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Imagen de hace unos días del intercambiador de El Sardinero. Esta infraestructura, como todas las demás, se aprovechará en el futuro como parada. Roberto Ruiz
El plan estrella que se ha estrellado

El plan estrella que se ha estrellado

MetroTUS ·

Los clientes del TUS dicen que el modelo no ha funcionado «porque las frecuencias no se cumplen» y porque no les preguntaron sobre sus necesidades

Violeta Santiago

Santander

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Domingo, 26 de agosto 2018, 07:35

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Sobre el papel, el MetroTUS iba a ser un sistema «de alto nivel de servicio» con el que descongestionar de autobuses el centro de Santander, enlazar zonas de la ciudad que no habían estado comunicadas antes y sumar adeptos al transporte público, lo que mejoraría el medio ambiente en la ciudad. En suma, pondría a la capital en el disparadero de la movilidad moderna. Pero llegó la señora Mercedes (ejemplo de cualquier mujer de cualquier barrio del extrarradio) y, con su negativa a hacer un transbordo que no había tenido que hacer en su vida, echó abajo un modelo diseñado por un reputado grupo de investigación de la Universidad de Cantabria e implantado –al principio con fe ciega y enseguida ya no tanto– por el Ayuntamiento de Santander. Gema Igual ya solo lo mantendrá en pie hasta el 1 de noviembre. Ese día, el proyecto estrella de la legislatura (y estrellado casi desde el minuto uno) pasará a mejor vida y la señora Mercedes recuperará lo que reclamaba desde febrero: que le devolvieran el autobús que la llevaba directa al trabajo, con el que se arreglaba para volver el sábado noche del Palacio de Festivales sin pagar un taxi y el que le facilitaba llegar al mercado, cargar y volver. La señora Mercedes (de San Román, de Cueto o Peñacastillo) quería que le reembolsaran su tiempo.

El origen del proyecto

La primera vez que se oyó el concepto MetroTUS en público corría 2014 y se presentó como un plan basado en una línea exprés y otra troncal. Se le denominó 'MetroBus' y el entonces alcalde (Íñigo de la Serna) anunció que «revolucionaría la comunicación colectiva en el centro y transformaría la vida en la ciudad». Para 2014, el proyecto llevaba ya tiempo en la cocina del Grupo de Investigación de Sistemas de Transporte (GIST). La idea data de 2002, aunque no se entró de lleno a guisarla hasta 2006, lo que supone que hubo 12 años de planificación. Por cierto, sin que ningún sector de la ciudad lo hubiera pedido de forma organizada: hace tres años, los usuarios del TUS (Transporte Urbano de Santander, empresa municipal) le ponían una notable (7,6) al servicio.

La importancia de la señora Mercedes

La señora Mercedes importa en esta historia porque el TUS sabía que más de la mitad de sus usuarios son mujeres mayores de 55 años. Esta edad es un promedio, lo que significa que si uno sube a un autobús verá siempre gente que peina canas, ya que –además– solo una persona de cada 10 lo usa para ir a estudiar. Pero cuando la Universidad de Cantabria estudió fortalezas y debilidades de la red de transporte eligió a ocho ciudadanos cuya edad media fue de 37 años. Preguntados por los transbordos, estos opinadores dijeron que a ellos no les condicionaría ni les impediría coger del bus. Y añadieron: «En el caso de las personas mayores» el transbordo «sí puede llegar a ser un inconveniente». Sacar el proyecto teórico a la realidad ha supuesto, de hecho, el choque con todos aquellos santanderinos que le han dicho que ni hablar a bajar y subir de un bus para hacer el mismo camino. Ibeas, que definió hace años su propuesta como una «solución matemática» que traería beneficios sociales no contó con la parte social que tiene nombre y apellidos.

¿Cuánto ha costado?

El Ayuntamiento está empeñado en difundir que el proyecto ha costado solo 2,7 millones de euros, que desglosa en los 2,3 millones de la obra civil (las infraestructuras, que son aprovechables) y los 375.000 euros «que corresponden a la primera anualidad de los cinco autobuses articulados adquiridos por renting».

Esta afirmación induce a error, porque el 'renting' es una fórmula de pago a 10 años y, cada ejercicio, el Ayuntamiento tendrá que desembolsar esa misma cantidad: 375.000 euros. Total, que en buses el Consistorio se ha gastado más 3,7 millones de euros aunque no los haya desembolsado de golpe. A estas cantidades hay que añadir que se han modificado los proyectos de las nuevas cocheras y una rotonda para que puedan circular los autobuses de 18 metros que todo el mundo identifica con el MetroTUS. Son 600.000 euros más, lo que haría un total de 6,6 millones.

