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'Briefing' organizado este lunes en la sede del 112 para analizar las conclusiones del dispositivo de emergencias desplegado para buscar a José Cano. Roberto Ruiz

Once días sin rastro de José Cano

La búsqueda del hombre de 80 años desaparecido en Colindres el Jueves Santo aún no ha dado resultados. La Guardia Civil sólo tiene una pista: fue visto por última vez en el cruce de Nates

Martes, 10 de abril 2018, 12:02

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«Aquí ha habido muchísima gente. Desde luego si no aparece no es por falta de medios. Es que parece que se lo ha tragado la tierra», explica Domingo Noriega, un vecino de Treto (Bárcena de Cicero), desde el lugar exacto en el que se vio por última vez a José Cano Cruz, el hombre de 80 años desaparecido desde el día de Jueves Santo. Salió de su casa en Colindres por la mañana y semana y media después no se sabe nada de él a pesar del esfuerzo de las decenas de personas que se han movilizado durante las labores de búsqueda sobre el terreno. La misma sensación que Noriega y que muchas personas de la zona tienen los investigadores que continúan tratando de averiguar el paradero de este jubilado natural de Llánez (Voto) que ha pasado gran parte de su vida en Bilbao y que recientemente había regresado a la comarca. En este tiempo, la única pista fiable hasta el momento ha sido el testimonio de algunas personas que vieron a José por última vez en la carretera CA-268 el 29 de marzo a la altura del cruce que lleva al pueblo de Nates.

La información conseguida por la Guardia Civil tras el cierre del dispositivo de emergencias -cuatro días después de la desaparición- «ha sido muy limitada», reconoce el capitán del puesto de Laredo, José Manuel Carazo: «Las patrullas siguen preguntando a vecinos, pero más que nada se recopilan indicios que ya teníamos. De momento no hay más datos, nada nuevo». A falta de pruebas que indiquen lo contrario, los investigadores piensan que la víctima «se ha perdido», aunque no tienen total certeza al respecto. Todo son incógnitas, pero no pierden la esperanza de encontrarlo con vida. «Llevaba algo de dinero encima, pudo desplazarse en un autobús… Podría estar en cualquier parte», indica. Por eso, a través de las redes sociales se ha dado difusión a la búsqueda para que la información llegue a otros lugares. No sería la primera vez que personas desaparecidas son encontradas al cabo de días en lugares muy remotos.

Matías Gómez (derecha) señala con el dedo el punto exacto de Treto en el que vio, sobre las 16.00 horas del día de Jueves Santo, a José Cano.
Matías Gómez (derecha) señala con el dedo el punto exacto de Treto en el que vio, sobre las 16.00 horas del día de Jueves Santo, a José Cano. Antonio 'Sane'

El pasado Jueves Santo, y como de costumbre, José salió por la mañana a comprar el periódico y después se sentó en el banco de un parque a leer la prensa. Poco más se sabe hasta que Matías Gómez, también vecino de Treto, se topó con él no una, sino dos veces. La primera cuando se dirigía hacia el camino que da acceso a una mies de ese pueblo sobre las 16.00 horas del jueves y, posteriormente, alrededor de hora y media después, cuando daba la vuelta y se disponía a coger la carretera de Nates, que conduce al pueblo en el que nació, Llánez. «Me saludó y yo le saludé, caminaba normal y no le noté desorientado ni nada raro. Iba únicamente con una carpeta de plástico en la mano», recuerda. Sí reconoce que le extrañó toparse con una cara desconocida en el primero de los puntos, un camino vecinal. «Igual quería ir hacía Nates, andaba algo despistado y se metió por ahí antes de darse cuenta y volver. Me da esa sensación, pero no lo sé», detalla.

El desaparecido había vivido en Llánez hasta después de casarse. De hecho, su mujer había sido maestra en esta localidad. Allí recuerdan que José emigró a Vizcaya hace unos 45 años. Recientemente había decidido instalarse en Colindres, donde residía puerta con puerta con una sobrina. Por ese motivo muy poca gente le conocía en este entorno. «Por este lugar pasa mucha gente caminando, pero yo vivo aquí al lado y no me suena haberlo visto nunca», confirma Domingo Noriega. Según la familia, no tiene ninguna enfermedad, únicamente «los despistes normales de una persona de 80 años».

