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«Recuerdo a grandes sacerdotes que vimos en la Diócesis y que nos ayudaron mucho en los comienzos. Gente extraordinaria y entregada. Yo he tenido ... un gran recuerdo para todos ellos hoy». Así de agradecido se mostró en el día de ayer Baldomero Maza, párroco de Suances y Tagle, después de la misa celebrada en el Seminario de Corbán, presidida por el obispo de Santander, Arturo Ros, en la que se rindió homenaje a él y a otros dieciocho sacerdotes por sus bodas de plata, oro o diamante.
Después de 50 años dedicados a la vida religiosa, Maza recibió felicitaciones y abrazos tras la eucaristía, uno de ellos muy especial: «Este hombre fue testigo de mi ordenación». Oriundo de Solares, fue ordenado como sacerdote el 17 de junio de 1975. «Este día es un acontecimiento para la Diócesis, para la Iglesia de Cantabria. Y nos alegra mucho saber que, a pesar de las dificultades que esto conlleva y en el momento histórico que nos está tocando vivir, hay que seguir adelante con todas las fuerzas del alma. No nos queda otra», puntualizó.
En una misa cargada de cantos y salmos, el obispo de Santander fue el encargado de dar la enhorabuena y agradecer el trabajo de estos diecinueve sacerdotes –seis curas que cumplen 25 años de servicio; tres que cumplen 50, y diez que celebran 60 años de carrera religiosa– de la Iglesia cántabra.
«Nos hemos reunido en este día para celebrar la fiesta de San Juan de Ávila, patrono del clero secular español e insigne predicador, para homenajear a todos aquellos sacerdotes que cumplen sus bodas de diamante, oro o plata», resaltó Ros. También tuvo palabras de recibimiento para Eliar Blandón, ordenado sacerdote este pasado domingo en la Catedral de Santander: «Hemos esperado mucho, no sabes la alegría que nos da tenerte con nosotros».
Las frases
Bodas de diamante
«Juntarnos para celebrar un día así, es una alegría muy grande para mí y mis compañeros»
Bodas de oro
«Me he acordado de todos los sacerdotes que vimos en la Diócesis y nos ayudaron al comenzar»
Bodas de plata
«A fin de cuentas esto se trata de una historia de amor, hay que ser fiel y celebrar la fidelidad»
Jesús Jimeno, arcipreste de Santa María y Miera, y nacido en la capital cántabra, era otro de los que conmemoraba sus 25 años dentro de la Diócesis, tras ser ordenado sacerdote el 2 de julio de 2000. «Es un día para celebrar la fidelidad de Dios para con nosotros. Nos llamó a este servicio, a este ministerio y también nuestra fidelidad para con él», aseguró. «A fin de cuentas, esto se trata de una historia de amor, y en el amor hay que jugar con la felicidad, hay que ser fiel y celebrar la fidelidad. Siempre es importante y es algo que llena a uno el corazón con mucho gozo, recordando lo que aconteció hace 25 años, tanto en la Catedral como la gente que estuvo ahí presente, que hoy no están ya, también es un momento para dar gracias a Dios por todos, por todos ellos».
Con emoción y unas pocas palabras, pero suficientes para entender la importancia de este día, se encontraba Manuel Molleda, uno de los diez sacerdotes que festejaban las bodas de diamante. Nacido en Torrelavega, fue ordenado sacerdote el 3 de abril de 1965 y en la actualidad, se encuentra retirado en la residencia Santa Marta. «Juntarnos para celebrar un día así es una alegría muy grande para mí y mis compañeros», concluyó.
Tras la misa, todos ellos, en compañía de otros muchos presbíteros de la Diócesis y de sus familiares, celebraron una comida fraterna en el Seminario de Corbán para poner el broche a una emotiva jornada de homenaje a los diecinueve sacerdotes.
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