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De izquierda a derecha Sara Rodríguez, Tamara Cobo, Francisco Garrido, Cira Domínguez y Selene Cobo.
REPORTAJE

Trabajos fin de grado para encauzar vocaciones

ANÁLISIS

José Carlos Rojo

Martes, 15 de diciembre 2015, 16:44

Al principio a los estudiantes se les antojó una carga extra, pero con el tiempo muchos han empezado a ver en el trabajo fin de grado (TFG) un puente hacia el mundo laboral o hacia el de la investigación. Son ellos quienes proponen la temática de la pequeña investigación, necesaria para obtener el título; y con ello van definiendo su perfil, sus inquietudes. Antiguamente solo los ingenieros tenían la obligación de presentar un proyecto final, pero el Espacio Europeo lo amplió a todas las titulaciones. Ahora muchos jóvenes ven en ese colofón una de las mejores maneras de despedir la carrera. Precisamente porque dedican su tiempo y esfuerzo a algo que realmente los entusiasma.

«Los datos son claros. En la UC se presentaron el curso pasado unos 1.200 TFG. Solo suspendieron 6. Y de ese total, alrededor de un 88% obtuvo calificaciones por encima de 7», explica Ernesto Anabitarte, vicerrector de Ordenación Académida, que aprovecha la cifra para llamar la atención sobre un nuevo problema. «Ahí se explica toda la labor académica como de gestión que se le ha sumado a la que ya tenían los profesores», aclara. Porque cada trabajo tiene detrás a un tutor que debe estar pendiente del desarrollo del trabajo.

«Y es clave para que salga bien o mal. Hay profesores que son muy buenos tutores, pero hay otros que se desentienden y pueden arruinarte el trabajo. Yo lo conozco por compañeros», enfatiza Tamara Cobo (22 años), una de las alumnas destacadas de la UC por la originalidad de su planteamiento en el estudio, dedicado a evaluar la viabilidad económica de un sistema de ordeño automatizado para una ganadería de bovino.

«Mis padres tienen una gandería y quise basar mi trabajo en un caso real», detalla la graduada en Ciencias Empresariales. Otro ejemplo, Selene Cobo (23 años) es ingeniera química. Aprovechó para centrar su labor en un caso práctico, directamente ligado a la empresa Biomasa Cantabria, donde al finalizar la carrera realizó prácticas profesionales. «El estudio tiene que ver con el diseño y simulación de un proceso de secado de biomasa en una central termoeléctrica», explica. En su caso esa dedicación no le valió para lograr un trabajo en la empresa, pero en todo caso ya cuenta con una carta de presentación importante en el currículo. Eso en el ámbito personal. En el institucional su aportación es un grano de arena dentro de una estrategia más ambiciosa planteada desde el propio campus.

«Queremos que muchos de los trabajos que se realizan estén en relación con las prácticas profesionales que realizan los jóvenes. Es una manera de trabajar en favor de la innovación, porque detrás de cada trabajo hay un tutor, y detrás de cada tutor un departamento de la universidad». La idea que esgrime Rafael Torres, vicerrector de Alumnos, encaja en el planteamiento del Foro UC-empresas, que lleva tiempo trazando caminos para conectar los laboratorios con el tejido empresarial.

Un nuevo trabajo

Hay casos en que sí es la puerta al mercado laboral. «Yo les planteé el proyecto emprendedor dentro de la propia empresa para poner en marcha un departamento dedicado en exclusiva a vehículos de ocasión, y me dejaron en el puesto. Es una suerte que haya empresas que confíen de esta manera en la gente joven», detalla el exalumno de la UC Francisco Garrido (33 años) sobre el concesionario de Peugeot Auto Norte, en Santander. Su ejemplo es el del licenciado en Administración de Empresas que aprovecho la crisis para continuar la formación. Cursó primero la adaptación al grado y el MBA después.

«Al final me he dado cuenta de que todo esto me ha ayudado para descubrirme a mí mismo. Ahora sé mejor lo que quiero y creo que es un camino que sigue todo titulado. Hay que sentir en qué perfil encajas. Yo ahora soy consciente de que no valgo para estar sentado en una oficina 8 horas, que tengo un marcado enfoque comercial», detalla. «El TFG te ayuda un poco a darte cuenta de eso».

La vocación manda

Otro alto porcentaje de estudiantes no busca abrir las puertas del mercado, ni un plan para diseñar el futuro de una carrera investigadora. Sencillamente se dejan llevar por las sensaciones, y por lo que puede ser la vocación de toda una vida. «Desde muy pequeña me gustó el mundo de Egipto y cuando terminaba la carrera y me dieron la oportunidad de hacer el trabajo fin de grado, pensé que era la oportunidad perfecta para despedirme a lo grande», explica Cira Domínguez (26 años), licenciada en Historia con la adaptación al Grado, que ahora estudia el Máster de Patrimonio Histórico y Territorial. Su intención es continuar con nuevas investigaciones. «Tengo un buen tutor, que es fundamental, y aún hay temas que me interesan mucho porque en España no se ha escrito apenas sobre esto, casi toda la bibliografía es de autores extranjeros. Si no encuentro trabajo y sigo estudiando, desde luego que tengo pensado hacer más estudios», afirma.

«En principio el TFG no tiene por qué llevar un enfoque ligado a la investigación, si bien es cierto que debe ser un trabajo original. La orientación depende un poco del perfil e intereses que tenga el estudiante. «En algunos casos ya desde el primer momento la idea se enfoca hacia el ámbito más investigador, un camino que se debe continuar posteriormente con un máster oficial y culminar con el doctorado. Hay estudiantes con esa vocación clara desde el primer momento», cuenta Anabitarte.

Y luego hay proyectos que se quedan a medio camino, entre la investigación y la práctica, especialmente en titulaciones como Geografía. «La gente me pregunta qué hacemos en la carrera, pues bien, el trabajo me sirvió para explicarlo con un ejemplo», ironiza Sara Rodríguez (23 años). Sus 50 páginas analizan el impacto territorial ligado a la Red Eléctrica de Alta Tensión entre Santander y Torrelavega. «Como resultado te das cuenta de que hay cosas que se podrían mejorar y que podría mejorarse el paisaje y la exposición humana a estas torres», comenta sobre unos resultados que prefectamente podrían valer para redactar los próximos Planes de Ordenación del Territorio entre las dos ciudades.

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