Ribamontán al Mar busca la vía legal para que los botellones de El Puntal «no se repitan más»
El municipio, que tiene la competencia para actuar contra la basura y el ruido en la zona, pide ayuda a la Guardia Civil mientras encuentra una solución definitiva
En un año no se ha avanzado nada. Todo lo contrario. Si el pasado verano la invasión de jóvenes en El Puntal de Somo ya ... derivó en un problema de convivencia y causó graves consecuencias medioambientales por el daño que causan los participantes de los botellones en los espacios dunares protegidos y por la acumulación de las ingentes cantidades de basura que genera la fiesta, doce meses después la situación se ha agravado. «Solo hay que ver las imágenes. Fue tremendo», explica el alcalde de Ribamontán al Mar, Francisco Asón. «Esto es lo de siempre, pero agudizado. Se ha multiplicado por dos respecto a 2024. El sábado anterior habría aquí unas 500 personas, pero este fin de semana serían 3.000», añade Ricardo Tricio, gerente de uno de los chiringuitos que hay en El Puntal y que, a las 18.00 horas, decidió cerrar las puertas de su local porque el botellón era ya incompatible con su actividad. Coinciden en que casi todos son turistas. «Madrileños, la mayoría». Tanta gente que ni había cobertura.
Fue el propio regidor el que se puso en contacto con la Guardia Civil, que movilizó dos embarcaciones: una patrullera y una semirrígida. Su función es la de hacer un control del tránsito por vía marítima y de la afluencia de barcos en la zona. Comprobar que quien esta al frente de los barcos tiene la titulación, que el número de tripulantes no sobrepasa el máximo legal, realizar pruebas de alcoholemia... Sobre el botellón o el ruido no pueden actuar. La Ley de Costas dice que la protección del espacio dunar, si se refiere a la gestión de los residuos abandonados en la playa por el incívico comportamiento de sus usuarios, corresponde al Ayuntamiento. «Si Delegación del Gobierno no nos ayuda, ¿cómo vamos a controlar a toda esa gente con tres agentes de la Policía Local?», se pregunta el alcalde. Y así se vuelve a la situación con la que se acabó el verano de 2024. La discusión competencial que enquista el problema mientras sigue creciendo cada temporada.
«No sé cuánta cantidad de basura hemos retirado, pero una bestialidad. Lo del sábado fue tremendo»
Francisco Asón
Alcalde de Ribamontán al Mar
«Se sabía porque lo habían convocado por redes. Hay que tomar medidas ya. Se ha ido de las manos»
Ricardo Tricio
Chiringuito El Puntal de Tricio
«Se tienen que coordinar. Es una dejación de funciones de la Consejería, Costas y el Ayuntamiento»
Marisa Maliaño
Asamblea en Defensa de la Senda Costera
Pese a todo, el objetivo de Ribamontán al Mar es que lo del sábado no se repita. ¿Cómo? Partiendo de la base de que no puede aumentar el número de policías locales –en verano sí se incorporan algunos auxiliares–, eso es lo que estudiará esta semana el alcalde con el abogado municipal. Buscan alguna vía legal imaginativa. Y una de las opciones que plantea es actuar contra El Capricho, el otro chiringuito que hay en El Puntal, aplicando la normativa de ruidos. Porque aunque la mayoría de jóvenes llega con la bebida en bolsas, entiende que este negocio también favorece el botellón.
Desde la Asamblea en Defensa de la Senda Costera creen que el debate competencial no tiene sentido y que la solución tiene que venir de un acuerdo a tres partes entre el Ayuntamiento, Gobierno de Cantabria y Costas. «Tienen que presentar de inmediato un Plan de Control y Protección con medidas firmes que sean efectivas», destaca Marisa Maliaño, una de sus portavoces, que subraya que este es uno de los efectos de la política de turismo descontrolado que favorece el Ejecutivo regional. Consecuencias en forma de contaminación acústica y, sobre todo, de acumulación de residuos en un entorno natural donde las labores de limpieza son mucho más complejas que en una ciudad:«Se pueden retirar las bolsas y botellas, pero no las colillas y los microplásticos que acaban en el mar». Este colectivo pide también concienciar porque «si fueran conscientes del daño que causan, no lo harían». «Los cántabros ya sabemos lo que significa y por eso, quien va a El Puntal, cuida las dunas y no entra en las partes acotadas. Lo hemos protegido durante generaciones y ahora vienen los turistas a arrasar», insiste.
Maliaño propone que se investiguen los servicios de 'lanchataxis'. Porque el sábado, cuando pasadas las 20.30 horas acabó el servicio de lanchas, aún quedaba, según Tricio, más de un millar de personas en la zona. Algunos se marcharon andando por Somo. ¿El resto?
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