El brote en la residencia de ancianos de Liencres suma tres nuevos casos positivos
Los centros cántabros piden a la Consejería de Sanidad que se prohíba la salida de los residentes de los establecimientos
El peinado de la residencia de ancianos donde el sábado se detectó un positivo ha sacado a la luz otras tres infecciones. Según explicó ayer ... el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, «ya se han tomado todas las medidas de aislamiento, en lo que se refiere a visitas y actividades colectivas, dentro de esa residencia para analizar la evolución del resto de residentes».
Se trata de la residencia para mayores Liencres, perteneciente al grupo DomusVi, que gestiona dos centenares de establecimientos de este tipo en todo el país, y que cuenta con más de 140 plazas en el de esta localidad.
La aparición de este nuevo brote, que hasta el momento ha dado lugar a cuatro casos, ha hecho realidad el temor de las autoridades sanitarias regionales de que la proliferación de positivos de los últimos tiempos –41 solo entre el viernes y el sábado–, sobre todo entre gente joven, salte hasta el sector de la población más desprotegida ante la enfermedad.
«Estamos preocupados por los rebrotes en Cantabria», reconoció la alcaldesa de Piélagos, Verónica Samperio, que confirmó la detección del contagio en el centro de mayores de Liencres, informó Sheila Izquierdo. «La buena noticia es que ahora estamos más preparados para hacer frente a la enfermedad», concluyó la regidora.
Los centros piden medidas
Con el recuerdo aún fresco del horror vivido en las residencias en los peores momentos de la pandemia, los responsables de este sector en la región piden al Gobierno medidas que eviten que esa situación vuelva a repetirse. La Federación Empresarial de la Dependencia y Lares, que agrupan a este tipo de centros, han dirigido un escrito al consejero pidiendo que se prohíban las salidas de los residentes.
«Se han tomado todas las medidas de aislamiento, en cuanto a visitas y actividades colectivas, para analizar la evolución del resto de residentes»
Miguel Rodriguez - Consejero de sanidad
«Hay muchos familiares que cumplen las normas a rajatabla, y otros que no, que se exponen más, y al final pueden poner en peligro la salud de todos»
Julia Gurruchaga - Grupo Pro Maiorem
«¿Qué apoyos tengo? Si en el mercado no encuentro guantes, ¿quién me los facilita? Y ya no digo ni quién me los paga»
Gema de la Concha - Residencia San Cándido
«La gente sale, entra... Aunque las medidas en el interior sean muy estrictas, cuando salen a la calle ya es imposible»
Víctor Pandal - Residencia Fuente Ventura
Según señaló la directora ejecutiva del grupo Pro Maiorem, Julia Gurruchaga, todas las residencias siguen afrontando su actividad de manera «muy restrictiva» desde que comenzó la alerta sanitaria. «Somos restrictivos con las visitas, haciendo un esfuerzo para establecer citas y poner a disposición todos los recursos para que estos encuentros se realicen de forma segura. Pero fuera de los centros no podemos controlarlos, como tampoco podemos controlar lo que hacen los usuarios que son autónomos cuando están en el exterior. Si se saca fuera a uno de los residentes no podemos asegurar que esta persona no vuelva contagiada, y esto es algo que choca con el derecho del resto de usuarios a estar protegido».
«Esta situación está contribuyendo a crear mal ambiente, porque hay muchos familiares que cumplen las normas a rajatabla y otros que no, que se exponen más, y al final pueden poner en peligro la salud de todos. Los centros no tenemos capacidad de maniobra y estamos muy asustados por lo que pueda venir: hemos pasado una pandemia y hemos visto cómo se sufre».
Idéntica queja plantea Víctor Pandal, gerente de la residencia Fuente Ventura, en Luey (Val de San Vicente), que fue duramente golpeada por el virus en los peores momentos de la crisis. «Seguimos con las medidas que se adoptaron y con los planes de contingencia, pero las cosas escapan a nuestro control: la gente sale, entra... Aunque las medidas en el interior sean muy estrictas, una vez que salen a la calle ya es imposible».
Pandal dijo también que, aunque en el caso de la residencia de Liencres Sanidad haya actuado rápido, en las reuniones periódicas que mantiene con responsables de otros centros se ha criticado la tardanza excesiva en realizar pruebas y obtener resultados. «Hay compañeros que dicen que se está tardando demasiado, y tendríamos que haber aprendido que la rapidez es fundamental. Que pase más de un día o dos supone tener a ese centro patas arriba, con la preocupación y el peligro que supone».
Eso es lo que ha sucedido, por ejemplo, en la residencia San Cándido de Santander. «La semana anterior pedí resultados un lunes, y no los tuve hasta siete días después», denunció su directora, Gema de la Concha. «Y este mismo sábado he pedido PCR y no han venido, y hasta el lunes (hoy) no tengo los resultados. Había un protoclo de 24 horas que no se está cumpliendo».
Como en marzo
«El problema es que si en junio la situación había mejorado y estábamos prácticamente sin positivos, o alguno residual, estamos en agosto prácticamente en las mismas circunstancias que en marzo. No hay ningún tipo de protocolo. Tenemos reuniones con la Consejería, la Dirección de Salud Pública, el Servicio Cántabro de Salud, Políticas Sociales... y no hemos llegado a nada».
De la Concha reclama unas pautas de actuación claras, de las que, asegura, los centros carecen actualmente. «Tiene que haber protocolos claros: qué hacer si hay un positivo, cuándo tiene que venir el médico del Servicio Cántabro de Salud, si hay que cerrar la residencia... Nos dicen que debemos tener un coordinador covid en cada centro, y nosotros pedimos que también haya uno en la Administración, tener a quien acudir. A nosotros se nos marcan exigencias y recomendaciones, pero no se nos dan soluciones. ¿Qué apoyos tengo? Si en el mercado no encuentro guantes, ¿quién me los facilita? Y ya no digo ni quién me los paga».
Respecto al control de las salidas, dijo que hay residentes que, cuando están fuera del centro, participan en comidas familiares o van a centros comerciales. «Hay comunidades donde han prohibido las salidas y han restringido mucho más las visitas. Los centros estamos indefensos, pero es a nosotros a quienes van a exigir responsabilidades. El problema es que todo esto va a ir a más, en las residencias y en la calle: estamos igual que en el momento previo al confinamiento».
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