Borrar

Las cántabras reclaman su papel

Trabajan como los hombres, son más brillantes en los estudios y llevan el peso de la casa, un esfuerzo que no termina de verse recompensado con la igualdad real

José Ahumada

Santander

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Miércoles, 7 de marzo 2018

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Más de la mitad de la población de Cantabria son mujeres –298.487 de un total de 580.295, según el último padrón municipal–, y hoy es su día. Desde 1975 se conmemora el Día Internacional de la Mujer cada 8 de marzo, una fecha en la que, más allá de grandes nombres, se reconoce el papel de las mujeres corrientes como artífices de la Historia.

El 8 de marzo recuerda también más de un siglo de lucha de la mujer por participar en la sociedad en igualdad con el hombre, desde las primeras convocatorias reivindicativas organizadas por las socialistas estadounidenses, aunque haya hitos más remotos, como el de las parisienses que, durante la Revolución francesa, marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino, y el de Lisístrata, que, en tiempos de la antigua Grecia, inició una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra (son ejemplos que emplea la propia ONU). Es cierto que se ha avanzado muchísimo desde las primitivas reclamaciones femeninas, como también lo es que la mujer sigue lejos de tener el mismo protagonismo social que el hombre, algo perfectamente evaluable en muchos ámbitos. Para conocer la voz de cien mujeres de Cantabria, pincha aquí

Brecha salarial

Uno de ellos es el laboral: la brecha salarial en Cantabria se sitúa actualmente en el 29%; la media anual de todos los salarios de los hombres en la región asciende a 25.259 euros, frente a los 17.955 que arroja la media de los sueldos de las mujeres –datos del INE–, consecuencia en buena medida de que ellas se encarguen del 64% de las ocupaciones peor remuneradas del mercado laboral. Son ellas también las que acaparan la contratación a tiempo parcial (en un 78%) y las que se acogen mayoritariamente a medidas como la reducción de jornada (en un 96%). Es un hecho incontestable que ellas llevan mayoritariamente el peso de la casa sobre sus espaldas y que en ellas recae casi siempre el cuidado de los familiares dependientes.

Esta realidad laboral contrasta con lo que reflejan los estudios sobre la educación universitaria: aunque en Cantabria el alumnado es casi paritario en género, las mujeres llevan años siendo mayoría entre los graduados e incluso obtienen mejores notas. El 57% de los 7.866 graduados de la Universidad de Cantabria (UC) durante los últimos cinco años son mujeres.

No obstante, a pesar de ser, en términos generales, más numerosas y más brillantes, las mujeres están menos presentes en carreras de ingeniería y arquitectura, una diferencia que luego se traslada al mercado laboral y también a los salarios: se trata de profesiones que suelen estar mejor pagadas.

Para lo que no se encuentra explicación es para la desigual presencia de mujeres en el profesorado universitario cántabro teniendo en cuenta su mayoría en las aulas, un 37,2% del total, el segundo porcentaje más bajo de toda España, sólo por detrás de Extremadura. Unos números que, en cambio, crecen hasta el 61,1% para el personal de administración y servicios de la universidad. En cualquier caso el problema de la desigualdad de oportunidades parece perder importancia ante el de la violencia de género y los delitos sexuales contra la mujer, que siguen creciendo en Cantabria.

Violencia machista

Las denuncias por violencia machista resentadas ante los juzgados de la región crecieron un 34,1% durante el tercer trimestre de 2017 en comparación con los datos del mismo periodo del año anterior, hasta alcanzar las 570, en las que figuraban como víctimas un total de 579 mujeres. Esas 579 mujeres representan a 19,5 de cada 10.000 cántabras, una ratio superior a la media nacional, de 17,23, según los datos facilitados por el Observatorio contra la Violencia Doméstica.

Por otro lado, los estudios de la Fiscalía del Estado revelan que tan sólo una de cada cinco denuncias por violencia de género acaba en condena. Del total de 1.560 cántabras que denunciaron que estaban siendo víctimas de este tipo de delito en 2016, únicamente 284 vieron cómo los juzgados dictaban condena contra sus maltratadores.