El Ayuntamiento y la Universidad no desvelan cuánto dinero ha costado su colaboración en materia de tráfico desde 2006

Sin embargo, falta un dato económico para conocer el coste global. No lo han difundido ni la Universidad de Cantabria ni el Ayuntamiento de Santander pese a que ambas instituciones son públicas y presumen de transparencia y pese a que ambas se sostienen con los impuestos de todos: cuánto supuso diseñarlo. El Ayuntamiento se ha limitado a explicar que mantiene en vigor un acuerdo de asesoramiento con el grupo citado de investigadores, al que se consulta sobre numerosos temas (no solo sobre éste), pero no facilita el dato de cuánto le ha costado desde 2006 esta relación estable.

Ahora es 'vox populi' que este vínculo Ayuntamiento-Universidad no pasa por su mejor momento. En febrero, cuando empezaron los líos con los usuarios, Gema Igual no tuvo empacho en señalar como culpables de los desajustes horarios a los 'padres' intelectuales del proyecto. A día de hoy, evita la crítica. La Universidad –en boca de todos los santanderinos por la «chapuza»– ha decretado un cerrojazo informativo.

La obra civil

Adaptar la fisonomía de la ciudad al nuevo modelo de TUS llevó bastante más de un año. Se construyeron dos intercambiadores (en El Sardinero y en Valdecilla) para hacer de receptores de los viajeros del extrarradio, se modificaron el Paseo Pereda y otras calles para construir un carril-bus que también pueden usar taxis, motos y servicios de emergencia y se cambiaron marquesinas porque los autobuses largos requerían paradas más adecuadas. Se anularon más de 130 plazas de aparcamiento y se revisaron zonas de carga y descarga. Todo para darle prioridad y, así, velocidad a los autobuses que recorren la Línea Central, que enlaza Valdecilla con los Campos de Sport con la que, en teoría, se reducirían los tiempos de viaje en un 25% en un sentido y un 36% en otro. El Consistorio mantiene que los santanderinos que la usan están muy satisfechos con ella, por lo que se mantendrá.

La rebelión inmediata

El modelo arrancó el 1 de febrero y la rebelión de los usuarios fue inmediata. No respondió a las expectativas creadas porque «los horarios no se cumplían», según todas las fuentes consultadas, y por el rechazo total a transbordar de aquellos que estaban obligados. Solo ocho días después de haber empezado las nuevas rutas, los vecinos (y sobre todo las vecinas) de Peñacastillo ya estaban en llamas, pidiendo la vuelta al sistema de los últimos 15 años.

Solo ocho días después, los ciudadanos transmutaron en votantes que anunciaron en cada asamblea, concentración o manifestación que cambiarían de papeleta para las próximas elecciones municipales, una clara amenaza para el PP. El Ayuntamiento empezó a modificar rutas –lo que algunos vieron como el principio del fin del MetroTUS– en medio de declaraciones de la alcaldesa tanto a favor de los vecinos como a favor de su proyecto, lo que era imposible de casar.

La oposición política municipal, que ya había advertido muchos meses antes que el plan era un «despropósito», graduó al alza sus críticas y pidió dimisiones, sin resultado. El miércoles próximo, los partidos vuelven a la carga ya que han llevado al pleno una moción pidiendo la reprobación de Gema Igual y el cese de José Ignacio Quirós, concejal de Movilidad Sostenible.

Las explicaciones de los usuarios

Para los usuarios, ¿cuáles han sido las claves que han gripado el proyecto? Para Cristina (45 años, La Maruca), que se había dicho que las comunicaciones serían más ágiles «y no ha sido verdad, ha sido todo lo contrario». Esta vecina ejemplifica con una mujer de Monte que podía volver desde la Cuesta del Gas a comer a su casa con el sistema anterior, pero que con las frecuencias del MetroTUS, ya no podía. «Y eso es un perjuicio grandísimo».

María (60 años, Peñacastillo) piensa que «lo técnico tenía que haber estado al servicio de nuestras necesidades y no al revés, porque nos han puesto a los vecinos al servicio del MetroTUS. Los datos que tenían no estaban nada pegados a la realidad». En su zona, la gente incluso han mantenido un chat de Whatsapp en el que se han ido volcando las historias kafkianas. «Han sido muchas penalidades diarias y nos animábamos mutuamente». De cara al futuro, Peñacastillo pedirá conexiones directas con dos centros de salud. «No tenemos y eso no hay quien lo entienda».

