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"La figura de Argenta se ha frivolizado"

Lola Gallardo | Santander

Madrugada del 21 de enero de 1958. Madrid. El músico natural de Castro Urdiales Ataúlfo Argenta tenía una cita secreta con la joven alumna de piano francesa Sylvie Mercier. Iban a pasar una noche furtiva en su casa de Los Molinos. Estaba acurrucado junto a ella en el garaje con el motor de su Austin encendido y el anhídrido carbónico lo sumió en un sueño del que nunca despertó. Ella sí.