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MAXI DE LA PEÑA
Domingo, 1 de marzo 2009, 01:32
¿Qué pasaría si un grupo de peredianos cántabros, en colaboración con un nazi, decide profanar la tumba del autor de 'Sotileza'? José Luis Moreno-Ruiz (Santander (1953) es el autor de 'Pereda Cebú' (Laertes), novela que transita entre la sátira y la narrativa fantástica, y que tiene como escenario la ciudad de Santander, con sus costumbres conservadoras y un ambiente cultural reaccionario y casposo. La novela está en las librerías desde el pasado mes de diciembre.
«A mí lo que me llama la atención es la santificación de Pereda en la sociedad santanderina. Y no lo entiendo porque este escritor representa el inmovilismo general de la literatura española, la cutrez intrínseca del siglo XIX que aún persiste», afirma Moreno-Ruiz que nació en la desaparecida clínica La Alfonsina del Sardinero en el año 1953, pero que a los tres meses abandonó la ciudad porque sus padres se trasladaron a Barcelona y luego emigraron al continente americano.
Moreno-Ruiz ha publicado varios volúmenes de novelas y relatos (entre otros, la novela 'María Angustias, la viuda que concebió sin pecado'y los relatos de 'La muñeca del ventrílocuo y otras narraciones'). Es autor, igualmente, de más de una treintena de traducciones de distintos autores, y ha ejercido el periodismo escrito y radiofónico durante más de tres décadas.
El escritor Ramón Irigoyen, que presentó 'Pereda Cebú', «me comentó que los personajes resultan un arquetipo en cualquier ciudad española, incluso de Madrid. Lo que no sabía es que la novela había despertado susceptibilidades personales en Santander. Vamos, que hay gente de la cultura que se da por aludida». El escritor aclara que después de regresar a España a los 21 años para cumplir el servicio militar, pasaba temporadas en Santander y le gustaba alternar en la calle Vargas, cerca de su antiguo domicilio familiar en la calle Burgos.
«Yo apenas conozco a gente de la cultura santanderina, apenas a dos o tres. No aludo a nadie en particular desde la fabulación. Lo que ocurre es que he elaborado retratos y puesto trajes a los maniquíes que pueden servir en Santander, Madrid, Oviedo, Burgos y la misma Barcelona», señala. El poeta Álvarez, personaje principal de la novela, «es el prototipo de tipo aprovechado, que pone el cazo y pierde el culo con las instituciones culturales».
Pone ejemplos: el Círculo de Bellas Artes de Madrid «es de una cutrez acojonante, pero con lentejuelas. El mundo de los creadores literarios es cursi y ridículo. Yo me relaciono mucho más con el mundillo periodístico y me va más el ambiente de la farándula, como el de la zona de Huertas». Del ambiente cultural que conoce de Santander considera que la UIMP es un lugar inane, «y que afortunadamente la ciudadanía pasa del asunto. Funciona más para la prensa» y echa en falta los tiempos del FIS en la Porticada: «Había más encanto, era más popular y menos pijo».
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