Agustín (47 años), usuario intensivo del TUS, está convencido de que quien diseñó el modelo «no ha cogido un autobús en su vida». Le ve dos defectos fundamentales: «Que han destrozado el centro para hacer un carril-bus con el que se ganan pocos segundos de rapidez y, por tanto, es ilógico». Y dos, «que no había ninguna necesidad de los cambios de rutas. Con algunos ajustes puntuales hubiera valido».

No comparte su opinión del carril- bus el secretario del comité de empresa del TUS, Vicente Rodríguez (de UGT), que señala que esta vía exclusiva «agiliza mucho» y que la Línea Central es «útil, porque moviliza a mucha gente». Rodríguez dice que los conductores han sido sufridores de la situación porque todas las quejas se las han tragado ellos en primera instancia «aunque no eran contra nosotros». ¿Qué han visto los profesionales? «Que los más afectados eran los usuarios del extrarradio, con diferencia. Y que la gente mayor estaba indefensa».

La vuelta al antiguo sistema

Sobre la vuelta al antiguo sistema que está por llegar estarán muy pendientes en la Plataforma Transporte Santander, en los partidos de oposición y, sobre todo, los santanderinos. Porque todos quieren lo antiguo, pero mejorado. Queda mucho debate por delante.

La Plataforma Transporte Santander

«Ha sido un problema social: le tocaron a la gente sus rutinas»

Se han llevado el gato al agua y ni siquiera han querido sacar mucho pecho porque siempre mantuvieron que daban la batalla a favor de los vecinos y no contra el Ayuntamiento ni contra la Universidad de Cantabria. Son Miguel, Carmen y Mariluz, de San Román, que tiraron adelante constituidos en plataforma al ver que la asociación vecinal de su pueblo no llevaba al Consistorio sus demandas sobre el transporte.

Es Esteban, de Peñacastillo, que fue el último alcalde de este pueblo –por la UPCA de Juan Hormaechea– y que volvió estos meses a la primera línea porque se lo pidió un grupo de vecinas y «solo circunstancialmente».

Son Ricardo y Fernando, de Campogiro, que acaban de inaugurar allí un local de la asociación San Joaquín financiado por el Ayuntamiento. Son Juanjo y Luis, representantes de asociaciones vecinales de zonas muy populosas de Santander como Castilla-Hermida (el primero) y Cazoña (el segundo). Son Enrique y Ricardo, de organizaciones como la Unión de Consumidores y la Fecav.

Es Santiago, presidente de la Asociación de Vecinos de Cueto, que tiene claro por qué se ha venido abajo el MetroTUS. «Para empezar, no hubo buena información en los barrios. Luego vino que los más perjudicados fueron los mayores: ellos no tienen aplicación de móvil. Los cambios les rompieron rutinas como ir al mercado o bajar al centro a relacionarse». A los veteranos «les cuesta adaptarse. Por eso siempre dijimos que esto era una cuestión social, no política. A la gente le cambiaron el cuento y por eso salió en manifestación». Algunos, por primera vez en su vida.

Los miembros de la plataforma, vecinos de a pie, que el martes se congratularon públicamente de lo conseguido.
Los miembros de la plataforma, vecinos de a pie, que el martes se congratularon públicamente de lo conseguido. Javier Cotera

¿Quién es quién en la foto?

  • 1. José Miguel Santiago. Es conductor del TUS y presidente de la asociación Piedras Blancas de San Román.

  • 2. Carmen Castillo. Filóloga y vecina de San Román de la Llanilla. Portavoz de la Plataforma Transporte Santander.

  • 3. Santiago Sierra. Delineante. Presidente de la Asociación de Vecinos de Cueto, fue cabeza visible de las protestas contra la Senda Costera.

  • 4. Ricardo Mora. Jubilado, presidente de la Asociación San Joaquín, de Campogiro.

  • 5. Juan José de la Torre. Trabajador de Global Steel Wire, presidente de la asociación 'Los Arenales' de Castilla-Hermida.

  • 6. Mariluz Gómez. Ama de casa. Plataforma vecinal de San Román.

  • 7. Fernando Oria. Prejubilado del Banco Santander. Asociación San Joaquín de Campogiro.

  • 8. Enrique Solís. Abogado, representante de la Unión de Consumidores.

  • 9. Ricardo Sainz. Comercial y presidente de la Fecav (Federación Cántabra de Asociaciones de Vecinos).

  • 10. Luis Huerta. Jubilado del Puerto de Santander y vicepresidente de la Asociación 'Amigos de Cazoña'.

  • 11. Esteban Rebolledo. Mando intermedio en Industrias Hergóm. Fue el último alcalde de Peñacastillo con la UPCA.

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