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Paula, voluntaria del Refugio Canino de Torres, juega con algunos de los perros de este centro de Torrelavega. DM

Sin cuarentena en la perrera

Los trabajadores y voluntarios de los centros de acogida y atención a mascotas se organizan para mantener al día el servicio

David Carrera

Torrelavega

Miércoles, 22 de abril 2020, 07:05

Los trabajadores y voluntarios de las perreras se organizan estos días como si no hubiera estado de alarma y cumpliendo con su actividad laboral para no desatender a las mascotas pero «muy preocupados» por los efectos del Covid-19 porque «en época de crisis lo primero que sobra es el perro».

Eduardo Puertas, encargado de Asproan (Asociación Protectora de Animales y Plantas de Santander), explica que para ellos «todo sigue igual aunque estemos en estado de alarma, seguimos estando aquí, mínimo, unas seis personas; incluso viene algún voluntario más estos días porque hay gente que no está trabajando y dispone de más tiempo para venir a echar una mano. En ese sentido los perros están muy bien atendidos, mejor porque en algunos casos hay gente que dispone de más tiempo». No obstante, Puertas aclara que «cualquier ayuda sirve» porque ahora tienen unos 300 perros, «así que con estas cifras cuanto más seamos mejor para atender a los animales». En términos cuantitativos, de las tres o cuatro personas que trabajan a diario en las instalaciones de San Román de La Llanilla se ha pasado estos días de cuarentena a cinco o seis, «con lo que podemos hacer más cosas y atender mejor los perros».

El día a día no preocupa a Eduardo, quien como muchas otras personas se pregunta ¿qué va a pasar mañana? «Esto va a tener un efecto económico muy importante que ya se está notando; hay gente que se da de baja en la asociación, y si no tenemos aportaciones se va a notar en el servicio. Luego, muchos nos tememos que en cuanto las economías domésticas se vean afectadas aumentará el número de abandonos, y al tiempo bajará la solicitud de adopciones; cuando vienen mal dadas la mascota es lo primero que sobra en casa, eso no falla», se lamenta.

Asegura que la experiencia de crisis anteriores, como la de 2008, les hace estar alerta porque saben que «crecerán los abandonos. Ya nos ha llamado gente que está ahora mismo sin ingresos por lo que tenemos que estar preparados para lo que pueda venir que en resumen es suben las cifras de abandonos y baja el número de adopciones». «Va a ser muy duro pero trataremos de buscar fórmulas y alternativas para seguir adelante», añade.

El encargado de Asproan reconoce que las mascotas son «futuras víctimas» de esta crisis del coronavirus. «La realidad es que de momento hay menos abandonos y menos entradas, pero el problema va a venir después, cuando todo termine. Además, no sabemos si la gente está cuidando a sus mascotas, que están muchas veces en una segunda vivienda, porque algunas tienen miedo a desplazarse para atenderlas, pero queremos señalar que sí que lo pueden hacer, porque es algo fundamental no abandonar en estos momentos a esos animales, y si hay vecinos que lo ven, que le den ellos de comer», explica un voluntario.

Trabajando igual

En Torrelavega, en el Refugio Canino de Torres, Paula Abascal, una de las veteranas cuidadoras en estas instalaciones, afirma que son unos 25, «pero cada uno tiene su función y su turno para la atención de los perros que están aquí». «Nos hemos organizado estos días para que al menos haya dos o tres personas al cuidado de los perros, para limpiar, darles de comer y pasearles», apunta.

De momento, dice, se arreglan para atender a los sesenta canes del centro de Torres, pero ya están pensando en qué va a pasar: «Aquí no hay cuarentena, seguimos trabajando igual, con un salvoconducto para movernos y nada más. Los mismos medios y todo voluntarios, el problema va a ser con toda esa gente que está sin trabajar, que están en ERTE, en el paro... y que ya sabemos que cuando la cosa se pone mal aumentan los abandonos y bajan las adopciones. Si no tienes para comer...».

Aunque de momento no se ha notado un repunte de abandonos, Paula recuerda que es época de camadas y «si nos hemos encontrado ya con algunos cachorros que antes era igual más fácil que la gente se hiciera con ellos, ahora pueden ser abandonados». En cuanto al trabajo en la perrera, señala que en estas circunstancias los procesos de adopción «están paralizados», por lo que hablar de nuevas entregas «es muy complicado».

Mónica Gutiérrez, otra voluntaria del Refugio Canino, mientras relata que hace unos días recogieron un cachorro abandonado junto a la orilla del río, asegura que «ahora todo es más complicado y más que va a ser». Por ello hace un llamamiento a la gente para que se conciencie de que el perro «no es un juguete». Su compañera, Marta Iglesias, también está preocupada porque «es triste pero con la crisis lo primero en las casas es deshacerse de las mascotas».

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