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Centro Receptor del Ecomuseo Saja-Nansa situado en la Casa Rectoral de Puente Pumar. :: J. ROSENDO
POLACIONES

Polaciones, buena tierra, patrimonio y tradición

Una digna escapada para disfrutar con el paisaje, los monumentos y la gastronomía VALLE DEL NANSA

JOSÉ LUIS PÉREZ

Sábado, 27 de agosto 2011, 02:01

En el curso alto del río Nansa, a unos 104 km de Santander, el viajero encuentra el municipio de Polaciones (90 kilómetros cuadrados), un territorio rural, sometido históricamente a un riguroso aislamiento geográfico que ahora se acentúa por un lento e irreversible proceso de despoblación. En la actualidad, apenas cuenta Polaciones con unos 250 habitantes, distribuidos en 12 núcleos de población, cuando a principios del siglo XX llegó a tener por encima de los 1.200. Sin embargo, su riqueza de recursos naturales, paisajísticos y culturales convierten a este rincón de Cantabria en un destino recomendable por su autenticidad, una esencia resguarda de las amenazas de la explotación irracional del hombre y de la fiebre constructiva que en otras zonas ha desfigurado el horizonte.

La economía de esta zona es de montaña, agrícola y ganadera, con un especial protagonismo para la vaca tudanca sin olvidar a yeguas, ovejas y cabras, teniendo el sector servicios una presencia creciente para dar atención al turista que busca la contemplación del paisaje (bosques de haya, roble, avellano y acebo, y praderías) y de los monumentos históricos, la tranquilidad y el sosiego, así como también una gastronomía tradicional, basada en la calidad de la materia prima.

En los últimos años, el Programa Patrimonio y Territorio de la Fundación Botín que dirige José María Ballester ha trabajado en Polaciones y en otros cinco municipios de los valles del Nansa y Peñarrubia con el objetivo de favorecer un modelo de desarrollo económico y social sostenible. De este modo la puesta en valor de sus recursos se está plasmando en las actuaciones de rehabilitación de edificios, en las publicaciones, en el impulso a proyectos de emprendedores .

El territorio del valle de Polaciones está presidido por las sierras de Peña Sagra, Peña Labra y El Cordel, cuyas cumbres superan los 2.000 m de altura. Entre las altitudes destacadas, pueden nombrarse las siguientes: Peña Labra (2.018 m de altitud), el Cuernón (conocida en Polaciones como Pico del Mediodía, de 2.046 m), Pico Astillas (1.491 m), Pico Tres Mares (2.175 m), Cueto Cucón (1.956 m), Cueto Escajos (1.517 m), Cueto Jelgueras (1.745 m), Cueto La Concilla (1.922 m) o Cueto la Jaya (1.311 m). El acceso a este elevado valle se realiza a través de la Hoz de Bejo, una garganta excavada por el río Nansa en las estribaciones de Peña Sagra. También conocida como Peña Bejo o Caos de Bejo, su cerrada configuración fue aprovechada para la construcción del embalse de La Cohílla. Desde un mirador se observa una imponente vista sobre esa escarpada garganta abierta por el río Nansa. Los glaciares han dejado aquí impronta de su paso, con formas morrénicas conservadas y valles en forma de 'U'.

Los primeros testimonios de vida humana en esta zona son de la Edad del Bronce. En los collados de las altas montañas de Polaciones, en concreto en el collado de Sejos, se descubrieron a comienzos de los años ochenta los menhires de Sejos con grabados esquemáticos. Se trata de testimonios megalíticos que los arqueólogos han datado 2.500 años antes de Cristo.

Pueblo a pueblo

En el territorio purriego, como así se conoce esta zona, cada población tiene su encanto y merece la pena una visita antes de decantarse por un restaurante para almorzar o de un establecimiento de turismo rural donde alojarse.

Belmonte. Destacas su iglesia parroquial de Santa María Magdalena, de 1836, y su conjunto de arquitectura civil con casas populares, aisladas o en hilera.

Callacedo. Restos de un antiguo molino en ruinas.

Cotillos. En el pueblo más alto de la región, el visitante encontrará la ermita de San Miguel del siglo XVII o XVIII y casas populares.

La Laguna. Celebra San Antolín el 2 de septiembre con una feria de año.

Lombraña. La capital municipal está a una altitud de 900 metros. En este pueblo se alza la única iglesia del municipio, la de San Sebastián, que conserva vestigios de época románica. Además, cuenta con notables construcciones civiles, entre ellas destaca la casa del Conde de Rábago, un indiano, llamada casona de Lombraña, del siglo XVIII, que presenta una fachada en la que se utilizan sillares de dos tonalidades, creando por su alternancia una curiosa bicromía. En Lombraña nació el ex presidente regional Miguel Ángel Revilla Roiz (1943).

Pejanda. Debe visitarse aquí la capilla de Nuestra Señora de la Luz, patrona del municipio, ya que la arquitectura civil es moderna.

Puente Pumar. Núcleo con interesante arquitectura, desde la iglesia de Santa María, que tiene su origen en el siglo XVII, hasta la antigua Casa Rectoral transformada en Centro Receptor del Ecomuseo Saja-Nansa, sin obviar la Casona de los Cossío o la Casa de los Coroneles, buenos ejemplos de edificios de sillería del siglo XVIII.

Salceda. La edificación más notable en esta localidad es el Santuario de Nuestra Señora de la Sierra, de la segunda mitad del siglo XVII.

San Mamés. El templo de esta localidad es una referencia arquitectónica en el municipio, tanto por su belleza artística, data de 1798, como por la modélica y compleja restauración acometida por la Fundación Botín con cargo a su programa Patrimonio y Territorio, tanto en el propio edificio como en su entorno. Su arquitecto fue Francisco de Bustamante, mientras que los maestros de obras fueron Martín de Bustamante y Bárcena y Cosme Antoni de Bustamante y Bárcena. Su estilo es clasicista, neoclásico. Tiene planta de cruz latina, crucero destacado en altura cubierto por una cúpula con óculo central; coro alto de madera a los pies, bóvedas de crucería de distinto diseño asentadas sobre pechonas y claves ligeramente pujantes. De las tres capillas, la mayor está dedicada a San Mamés, la del Evangelio a Nuestra Señora, y la de la Epístola a San Antonio Abad.

También en este núcleo hay algunos buenos ejemplos de arquitectura civil de época moderna, como la casona de la familia Montes.

Santa Eulalia. La iglesia parroquial es una de las más antiguas del valle. Las primeras noticias datan del 950. Existió un retablo pintado. Por otro lado, llaman aquí la atención las casas de mampostería, frente a las de otros pueblos de sillería.

Tresabuela. Preside el pueblo del que fue natural el Padre Rábago, confesor de Fernando VI e impulsor de la creación de la diócesis de Santander en 1745, la iglesia de San Ignacio de Loyola, de mediados del siglo XVIII. Además, es visita obligada la casa natal de Rábago, de origen medieval. Hay otras casonas singulares, así como el edificio de las antiguas escuelas.

Uznayo. La iglesia de San Cosme y San Damián, del siglo XVII, alberga tres interesantes retablos. De la arquitectura civil, de Uznayo son interesantes las casas en hilera, típicas del siglo XVIII.

Etnografía

El folklore y las tradiciones son de gran riqueza etnográfica en este municipio. Las trovas, los rabeles y la recuperación del carnaval de los zamarrones configuran un legado que la Asociación Socio-Cultural Pejanda se ha encargado de rescatar y divulgar en los últimos años.

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