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El Ejército toma la mina de Reocín

El Ejército toma la mina de Reocín

La zona fue uno de los escenarios de la segunda jornada del gran simulacro en el que participan 3.000 efectivos

Daniel Martínez

Miércoles, 5 de abril 2017, 07:17

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Cuando la situación no mejora, tiende a empeorar. Eso fue lo que se intentó reproducir ayer en la segunda jornada del gran simulacro, el mayor del año para situaciones de graves catástrofes naturales, que está desarrollando a lo largo de esta semana en Cantabria la Unidad Militar de Emergencias (UME) del Ejército en colaboración con diversos servicios de rescate y auxilio regionales y nacionales bajo la premisa de una ciclogénesis explosiva y de lluvias torrenciales. Todo hipotético, pero recreado con el mayor de los cuidados para que los participantes puedan actuar como si fuera un caso real. El lunes, diversos incidentes en distintos puntos del territorio dejaron tres muertos -siempre ficticios-, decenas de heridos y cientos de desplazados a pesar de los esfuerzos de los 3.000 intervinientes. Esta martes, la previsión meteorológica e hidrológica era aún mas desfavorable. Y los peores pronósticos se cumplieron.

Zoido asistirá mañana en Torrelavega al simulacro de emergencia de la UME

  • jueves

  • El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, asistirá mañana jueves en Torrelavega al simulacro 'Cantabria 2017', un ejercicio conjunto-combinado de Emergencia de Interés Nacional sobre un simulacro de una catástrofe originada por unas inundaciones en Cantabria.

  • Zoido conocerá las conclusiones de las actuaciones realizadas en el marco de este simulacro de inundaciones en el Recinto Ferial La Lechera y, posteriormente, se trasladará a los escenarios reales donde se llevará a cabo el ejercicio.

  • El ministro estará acompañado por el delegado del Gobierno en Cantabria, Samuel Ruiz; el director general de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior, Juan Díaz Cruz; y el general jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), teniente general Miguel Alcañiz, entre otras personalidades civiles y militares.

Por la mañana, con nuevos desprendimientos en el hospital de Sierrallana (que hasta el viernes se recrea en el antiguo Seminario Menor de San Luis, en Argomilla de Cayón), o en un complejo industrial situado en la ría de Suances, que por exigencias del guión tuvo que 'trasladarse' a una fábrica en desuso de Pontejos. Y por la tarde, en la mina de Reocín, el escenario que ayer acogió el mayor número de simulaciones y donde más efectivos se desplazaron. De la UME, pero también del 061, de Cruz Roja, de Protección Civil... Todos ya bajo la dirección de los militares, que después de incrementarse la alerta hasta el nivel 3 comenzaron a llevar el mando de la situación de emergencia -antes lo hacía el Gobierno regional- desde el Puesto de Mando Avanzado situado en La Lechera.

Allí fue, precisamente, donde llegó el primer aviso de lo ocurrido en la antigua explotación de zinc. La información era confusa y hablaba de una gran riada en la zona de El Zanjón. Se temía que la fuerza del agua hubiera arrastrado un vehículo. Al llegar al lugar se confirmó ese extremo. Y mucho más. Porque cuando ocurre un desastre de estas características no hay un solo foco sobre el que actuar. Esa misma riada provocó una fuga de sustancias peligrosas en una industria química cercana y graves daños en las líneas de alta tensión.

Hay que coordinar a los buzos de Cruz Roja y la UME y al grupo NBQ (especializado en situaciones de peligro nuclear, biológico y químico) que actúan de forma conjunta. «Hemos entrado al agua para identificar si hay víctimas», explica Lara Alonso, voluntaria de Cruz Roja en Torrelavega. Los militares están allí siguiendo órdenes, pero ellos lo hacen «por amor al arte». «Hemos pedido permiso en el trabajo o en clase para estar estos cuatro días de ocho a ocho, pero porque nos gusta», cuenta Lara. Sus compañeros son los que confirman que hay dos muertos en el interior de un viejo Ford Fiesta sacado del desguace -hay que optimizar recursos- y de poner en tierra firme a un herido que acaba de ser rescatado. El acceso por carretera es imposible y tiene que ser evacuado en el helicóptero del 112.

«La persona que está en el lugar hace señales con un humo especial por dos motivos: para que el piloto localice mejor la zona y para indicar cómo sopla el viento. Así puede planear con menos riesgos la maniobra», explicó Manuel Gimeno, segundo jefe de la UME, al presidente regional, Miguel Ángel Revilla, que estuvo presente en la práctica. Mientras tanto las lanchas seguían buscando a los desaparecidos, los técnicos de Unión Fenosa trabajaban para restablecer los servicios básicos y el grupo NBQ frenaba con una barrera artificial la propagación de un vertido de petróleo industrial. «En la parte del rescate somos de los mejores del mundo, pero en el tema tecnológico y ambiental todavía tenemos que seguir mejorando», reconoció. Juntos, pero no revueltos. O por lo menos ésa es la intención del simulacro.

Imprevistos

Cuando los efectivos estaban ya recogiendo el material, la Célula de Simulación, el grupo que se encargar de diseñar un guión que sólo sus miembros conocen para que la respuesta sea lo más parecida posible a la realidad, lanza una nueva incidencia. «Nos acaban de avisar de que ha explotado un depósito y ha provocado un incendio», grita el jefe de brigada. Las llamas son invisibles, pero el trabajo de los militares y Protección Civil imita al de los sucesos reales.

Ayer, con la elevación del nivel de alerta y después de decretar el ministro de Interior a Cantabria como zona de Emergencia de Interés Nacional -el propio Juan Ignacio Zoido se prestó a aparecer en una fotografía simulando la firma del decreto, eso sí, con un rótulo de 'simulacro' bien grande y en mayúsculas-, también llegó el apoyo exterior. En concreto, un grupo de militares del Ejército de Estados Unidos al que en los próximos días se unirá otro procedente de Francia.

Con unos espectaculares Ospreys, una nave mitad avión y mitad helicóptero, evacuan a los heridos que ha dejado un nuevo desprendimiento en el falso Sierrallana. El lunes el ejercicio de la UME consistía en un rescate con cuerdas. 24 horas después, lo que tocaba era atravesar la pared y llegar a la supuesta sala del espera del hospital donde se sabe que también hay muertos.

Lo que no se esperaban es que al taladrar podrían provocar una explosión. Ni que los afectados fueran a estar tan alterados que se pelearan por ser los primeros en ser rescatados. «Cada uno tiene su guión y lo sigue como si fueran actores», apunta una de las supervisoras mientras la enfermera del 061 Miriam García hace que entuba al paciente. Con celo y sobre la cara, pero le entuba. El realismo, cuanto más, mejor.

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