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La investigación relativa al incendio en el edificio de Juan de la Cosa (Santander) del pasado 17 de enero se encuentra en punto muerto. Ha ... pasado más de un mes desde que el magistrado Luis Enrique García emitió una orden de busca y captura frente al inquilino de la habitación en la que se originó el fuego, un hombre de 61 años, del País Vasco, y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado aún no lo han localizado.
Esta circunstancia –que suele producirse en algunos casos, según señalan fuentes judiciales– está retrasando la instrucción del caso. Y es que el instructor quiere tomar declaración al investigado y que esté personado en el procedimiento para después practicar las correspondientes testificales. Sin embargo, si se prolonga mucho la localización del investigado no le quedará otra opción que continuar con la instrucción tomando declaración a los testigos en primer lugar.
Como ya avanzó este periódico, al día siguiente de los hechos los investigadores encontraron a este vecino en el faro de Cabo Mayor, en Mataleñas, desde donde fue trasladado a la Unidad de Psiquiatría de Valdecilla, dado el estado de salud en el que se encontraba como consecuencia del trágico suceso.
De allí fue derivado al Hospital de Basurto y, a partir de ahí, se perdió su rastro. Todos los intentos del juzgado por dar con este hombre han resultado infructuosos. Ni a través de los hospitales donde ha estado ingresado ni con la ayuda de la Policía han podido recabar una dirección donde poder enviarle la citación para que acuda a declarar.
Según las primeras pesquisas, todo indica que el día del suceso el investigado debió de encender incienso, velas y aceites aromáticos y «se quedó dormido». Cuando se percató de la presencia del fuego, realizó alguna acción, «como abrir una ventana, que, lejos de ayudar a sofocar las llamas, las habría avivado». Y después «se debió marchar de la vivienda sin decir nada a nadie», aunque este extremo se tiene que aclarar.
Lo que provocó el siniestro fue el «uso de incienso, velas y aceites aromáticos», según informó la Policía Nacional el pasado mes de febrero. El incendio se localiza en un único foco primario en una de las habitaciones del 5º izquierda, y considera que el origen «no fue intencionado».
El instructor imputa al investigado, en principio, tres supuestos delitos de homicidio por imprudencia grave y un cuarto delito de omisión del deber del socorro, a la vista de las actuaciones realizadas hasta ahora. Y todo ello a la espera de tomarle declaración y de conocer si padece alguna enfermedad mental, lo que afectaría a su condición de investigado. Y es que en caso de confirmarse que padece algún problema psiquiátrico podría ser declarado inimputable (no es responsable penalmente de un delito cometido, ya que no comprende las consecuencias que esto puede ocasionar).
Como se recordará, el trágico incendio comenzó pasadas las nueve de la mañana del 17 de enero en la quinta planta del edificio de Juan de la Cosa 33 (un inmueble de madera) y generó una densa humareda que se propagó rápidamente hasta el sexto (la buhardilla), donde residían los tres fallecidos, a los que previsiblemente no les dio tiempo a abandonar su casa antes de verse afectados por el humo.
Pilar y Paco no sobrevivieron, y un tercer hermano, Domingo, que también estaba en el ático, fue trasladado e ingresado ese mismo día en Valdecilla, donde también murió días después.
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