La Nochevieja abandona los hogares
Cada vez más familias y grupos de amigos optan por cenar fuera de casa el 31 de diciembre o por reunirse en un bar durante las horas previas
Largas horas en la cocina para ultimar los detalles de la última cena del año. Hasta hace bien poco, la estampa tradicional de las ... comidas navideñas situaba a los más mayores -especialmente a ellas- junto a los fogones, preparando con cariño los entrantes, los platos principales los postres. El resto de la familia solo tenía una responsabilidad: llegar a tiempo a la mesa y deleitarse con todos los manjares. Pero durante los últimos años, el asunto se está simplificando. Al menos, dentro de los hogares. La hostelería cuenta cada Nochevieja con más personal y género que el año anterior, con el fin de poder atender a la creciente clientela.
Tradicionalmente, la calle de Peña Herbosa, en Santander, se convierte en Nochebuena en un punto de encuentro entre familiares y amigos que, durante la tarde, se reúnen para tomar algo y celebrar juntos las fiestas. Pero parece que una única jornada se queda corta y son muchos los que repiten una semana después, en Nochevieja. Llegar a las altas cifras del 24 de diciembre parece imposible, pero los hosteleros de la zona están preparados para afrontar todo lo que pueda desencadenarse hoy. «Creemos que habrá menos jaleo», afirma la encargada de la vermutería Solórzano, Noelia Romero.
Pero ante lo que pueda ocurrir, asegura que han traído más género y que cuentan con personal extra. «La experiencia de los últimos años nos demuestra que la clientela en esta fecha está aumentando, aunque no iguala a la de Nochebuena. Hoy, la gente tiene que irse sí o sí a tomarse las uvas», razona. Algo similar ocurre pocos metros más allá, en el restaurante Toñín y Bruma. «El 24 fue muy bestia, hoy será más relajado», cuenta Ferrán Cocera. Este local está más enfocado a dar comidas, aunque saben que a lo largo de esta jornada la gente demandará más bebida. «Abriremos a la hora de comer y estaremos lo que se alargue», dice.
Aunque no cuentan con refuerzos de personal, sí han hecho un pedido mayor de cerveza, vino y refrescos. «Hemos traído el doble de barriles de cerveza de lo normal, unos 40 litros más». Más optimistas se muestran al final de la calle, en la Taberna Santoña. «En hostelería, nunca se sabe lo que puede pasar», apunta Paloma Pi. «Será más floja esta tarde que la del lunes pasado, pero ojalá venga con fuerza y se acerquen muchos clientes».
Para la ocasión, cuentan con personal extra y con 100 litros más de cerveza. «Además de los botellines, que también se venderán muchos», comenta la hostelera. «La Nochebuena funcionó genial, es verdad que aquí -al final de la calle- es más tranquila, hay gente más mayor y más relajada».
Cenar fuera
Después de unas cañas, algunos irán a sus casas a cenar. Pero son muchos -cada año más- los que tomarán las uvas en algún establecimiento. El hotel Bahía, el Sardinero, el Chiqui y el Casino de Santander son algunos de los lugares que más gente van a recibir durante esta última cena del año. «Vamos a dar de cenar a 550 personas», narra Manuel Ruiz, del Casino. Explica que han tenido que decir que no a mucha gente porque ha habido más demanda que oferta. «Desde los primeros días del mes, estábamos completos». En su opinión, considera que esta tendencia comenzó hace tres años. «En 2015 ya había muchos interesados en pasar la noche fuera de casa, pero cada año que pasa, el aumento es muy considerable». La mayor parte de los clientes son de la provincia. Viven cerca pero optan por la comodidad que supone no tener que cocinar ni reunir en una casa a multitud de miembros de la familia. Esta opción permite que todos disfruten y que una pequeña parte de cada grupo no tenga que sacrificarse en los fogones y en la posterior limpieza. «Lo más habitual es que vengan familias completas con niños». En el Casino, por ejemplo, la noche se desarrolla con una cena seguida de barra libre y degustación de chocolate con churros que puede alargarse hasta las tres y media de la madrugada. En el centro de la ciudad también está asegurada la celebración del fin de año. Algunos locales cuentan con fiestas -antes conocidas como cotillones-, aunque serán muchos los que se decanten por brindar de bar en bar.

Muchos restaurantes preparan comida para degustar en casa
Entre cocinar la cena de Nochevieja en casa o irse a un establecimiento existe un punto medio. Cada vez son más los restaurantes que preparan menús navideños para que sus clientes lo recojan y lo consuman junto a sus seres queridos en sus hogares. «Hacemos los platos tradicionales, como sopa de pescado o lechazo», explica Ana Tresgallo, de la Villa de Santillana (en Torrelavega). «Hemos preparado en torno a los 200 menús». La Cocinuca, en Santander, también ha preparado platos para esta noche. En su caso, para los clientes habituales y para pocos más, porque no quisieron aceptar demasiados pedidos que pudieran sobrepasar a los empleados. También rondan los 200, «dimos a elegir entre tres primeros, dos segundos y dos postres», comenta Sergio Salas. En su caso, triunfa la merluza rellena. Los tres locales de la Taberna del Herrero también ofrecen el servicio de recogida de menús. «Vamos a más cada año», afirma Ramón López, que asegura que rondan los 300 menús. «Los hacemos desde que abrimos hace cuatro años y cada vez piden más, no sé si porque mejora la situación económica o porque confían más en nuestro servicio»
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