Las organizaciones que trabajan en este ámbito reconocen que las presiones familiares, los distintos tipos de dependencia y otros factores, como la existencia de hijos en común, obstaculizan a menudo que estos dramas domésticos lleguen hasta el juez una vez presentada la denuncia. Aún así, en 2016 se dictaron en Cantabria 252 órdenes de protección y 21 de prisión permanente al tratarse de agresiones de gran intensidad o casos con reiteración. Igualmente alarmante resulta el crecimiento del número de denuncias por delitos sexuales en la comunidad: en 2017 se dispararon hasta un 21% respecto a 2016. Hubo 84 denuncias, de las que ocho correspondieron a agresiones sexuales con penetración.

Se trata de la cifra más alta de delitos de este tipo registrada en Cantabria en los ocho últimos años. Según los expertos este incremento podría deberse, en parte, a que las mujeres denuncian más. Se trata de un pobre consuelo, sobre todo si se tiene en cuenta que se ha detectado un incremento de las denuncias entre los más jóvenes, con edades comprendidas entre los 16 y los 25 años, lo que pone freno a las esperanzas de que las nuevas generaciones no sigan cayendo en el mismo pozo.

Ley de Igualdad

Entretanto, las Administraciones trabajan para ir eliminando las diferencias entre hombres y mujeres, defendiendo los derechos de éstas y promocionándolas para acelerar el proceso que debe culminar con una igualdad real.

En Cantabria, después de siete años de ‘paréntesis’, el Consejo de Gobierno ha aprobado el proyecto de Ley para la Igualdad efectiva entre Mujeres y Hombres, que aún debe pasar por el Parlamento para su debate y posterior aprobación definitiva. Una vez concluya el proceso, Cantabria dejará de ser una de las pocas regiones (junto con Aragón, Navarra y La Rioja), que no disponga de este tipo de legislación autonómica.

El proyecto abarca todos los ámbitos, desde el empleo y la conciliación a la educación en todas sus etapas; la sanidad y los servicios sociales; la cooperación al desarrollo, ocio, deporte, cultura, y juventud: participación social y política de las mujeres: imagen y medios de comunicación, movilidad y desarrollo rural.

Así, en el terreno educativo garantizará que el sistema integre en el currículum y en el sistema organizativo el fomento de la igualdad efectiva y la eliminación de obstáculos que la dificultan. En el del empleo se recogen medidas como el fomento de la participación de las mujeres en políticas activas de empleo o la promoción de su incorporación en sectores profesionales en los que se encuentren infrarrepresentadas.

Respecto a la discriminación salarial, se pondrán al servicio de la inspección de trabajo los recursos necesarios para hacer cumplir el principio de igualdad de remuneración entre mujeres y hombres por trabajos de igual valor.

También se contempla la promoción de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal y la corresponsabilidad, la organización de espacios, horarios y creación de servicios. Asimismo, se prevén medidas específicas para prevenir el acoso sexual y el acoso por razón de sexo en el trabajo en todos los ámbitos.

Es de suponer que la puesta en marcha de la nueva ley impulse también en el futuro una mayor presencia de mujeres en el Ejecutivo regional, que de momento sólo cuenta con dos.

Protagonistas

Conscientes de la necesidad de que la mujer vea reconocido su papel en la sociedad a todos los niveles y en igualdad de condiciones al hombre, una cuestión tanto de justicia como de lógica, El Diario Montañés ha tratado de dar protagonismo a todas las mujeres de Cantabria, representadas en una, forzosamente, pequeña selección.

El único criterio que se ha seguido para reunirlas en estas páginas ha sido el de que se tratase de mujeres que realizan distintas actividades, un modo de hacer visible su presencia en todos los ámbitos, como parte indispensable de la urdimbre que sostiene el tejido social de Cantabria.

Cada una de ellas realiza una breve reflexión: unas lo hacen sobre su profesión o la atención que dedican a la familia; otras, sobre el 8 de marzo y las razones para ir o no a la huelga; algunas hablan de la vida o de sus deseos. No comparten los mismos puntos de vista, pero todas tienen algo en común: ellas son las que cada día ponen la región en marcha.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios