El neurocientífico Rafael Yuste recibe en Santander el Premio a la Trayectoria Internacional
El Idival reconoce en la UIMP la labor investigadora de «una de las voces más influyentes, lúcidas y comprometidos de la ciencia contemporánea»
El prestigioso neurocientífico Rafael Yuste, «una de las voces más influyentes, lúcidas y comprometidos de la ciencia contemporánea», que ha desarrollado su brillante carrera en ... Estados Unidos, recibió ayer en Santander el 'Premio a la Trayectoria Internacional en la Protección del Derecho a la Salud'. Un reconocimiento enmarcado en el XVIII Encuentro Interautonómico sobre la Protección Jurídica del Paciente, que se está impartiendo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), y promovido por la Consejería de la Salud, a través del Instituto de Investigación Sanitaria Marqués de Valdecilla (Idival). De ahí que fuera el consejero César Pascual quien le hizo entrega del galardón como «figura de relevancia investigadora internacional» en un acto compartido con el rector de la UIMP, Carlos Andradas, y el director de Gestión del Idival, Galo Peralta.
Catedrático de Neurobiología y profesor de Neurociencia en la Universidad de Columbia (Nueva York), donde además dirige un prestigioso Centro de Neurotecnología, Yuste ha proyectado su influencia a escala global combinando investigación puntera, innovación ética y una firme defensa de los derechos humanos. En su libro 'El cerebro, el teatro del mundo' invita a comprender que el cerebro no es solo un órgano, es el escenario donde se despliega la conciencia, la memoria, y la capacidad de ser. Descifrar el funcionamiento de esa red interconectada por miles de millones de neuronas es el reto con el que impulsó el proyecto Brain, una de las mayores iniciativas científicas del siglo XXI auspiciada por la Casa Blanca con el objetivo de «mapear la actividad del ser humano con una resolución sin precedentes» (un proyecto similar al del genoma humano, pero del cerebro). Se trata, como él mismo ha explicado en anteriores entrevistas, de desarrollar métodos para registrar la actividad cerebral y poder cambiarla.
Además de su contribución científica, avalada por numerosas publicaciones, proyectos y un impacto mediático absoluto, destaca «su constante preocupación por la ética y preocupación humanista», señala el Gobierno en su nota de prensa. No en vano, ha sido pionero en advertir de los riesgos a la libertad, la intimidad y la identidad humana. Es el ideólogo del concepto «neuroderechos», una categoría emergente de derechos fundamentales que busca proteger la integridad mental y cerebral de las personas en un mundo el que la tecnología ya no solo lee los pensamientos sino que puede llegar a modificarlos.
En este campo ha impulsado la Fundación NeuroRights, que lucha por proteger la actividad cerebral como un nuevo derecho humano; ha coordinado el influyente grupo Morning Sight, donde confluyen expertos en neurociencia, derecho y ética, y ha logrado que sus propuestas lleguen a las Naciones Unidas, parlamentos nacionales y Marcos Regulatorios Legales.
Este galardón ha sido entregado en ediciones anteriores a investigadores de la talla de Manuel Elkin Patarroyo (2018), Valentín Fuster (2019), Luis Rojas Marcos (2020), Julio Mayor (2022), María Blasco (2023) y Ángel Carracero (2024).
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