Los secretos del vestuario y maquillaje de 'The Hole Zero'

Muy atareado entre los vestidores portátiles y las pelucas más insólitas encontramos a Pau Aulí, el sastre desplazado hasta las funciones. Comparte espacio de trabajo con la icónica protagonista del espectáculo desde sus orígenes, la rata, encantada en su jaula/chalet con vistas al estrés del elenco humano. «El vestuario está muy bien planteado, tiene un gran patronaje, que lo hace resistente a los bailes o acrobacias», reconoce el responsable del vestuario en la gira. Si tiene que definir influencias de los trajes, muchos de ellos escasos de tela, «bebe de los cabarets de los años 20 en París hasta los espectáculos de revista españoles». Intenta que los actores y bailarines reclamen su aguja con tiempo, pero las prisas siempre aparecen. Su objetivo es que «el vestuario no puede perjudicar al artista, partiendo de ahí, llegamos hasta la alta costura».

Entre los protagonistas, 'La Diva', interpretada por Lorena Calero demuestra un derroche vocal y una templanza insólita entre bambalinas. Se maneja con destreza entre sombras y pinceles para lograr «un maquillaje más subido de lo normal, un poco etéreo». Metalizado por definición es el que Julio Bellido, intérprete de 'La Bola de discoteca', recrea sin problema. «Después de dos años, lo tengo bastante mecanizado, en media hora estoy listo». Eso sí, reconoce que necesita retoques «entre funciones y durante el show, después de hacer las coreografías es necesario. Estamos todo el rato con el pincel». Experto en transformaciones, el actor Cristóbal Garrido da vida a 'DJ Lucy', «al hacer una caracterización de hombre a mujer, básicamente tengo que borrar la cara y volver a hacer rasgos, pómulos y dibujarla». Algo que no pude evitar hacer al ritmo de la música, para animar la previa de 'chapa y pintura'.

Otro maquillaje que impresiona, tanto como su voz, tiene nombre propio: Bilonda. La cantante hace las veces de 'DJ Santera', con algunos hits propios del Studio 54, en el que se ambienta la historia, concretamente en la Nochevieja de 1979 en Nueva York. Respecto a su estilismo brillante requiere «ojos y labios grandes, porque si no en la última fila pensarán que llevamos una rayita de nada, cuando realmente nos ponemos un kilo de purpurina». Guadalupe Cano, 'Lady 54' y capitana de baile, admite que «siempre hay nervios, porque lo queremos hacer bien».

La compañía, según cuentan, de supersticiones. De energía y buen rollo van sobrados. Porque mientras en unos camerinos se retocan para salir a escena, los artistas más circenses estiran y prueban algunas piruetas. Apenas tienen tiempo de respirar, porque el regidor les convoca urgentemente porque la máquina del tiempo empieza a echar humo y el público espera en las butacas. Tras Santander, la gira seguirá con sus idas y venidas con Las Palmas de Gran Canaria, Tenerife o Logroño como próximos destinos. Y los vestidos y maletines de maquillaje acumularán nuevos kilómetros y anécdotas.