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Los jugadores del Barcelona celebran el primer gol, nada más empezar el partido. :: G. NACARINO
RACING

LEY DE VIDA

El Racing cayó en Barcelona en un partido digno pero sin historia desde el primer minuto gracias al gol de Pedro

ÁLVARO MACHÍN

Domingo, 23 de enero 2011, 00:59

Lo peor que le pude pasar a un jugador de baloncesto es acabar jugando en los New York Nationals. Sus jugadores forman el quinteto que sale a pista una vez por semana frente a los Harlem Globetrotters. Saben que van a perder siempre y que sus rivales les usarán para exhibirse. Ellos van a ser las víctimas de la diversión. Y eso pasa desde el primer minuto. Como al Racing. Sus dos primeros minutos en el Nou Camp fueron tan débil como de costumbre. Pero es cierto que sus 88 restantes minutos estuvieron a una aceptable altura. Da la impresión de que lo mejor que un equipo como el cántabro puede obtener en Barcelona es una derrota digna. Eso, y tres goles, obtuvo el Racing.

A Portugal le gustó que Guardiola le dijera en la primera jornada que era un orgullo que los equipos pequeños imitaran su modelo. Le encantó. Por eso ayer buscó lo mismo. Messi le dijo a Pedro que matara cualquier atisbo de emoción en la primera jugada. Pared con Villa, balón picado y el canario sólo tuvo que empujar. Fin del partido con un mundo por delante.

Y el caso es que el Racing no lo hizo mal en la primera parte. A los quince minutos, Rosenberg regateó a Puyol, disparó a puerta y obligó a Valdés. Intentó llegar tocando y no dejar demasiados espacios. Queda saber si fue el once de Portugal o el gol tan temprano el culpable de que el Barcelona pareciera más espeso de lo habitual. Tocaba y tocaba, pero con una lentitud poco reconocible. Aún así, Toño ya era el mejor del rival y se exhibió en el Nou Camp con un par de intervenciones precisas. Sobre todo, una doble. Se la sacó a Messi y a Puyol con apenas cinco segundos de distancia.

Pasada la media hora, un penalti de Henrique supuso la rúbrica al certificado de defunción para los cántabros. Francis no estaba en la banda y el brasileño se asustó a al ver a un Villa demasiado errático tan de cerca. El 'guaje' trabó el balón entre sus piernas y la bota del racinguista entró al trapo. Le tocó. Tal vez no tan fuerte como para tirarle, pero le tocó y el árbitro señaló lo más fácil en el campo del líder. Messi la empujó con delicadeza y el balón le susurró al palo antes de entrar.

Ocasiones para el Racing

Dos por debajo en media hora al Racing le quedaba la dignidad y la imagen. Y mantuvo ambas a una altura suficiente. Con su apenas 28% de posesión de balón al menos asustó en las postrimerías de la primera parte. Adrián remató de cabeza un pase de Kennedy, Torrejón peinó un córner desde el primer palo y Rosenberg se la dejó a su compatriota para que lo intentara. Fue, como decían los propios futbolistas al final del partido, «un partido decente».

Piqué entró al campo y Puyol ya no saltó al terreno de juego en la segunda parte. Los primeros minutos le sirvieron al Racing para certificar su derrota digna. Empezó atacando, llegó con cierto peligro y evitó hasta donde pudo que el partido se convirtiera en un tostón sin intriga ni emociones. En ese sentido, Adrián hizo un buen trabajo. Fue, de largo, su mejor partido desde que llegó a Santander. Se sacó un par de disparos desde la frontal y estuvo presente, algo que no había hecho hasta ahora. Ayer sí pareció útil.

De hecho, la estadística les daba a los cántabros un ocho a cuatro en contra en número de ocasiones. No es una mala cifra. De hecho, mejor que la que en su día firmaron equipos más potentes. Es de los pocos consuelos que se pueden obtener ante el mejor equipo del mundo.

Pero el Barça es capaz de marcar incluso cuando no está presente. Cuatro atacantes frente a siete defensores. Pero ni la inferioridad es un impedimento demasiado grande si combinan Villa, Pedro e Iniesta, que le volvió a marcar a los verdiblancos, aunque fuera de rebote, como ya hizo en la primera vuelta.

Arana, Luque y nada más

Desde ahí hasta el final, el partido careció de los ingredientes que le dan valor al fútbol. El mejor ejemplo de la falta de tensión fue que los noventa minutos no depararon ni una tarjeta amarilla. Y, cuando no hay emoción ni competencia, los entrenadores ayudan a llenar las crónicas a base de anécdotas. Arana saltó al terreno de juego en el minuto 59. No había vuelto a jugar desde la quinta jornada. Apenas participó en el juego pero su retorno fue una buena noticia pensando en el futuro.

Mientras Villa seguía ayudando a Toño a exhibirse, Rosenberg le dejó el sitio a Luque, ese chico que siempre entrena con el primer equipo pero que nunca encontraba un hueco para jugar. Ayer lo tuvo y, posiblemente, no lo olvidará nunca. Un debut siempre es una buena noticia y si el Nou Camp es el escenario merece la pena guardar el recorte del periódico.

El público se divertía con las pequeñas exhibiciones particulares de las estrellas. Una carrera de Pedro para evitar que un balón saliera fuera y la diagonal que siempre hace Messi sirvieron para despertar alguna ovación. O el cambio de Xavi, al que su equipo ya no necesitaba con todo absolutamente resuelto. Y así se fue muriendo el partido. Con los comentaristas de radio haciendo chistes sobre la llegada de 'Míster Alí', la vaca Tula y la publicidad que el Racing luce en su camiseta.

Tras perder en 1962, los Harlem Globettroters sólo perdieron dos partidos en los siguientes 38 años (jugaron 12.596 encuentros). Jugar en los New York Nationals no depara más que derrotas dignas.

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