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Carmen Cabrera, que no quiere mostrar su rostro, en su habitación de Valdecilla, donde lleva ingresada más de un mes y medio. :: CELEDONIO
Le atropelló un autobús y no puede presentarse a la oposición

«Que hagan una excepción y me examinen en la cama del hospital»

El Servicio Cántabro de Salud rechaza la petición de una auxiliar que quiere pasar hoy la prueba de una oposición desde su cama de Valdecilla A Carmen Cabrera la atropelló un autobús y ahora ella se siente atropellada por la Administración

MARIANA CORES

Sábado, 2 de abril 2011, 13:36

Carmen Cabrera debería de examinarse hoy a las cinco y media de la tarde de la oposición para auxiliar administrativa del Servicio Cántabro de Salud (SCS), para lo que lleva preparándose dos años. Sin embargo, en lugar de pasar la tarde en el aula de la Facultad de Económicas (donde se celebra la prueba), concentrada en su examen, estará en una cama del Hospital Valdecilla. «El SCS no ha querido hacer una excepción y permitir que me examine aquí, como ya hiciera con otra opositora de Enfermería». Hace más de un mes y medio que un autobús le atropelló en un paso de cebra. Le destrozó las piernas. Lleva seis operaciones y aún tiene heridas abiertas. A éstas se añade ahora la desazón personal de ver que le pasa por delante su oposición y ella está postrada.

Porque su situación hace «imposible» que pueda moverse de la cama hospitalaria, circunstancia que le llevó a pedir al SCS alguna alternativa: no quiere «perder esta oportunidad única» de conseguir una plaza fija. Pero la Administración ha contestado que «no».

Carmen lleva 15 años trabajando en la admisión de Urgencias del Hospital Sierrallana, en Torrelavega. Aunque 4.653 personas aspiran a una de las 94 plazas de auxiliar administrativo, ella cree que «hubiera tenido muchas oportunidades. Ni siquiera necesitaba sacar una nota muy alta para entrar, ya que llevo muchos años de interina».

Tras recuperarse del impacto que supuso el accidente ocurrido el 15 de febrero, por el que peligran sus piernas, su siguiente preocupación fue la Oferta de Empleo Pública. «Recordé una noticia publicada en El Diario Montañés que decía que a una mujer que se presentó a la oposición de Enfermería, por motivos religiosos, le retrasaron el examen de las cinco de la tarde hasta las 21.40 horas. Tenía prohibido por su religión hacerlo antes de que cayera el sol». La profesional pensó que su caso sería igualmente atendido por el SCS, ya que «mis heridas no me permiten moverme. Tengo que estar con aislamiento cutáneo y corro peligro de coger una infección a la mínima».

Tras enviar un escrito junto a un informe médico, hace quince días, el jueves recibió una llamada de teléfono «en la que me comunicaron que lo único que podían hacer por mí era hacerme un examen en un aula aparte y que fuera hasta la Facultad de Económicas, donde se celebran las oposiciones, en ambulancia. No me podía creer lo que estaba oyendo. Es una aberración y una injusticia».

Mal estado anímico

Cabrera pide «igualdad de trato. No tengo nada en contra de esa persona con la que hicieron una excepción por motivo religioso, pero yo también merezco una excepción».

Su estado anímico no se lo desea a nadie. Por una parte está su accidente, que ocurrió volviendo de Torrelavega a Tanos, al cruzar un paso de cebra detrás de una pareja. «La mala suerte quiso que el conductor del autobús no me viera». Del golpe se rompió la clavícula, de la que tuvo que ser operada. También se fracturó la tibia y el peroné.

«Me operaron de la pierna derecha, que ya está casi reconstruida, con clavos e injertos, pero he pasado por seis operaciones. Ahora todavía me queda la izquierda y puede que pierda el talón de Aquiles». «Lo cuento de milagro», suspira.

Saca fuerzas de donde puede y se apoya en su marido y sus dos hijas. Pero el perder la oportunidad de presentarse a las oposiciones «hace que me angustie aún más. Solo pido igualdad. Si con la opositora a Enfermería, una persona tuvo que esperar hasta la noche para hacerla el examen, también alguien podría venir al hospital para hacerme a mi la prueba a la misma hora que al resto». Pero ha perdido la esperanza.

ATI: es vergonzoso

La secretaria general del sindicato ATI, Isabel Salas, ha apoyado en todo este proceso a Carmen. «Es tremendamente injusto, además de vergonzoso y discriminatorio. Lleva dos años preparándose, asistiendo a una academia, ¿para qué? Parece mentira que esto esté ocurriendo precisamente en el seno de la Consejería de Sanidad, que debería de estar más sensibilizada que ninguna». La sindicalista indicó que «le hemos aconsejado que lleve su caso ante los tribunales. Si se hacen excepciones por causas religiosas, más aún debían hacerse por temas de salud muy arriesgados».

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