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El calor puede contribuir a potenciar la eficacia de la radioterapia y de la quimioterapia al hacer que el tumor sea más vulnerable al ... tratamiento. Grosso modo, en esto consiste la oncotermia, una técnica que se va introducir de forma inminente en Valdecilla, convirtiéndose así «en el primer hospital público de España» en disponer de esta herramienta terapéutica frente al cáncer, como explica Pedro Prada, jefe de servicio de Oncología Radioterápica. Basada en el método de la hipertermia, se empezará a aplicar «en los tumores en los que ya hay evidencia científica de que mejoran, como son los de mama y los ginecológicos, sobre todo de cérvix (cuello de útero)», aunque en paralelo se desarrollará una línea de ensayos clínicos, a través del Instituto de Investigación de Valdecilla (Idival), para el tratamiento del cáncer avanzado de recto, así como de los tumores cerebrales (gliomas) y, más adelante, también de vejiga. «Vamos a ser investigadores y promotores, de tal forma que seremos nosotros los que manejemos los resultados de estos ensayos», destaca Prada. «Si el tratamiento resulta más eficaz, aumentará la tasa de curación de los pacientes».
La tecnología de oncotermia (software que orienta el calor hacia la zona tumoral) la aporta una empresa inglesa, con la ventaja añadida de que lo hace gratis. Eso implica que el hospital contará con un recurso único en el sistema sanitario público -hasta la fecha, sólo algunas clínicas privadas disponen de hipertermia- sin que le suponga desembolso alguno. «Ya tenemos habilitada incluso la sala en la que se desarrollarán los tratamientos», señala el médico, que lleva tiempo tratando de convencer a las autoridades sanitarias de los beneficios que reportará esta técnica, que ha renacido en los últimos tiempos con el desarrollo de sistemas tecnológicos de aplicación mucho más precisos.
En la actualidad, se utiliza en hospitales de Estados Unidos, Alemania, Holanda e Italia, entre otros, una vez que se han realizado diferentes estudios que demuestran que el calor es un buen aliado para aumentar (duplicar incluso) la efectividad de las terapias oncológicas.
¿En qué consiste? «Se trata de un procedimiento para calentar el tumor mediante ondas electromagnéticas (a temperaturas que superan los 43 grados). El tiempo de exposición puede oscilar entre treinta minutos y una hora, según la localización de la lesión. Y en la media hora siguiente se tiene que aplicar el tratamiento previsto», la sesión de radioterapia en este caso, porque en esta primera fase se limitará al campo de la Oncología Radioterápica, aunque no se descarta en un futuro probar qué efecto tiene la hipertermia previa a la quimioterapia.
«El calor tiene dos efectos: de un lado, genera una inestabilidad celular que hace más sensibles las lesiones al tratamiento de radioterapia; y por otro, produce un mayor aporte de oxígeno, que supone un elemento radiosensibilizante, que aumentando la eficacia de los tratamientos». Traducido, podría decirse que la hipertermia vuelve locas a las células cancerígenas, de tal forma que en medio de la confusión el bombardeo de electrones (radioterapia) las deja fuera de juego y, a la vez, inyecta oxígeno al aumentar el flujo sanguíneo, lo que reduce las posibilidades de propagación de las células tumorales supervivientes a la terapia. Todo ello sin perder de vista que «esta técnica no tiene ningún efecto secundario, que es su gran ventaja», subraya Prada.
La previsión del jefe de Oncología Radioterápica es que los primeros casos se empiecen a tratar «a principios del próximo mes de diciembre. Aproximadamente, siete en cada turno de mañana, porque calculamos hora y cuarto por persona. Esta cifra se duplicará más adelante, si extendemos la hipertermia también al horario de tarde», añade. Por ahora, este tratamiento extra en la lucha contra la enfermedad no implicará acortar las sesiones de radioterapia. «Esta será una de las cosas sobre las que habrá que investigar, iremos viendo si se puede reducir el tratamiento posterior», apunta.
La introducción de la oncotermia completa el armamento terapéutico del servicio de Oncología Radioterápica de Valdecilla, que este año ha renovado también un segundo equipo de radioterapia externa de última generación (acelerador lineal), incluido en el proyecto de renovación tecnológica impulsado por la Consejería de Sanidad, y ha puesto en marcha la radiocirugía, dirigida especialmente a tumores de localización compleja en el cerebro. Con ella, se han eliminado por completo las derivaciones de estos pacientes fuera de Cantabria, como ocurría antes. Esta avanzada técnica (Radiocirugía Estereotáctica) permite dar altas dosis de irradiación, sin afectar a los órganos y tejidos sanos, de forma ambulatoria (sin ingreso) y sin anestesia, al ser indoloro. Además, el servicio se mantiene en una posición de referencia nacional en el campo de la braquiterapia (radioterapia a corta distancia).
Los 3,1 millones de euros que recibió Cantabria de la donación millonaria que repartió la Fundación Amancio Ortega entre los servicios de salud de toda España, para invertir en tecnología contra el cáncer, permitió a Valdecilla adquirir un acelerador portátil de radioterapia. Un aparato que abre la posibilidad de aplicar las sesiones de tratamiento al tiempo que se interviene quirúrgicamente el tumor. Es lo que se conoce como radioterapia intraoperatoria (RIO), que utiliza la misma incisión de la cirugía para aplicar la radiación directamente sobre el tumor o sobre la zona en la que se ha extirpado. Pero el equipo lleva desde enero esperando que le echen a andar. El primer retraso de su puesta en marcha vino motivado por las denuncias de irregularidades en las contrataciones del Servicio Cántabro de Salud (SCS), porque su compra figuraba entre los expedientes investigados. Las dimisiones en la Dirección del SCS provocaron una situación de parálisis, que demoró también las obras que había que acometer en quirófano. Aunque los planes iniciales situaban su puesta en marcha antes del verano -estaba previsto que se estrenara con los tumores más complicados, como páncreas y colon avanzado-, lo cierto es que el jefe de servicio de Oncología Radioterápica tuvo que posponer el plazo: «Será para octubre cuando comencemos con la intraoperatoria», declaró en agosto. Sin embargo, esta semana ha reconocido en declaraciones a este periódico que el acelerador móvil, en el que se han invertido 1,5 millones, aún está sin calibrar y sigue pendiente de recibir la autorización pertinente del Consejo de Seguridad Nuclear.
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