca gris que, «probablemente llegó a Santoña arrastrada por los fuertes temporales que azotaron el Cantábrico en los primeros días de enero». Por fortuna, sin heridas y completamente sana.

Han pasado 25 años de aquello. Conchi atiende con una amplia sonrisa la visita de la periodista para traer al presente cómo ocurrió todo. «Unos policías que estaban por el puerto le comentaron a mi marido que había aparecido una foca en el muelle. Él fue a verla por si estaba herida o algo. Se encontraba fuera de la rampa y la cogió en un cesto del pan y la trajo a casa donde la metió en una bañera de plástico grande, sin agua». Empezó así una «estrecha amistad» entre Fidel y 'Lisa' que se fue consolidando a medida que pasaban los días. Yes que el animal fue devuelto al mar, donde aprovechaba para nadar en las proximidades del puerto, pero coincidiendo con las horas de bajamar, ya de noche, salía fiel a tierra firme.

Para evitar que se hiriese – con las ostras adheridas a los muelles, con las embarcaciones o le hicieran algún tipo de daño – Fidel la recogía cada día, entre las nueve y once de la noche - según el coeficiente de mareas - en el lugar donde reposaba. De ahí, la trasladaba a su domicilio ubicado en el mesón 'El muelle', a escasos metros, donde la aseaba y la dejaba descansar en una cuba de poliéster sin agua. Conchi lo cuenta cómo si lo estuviera viendo aún. «Pasaba aquí todas las noches. Las horas en las que la mar la 'echaba fuera' salía a la rampa de la dársena a dormir y reposar. Iban mi marido y mi hijo con el cesto y la traían a casa. Sobre todo, para que no le molestara nadie y no la tirarían piedras los niños».

Y es que el animal se convirtió en toda una «estrella» en la villa generando una gran expectación. Numerosas personas acudieron a contemplar a 'Lisa'. Un nombre, por cierto, que no se lo puso Fidel sino un vecino. «Un chico que la estaba mirando dijo: 'mira qué lisa es' y con 'Lisa' se quedó».

Fidel Haya y su nieto contemplan a 'Lisa', la cría de foca que acogió y cuidó en 1994.
Fidel Haya y su nieto contemplan a 'Lisa', la cría de foca que acogió y cuidó en 1994. Familia Haya

Conchi recuerda que nunca comió nada en tierra. «Intentamos darle chicharros frescos que habían traído los pescadores y no los quiso. Solo se alimentaba de peces vivos que ella cogía en la mar». Al poco de saber de su presencia, técnicos del Museo Marítimo de Santander se pusieron en contacto con su 'cuidador' y se trasladaron a Santoña para identificar al animal, manteniendo después un contacto periódico con Fidel para estar el tanto de la situación de 'Lisa'.

El mamífero marino era una cría que, al llegar a Santoña, pesaba 23 kilos y medía 1,10 metros de longitud. Su estancia en la villa le sentó más que bien pues, según recogen las crónicas de entonces, el animal engordó varios kilos a cuenta de los peces que devoraba en la zona durante el día. Los mules eran su manjar favorito. Se cree que procedía de una colonia de 'foca fraile' que existe en las proximidades de la costa francesa de Arcachón.

¿Y, después de pasar la noche aquí la devolvían ustedes mismos al mar? La mujer sonríe porque la respuesta es de lo más curiosa. «Ella se salía sola de la bañera pronto por la mañana. Abría la puerta del patio donde la dejábamos – que nunca se cerraba del todo – y caminaba (reptaba) sola hacia el puerto. Y no te creas que se iba para San Antonio u otro sitio. No sé si por el olor del mar o porque veía la rampa, ella siempre se iba en dirección al puerto.

Numerosas visitas

'Lisa' y su amigo Fidel se convirtieron en la principal atracción de la villa. Fueron muchos los que se acercaban al puerto a ver al animal pero aún mas los que acudieron al establecimiento para poder contemplarla de cerca. «¡Madre mía! Todo el mundo decía 'vamos a ver la foca'. Esto fue el no va más. Una romería. Estábamos todo el día con la puñetera foca. La gente venía al bar y les teníamos que explicar a todos lo que pasaba. ¡Y venían al bar solo a verla pero no consumían». rememora Conchi con toda la espontaneidad del mundo. Y es que hasta «vinieron excursiones», apunta. A su marido aquello le encantaba y le llenó de orgullo convertirse en el compañero inseparable de 'Lisa'. «Salimos hasta en el telediario de Antena 3». Y en todos los periódicos. De tirada nacional y regional. En el Diario Montañés se publicó la historia con todo tipo de detalles. Como que antes de dejarla a descansar en la cuba de plástico por las noches, Fidel procedía «al aseo cotidiano de Lisa, que llevaba aparejado el lavado de los ojos con manzanilla y de algún corte que hubiera podido producirse empleando agua oxigenada y mercurio de cromo».

La amistad de 'Lisa' con su cuidador y Conchi, se relata en la información, «es completa, dejándose acaricia por ambos. Lo mismo ocurre con los tres perros que Fidel tiene en casa, quienes, en principio, contemplaron con recelo al nuevo inquilino y ahora soportan su presencia con cierto respeto. Sin embargo, 'Lisa' no es tan amistosa con otros visitantes, a quienes mantiene a distancia».

La foca junto aInmaculada Haya con el pequeño, Juan José, y otro niño del pueblo.
La foca junto aInmaculada Haya con el pequeño, Juan José, y otro niño del pueblo. Familia Haya

Y es que Fidel sabía tratarla y quererla. No en vano, el hombre, natural de Escalante, tenía una finca en esta localidad vecina en la que cuidaba a cerca de 150 animales que los cazadores le entregaban heridos. Cigüeñas, aguiluchos, mirlos, hurones, urracas, tejones... formaban parte de su familia. «Tenía pasión por los animales».

Sobre la duración de la foca en aguas del puerto, Conchi no es capaz de recordar el periodo concreto. «Estuvo con nosotros mucho tiempo» Más de un mes seguro. Porque el 12 de febrero aún se seguían publicando noticias del acontecimiento. «Una de las noches, a eso de las once, fueron a buscarla pero se volvió a meter en la mar y desapareció para siempre». Una marcha que tanto Fidel como su mujer sintieron mucho porque, como dijeron entonces, «nos hemos encariñado con ella y estamos dispuestos a cuidarla en todo momento». Pero la mar era su hábitat natural y al que debía volver.

Los medios se hicieron eco de la noticia

La entrañable amistad que forjó Fidel con la foca 'Lisa' acaparó la atención de medios de comunicación tanto nacionales como regionales. El Diario Montañés fue uno de los que relató esta noticia en sus páginas. El entonces corresponsal de Santoña, Antonio Cefalú, publicó el 1 de febrero de 1994 una información titulada 'Lisa, la foca que habita en el puerto desde el 7 de enero, pasa la noche en casa de un vecino', recogiendo amplias declaraciones de Fidel, todo ello ilustrado con una fotografía. El periódico ABC también se hizo eco de esta información que publicó un 12 de febrero.

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