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Vicente, junto a su mujer Mariángeles, representa a la cuarta generación al frente de este negocio familiar.
El sabor de siempre

El sabor de siempre

Los guisos de La Modernista se siguen elaborando en una de las pocas cocinas de leña que aún quedan en la región

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Domingo, 13 de enero 2019, 16:49

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Una de las ocho localidades que componen el municipio de Ribamontán al Monte es Hoz de Anero, históricamente vinculada a las Juntas de la Merindad de Trasmiera. Comarca cuna de maestros canteros, con un importante y reconocido patrimonio civil, religioso, arqueológico -gracias al descubrimiento en las últimas décadas de uno de los complejos arqueológicos más importantes de España, la cueva de La Garma- e industrial.

Precisamente fue a raíz de las obras de la línea del ferrocarril, a su paso por este bonito pueblo, proyectada por el ingeniero Valentín Gorbeña a finales del siglo XIX, cuando la tienda bar de ultramarinos La Modernista comienza su andadura como casa de comidas, concretamente en 1903.

Cariño y respeto por el producto es la mejor herencia que Pilar Solar pudo dejar a sus descendientes, primero sus hijos, después sus nietos y hoy su bisnieto Vicente, junto a su mujer, Mari, quienes hoy, un siglo después conservan el sabor de lo tradicional, así como el prestigio de la cocina casera, la de toda la vida, honesta y sencilla, muy cuidada en su elaboración para no perder su esencia, destacando también una gran amabilidad en el servicio y el protagonismo de los productos de la zona, que merecen todo el protagonismo, incluidas las carnes y los pescados, siempre que la temporada y el mercado lo permiten.

A comienzos de los ochenta, La Modernista estrena nuevas instalaciones en una casa anexa a la primitiva. En aquellos años y siendo un niño, Vicente ya se dejaba ver, primero por el comedor y después en cocina, para echar una mano a sus padres... Y hasta hoy.

Nueva etapa

Para darle un aire más fresco al establecimiento, en 2017 redecoraron todo el restaurante predominando la madera, el sisal y tonalidades muy acordes al entorno en el que se encuentra, incluida una gran imagen impresa en cristal del famoso caballo de La Garma. La mantelería, la iluminación y gran parte del mobiliario también se han renovado. Lo que no ha cambiado es la manera de cocinar porque aún conservan la cocina de leña original, «una de las tres que deben quedar en la región».

Especialidades de siempre

Las especialidades y los platos que les han acompañado durante tantos años, como las alubias, están siempre disponibles. Generalmente son de cosecha propia y por ello la carta comienza con una buena selección de 'nuestras alubias'. Cocido montañés, alubias blancas con pato confitado, verdinas con almejas y langostinos, alubias rojas y frijoles con arroz.

La carta de La Modernista se presenta ahora con un nuevo diseño y en ella no falta nunca su variado, elaborado y saludable menú diario. Todo un emblema en esta casa, con cuatro primeros (espinacas con gambas, lentejas estofadas, arroz con almejas o ensalada de queso...), cuatro segundos (muslo de pollo estofado, pescadilla, escalope con patatas o chipirones en su tinta...) y cuatro postres que van cambiando cada día.

En carta: rabas, croquetas, morcilla de Burgos, jamón ibérico, espárragos DO Navarra, revuelto de setas, puding de cabracho, gambas al ajillo, foie con manzana caramelizada, pulpo a la gallega y ensaladas, con lechugas y tomates de huerta propia. De tomate (en temporada); mixta; de jamón ibérico; de pollo; templada de pimientos asados o de queso de cabra envuelto en crujiente de bacon, con un aderezo de frambuesa, cebolla dulce, pasas, nueces.

Junto a las alubias ya citadas, otros platos que se han ganado merecida fama en La Modernista son la menestra natural de verduras, los bocartes rebozados (siempre en temporada), la merluza romana, los chipirones rellenos, los pimientos rellenos de carne y el escalope de ternera con patatas y pimientos.

En el capítulo de postres recomendar dos recientes incorporaciones hechas en casa: la tarta guinness y la red velvet, que se suman a los grandes clásicos como la tarta de queso, la de limón, la leche frita...

La bodega, a buen precio, completa una carta que invita a disfrutar.

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