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El cambio más visible. Las antiguas salas Bringas y Riancho componen ahora un único espacio más amplio tras retirar el tabique que las separaba. Con el grueso de la obra ya ejecutado, en este lugar quedan las tareas de remate, lo que hacía uno de los operarios este viernes subido a un andamio

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El cambio más visible. Las antiguas salas Bringas y Riancho componen ahora un único espacio más amplio tras retirar el tabique que las separaba. Con el grueso de la obra ya ejecutado, en este lugar quedan las tareas de remate, lo que hacía uno de los operarios este viernes subido a un andamio Daniel Pedriza

Un paseo por las obras del Palacio

Los trabajos en el gran edificio de la península de La Magdalena estarán acabados «para mediados de julio»

Álvaro Machín

Santander

Lunes, 15 de junio 2020, 07:07

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Se abre la puerta y aparece ante la vista un espacio amplio, con un llamativo ventanal al fondo por el que se cuela nítido el azul del mar. No hay rastro del antiguo tabique que separaba las salas Bringas y Riancho. Eran dos y ahora es una sola. Más amplia, «más versátil». Hay un pintor subido a un andamio justo donde estaba el muro, del que no quedan pistas. Aquí están ya rematando, en el punto tal vez más apreciable de los trabajos que se ejecutan estos días en el Palacio de La Magdalena. El lugar en el que es más fácil señalar las diferencias entre el antes y el después. Blanca de la Fuente, la directora de obra, resume la idea general. Más que una reforma es «una adecuación a las necesidades actuales». No es una gran transformación a simple vista. Más bien, renovar lo deteriorado y mejorar la funcionalidad de las instalaciones, acorde a las necesidades actuales del edificio. Para «mediados de julio», apuntan, estará terminado.

El suelo se ha renovado en el Salón de Baile o en el de Familia (en la imagen). Las piezas incluyen maderas de tonos distintos, que son de nogal, jatoba, roble y haya. Daniel Pedriza

Carpintería, todo lo relativo a servicios, parte de los suelos, instalación de nuevas tecnologías... Aún así, más allá de lo hecho en esas dos salas que ahora es una sola, la obra sí se nota al pasear por el edificio. «No entrar. Suelo encolado», pone en la puerta del Salón de Baile. «Es un suelo artesanal con las mismas dimensiones que el que había antes», explica Carlos Mas, jefe de obra. Se ve aún más claro en el cercano Salón de Familia, en el que el famoso cuadro de Sorolla está ahora tapado y protegido, como si vigilara. El nuevo suelo «es una réplica» del que había antes. «Es un damero en el que cada pieza se va encajando». Una especie de puzle con porciones (cada una es de un tono) de nogal, jatoba, roble y haya.

Y más cosas. Han renovado todos los equipos de las cocinas, en la planta baja, donde este viernes trabajaban en la red de agua. «Estará hecho el 80-85% de la obra. Ahora es, sobre todo, cuestión de rematar, pintar, repasar... El último arreón. El grueso ya está, pero lleva un trabajo importante de remate por detrás».

Todo eso, por dentro. Porque en el exterior se nota la tarea de limpieza de los muros –muy visible en la entrada, mucho más blanqueada– y se ve claramente el cambio en las fachadas en las que las nuevas ventanas están ya rematadas (se han sustituido el 95% de las ventanas del conjunto). Además, también por fuera, «en cuanto a la pavimentación, se ha cambiado prácticamente todo el anillo que rodea el edificio, que era del año 95». Queda, en este punto, la renovación de las farolas, que incorporarán asientos cerca de la barandilla para ver el mar.

Los otros edificios

En realidad, es un tres en uno. Palacio, Paraninfo y Casa de los Guardeses. Tres obras. Empezaron en noviembre y el presupuesto es de algo más de 2,5 millones de euros. «Con el coronavirus tuvimos que parar quince días, pero el efecto muelle sobre los gremios o los suministros supuso en la práctica algo más de retraso», aclaran los responsables. De todos modos, aseguran que van en tiempo.

Izquierda: Las nuevas butacas, ya instaladas, combinan los tonos azules y amarillos como combinación del mar y la arena. / Derecha: Las obras en la Casa de los Guardeses, junto a la entrada del recinto, supondrán una transformación del interior del edificio.
Imagen secundaria 1 - Izquierda: Las nuevas butacas, ya instaladas, combinan los tonos azules y amarillos como combinación del mar y la arena. / Derecha: Las obras en la Casa de los Guardeses, junto a la entrada del recinto, supondrán una transformación del interior del edificio.
Imagen secundaria 2 - Izquierda: Las nuevas butacas, ya instaladas, combinan los tonos azules y amarillos como combinación del mar y la arena. / Derecha: Las obras en la Casa de los Guardeses, junto a la entrada del recinto, supondrán una transformación del interior del edificio.

El final «oficial» está fijado a mediados de agosto, pero acabarán antes. En el Palacio y también en el Paraninfo; ahí también estiman que a mediados de julio. En este caso, han cambiado las butacas –ahora son de los colores del nuevo logo de Santander, con una combinación de asientos azules por el mar y amarillos por la arena–, el suelo (de efecto 'jean', vaquero) y se ha ganado en capacidad en el palco superior al retirar dos de las cabinas de traducción (quedan cuatro). Esto tiene que ver con uno de los aspectos fundamentales del proyecto. Ahora los edificios están conectados. Trabajo de nuevas tecnologías. Así, desde las cabinas del propio Palacio podrían efectuar la traducción del Paraninfo, por ejemplo. Además, el escenario, que estos días está patas arriba, incorporará una nueva iluminación escénica que ofrecerá mayores opciones para la representación.

Queda la tarea en la Casa de los Guardeses, muy cerca de la entrada al recinto. Si lo del Palacio es una «adecuación» esto es obra transformadora. Más visible. La planta baja se está adecuando para un local y la superior, para oficinas. «Se ha renovado prácticamente toda la estructura», señalan De la Fuente y Mas. A día de hoy, el trabajo «en cuanto a las instalaciones está ya avanzado», pero en el acabado de suelos y paredes queda bastante por hacer. «Se ha mantenido el caparazón del edificio y los muros de carga, pero todo lo demás se ha reformado». De hecho, lo que antes era un espacio «muy compartimentado» ahora es un lugar «más grande y luminoso». Se nota que aún falta y, por eso, los plazos aquí irán con «unos quince días más» que en los otros dos edificios.

Queda, si acaso, un detalle. Como en todo ahora: a las obras previstas hay que añadirles lo relativo a la seguridad. Lo obligado por la pandemia.

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