Gran despliegue

La búsqueda de José arrancó el mismo día de su desaparición (29 de marzo), cuando el 112 movilizó a voluntarios de Protección Civil de Colindres y Voto , que peinaron los alrededores de ambos municipios hasta las tres de la madrugada. Ya el viernes la Guardia Civil pidió la intervención del helicóptero del 112 y se activó el 'nivel 1' con la instalación de un puesto de coordinación en Nates bajo las órdenes de un técnico de Protección Civil. Se trabajó sobre la tesis de que el jubilado quería ir a Treto, pero quizás se desorientó y caminó hacia Cicero. Patrullas rurales peinaron las pistas forestales hasta la zona de Vidular. Ese mismo día, un testigo afirmó haberlo visto cerca del puente de Ocina. Esta es una zona en la que confluyen dos pistas, una muy empinada y embarrada y, para tomar la otra, haría falta vadear un río. Se buscó por la primera con ayuda de un tractor facilitado por un vecino, recorriendo todos los caminos que la cruzan, pero cayó la noche y no hubo noticias.

DM
Imagen principal - El 112 explica cómo ha sido la busqueda de Jose Camo, desaparecido en Colindrés
Imagen secundaria 1 - El 112 explica cómo ha sido la busqueda de Jose Camo, desaparecido en Colindrés
Imagen secundaria 2 - El 112 explica cómo ha sido la busqueda de Jose Camo, desaparecido en Colindrés

Ante la falta de indicios, el sábado se movilizó a la Cruz Roja, que aportó sus medios acuáticos para vadear las rías de Rada y Treto. A la vez, se recorrió a pie las riberas con el servicio canino de la Guardia Civil y Protección Civil de Colindres, Voto y Bareyo, así como el servicio regional de drones, que peinó el área desde el aire llegando hasta el Puntal de Laredo. «Fue un día superintenso, con muchísimos efectivos trabajando en un área pequeña», cuenta Javier Odriozola, rescatador del 112. La operación se repitió en similares términos el domingo, cuando el puesto de coordinación se trasladó a Vidular. En las inmediaciones de este pueblo aparece un periódico, que en un primer momento se sospecha que podría ser el que llevaba José –otros testigos niegan que llevara prensa cuando lo vieron–. Entraron en escena miembros del Seprona con motos todoterreno, perros especializados en la búsqueda de personas, se recorrieron todas las pistas forestales a pie, todos los montes, arroyos y la cuenca al completo. No se vio nada. Con este panorama, el lunes se desactivó el dispositivo de emergencia ante la falta de indicios y la búsqueda quedó ya en manos de la Guardia Civil.

El capitán Carazo, que está en permanente contacto con los allegados, sabe que familiares están organizando una nueva batida en la zona en la que se le vio por última vez. En ese caso, la Guardia Civil les prestará apoyo y asesoramiento para evitar cualquier riesgo que pueda producirse al adentrarse en zonas de monte desconocidas para estas personas.

«Hemos extraído valiosas enseñanzas para poner en práctica en futuros dispositivos»

Bomberos, voluntarios de Protección Civil, buzos, drones, todoterrenos, perros especializados, guardias civiles, policías, helicópteros, ambulancias y una ingente e incansable cantidad de familiares y amigos. Medios materiales y humanos pertenecientes a instancias muy diferentes han trabajado unidos en la búsqueda de José Cano Cruz. El resultado ha sido infructuoso. Las pocas pistas encontradas no han llevado hasta él. Fueron cuatro días intensos, peinando cada camino, cada arroyo, cada monte, desplegando de manera escalonada los servicios necesarios para llevar a cabo rastreos concretos. Bajo la coordinación de Elías Bayarri, jefe de Servicio de Protección Civil, el protocolo fluyó de manera correcta y, aunque el objetivo no se ha conseguido -de momento-, la puesta en marcha del procedimiento ha demostrado que «el marco organizativo e instrumental en el que estamos todos está funcionando bien, que ante una emergencia hay una respuesta rápida, flexible, que crece o decrece en función de las circunstancias», explica Bayarri, que ha dirigido una reunión en el 112 para analizar las conclusiones tras la búsqueda.

El Servicio de Emergencias 112 sigue en «alerta permanente» y está preparado para reactivar el protocolo en cuanto la Guardia Civil o la Policía Local hallen algún nuevo indicio que permita volver a desplegar los efectivos sobre el terreno. Mientras tanto, el dispositivo de Colindres ha servido también para extraer valiosas enseñanzas de cara a futuras emergencias que requieran un despliegue similar. «Hemos aprendido que en estas circunstancias además de pensar en las víctimas hay que pensar en el propio dispositivo, en la protección de las personas que participan. También nos ha enseñado que cuando las cosas se complican es buena la subdivisión del trabajo por grupos, que siempre debemos contar con métodos alternativos de comunicaciones para salvar zonas de sombra, o que los drones deben ser dotados con cámaras con zoom para evitar el tiempo de acercamiento al posible objetivo a buscar…», ha detallado Bayarri tras la reunión.

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