«Debemos volver a un auténtico diálogo con la naturaleza»
El creador inauguró ayer en el centro La Vidriera su muestra 'Entropía', una profunda mirada a la desnaturalización del ser humano | Rubén Polanco Artista
Disentir puede ser una propuesta en positivo y retroceder el camino más certero para avanzar. El del artista Rubén Polanco (Reinosa, 1965) es un discurso complejo y esencial que enfoca a la base de la propia naturaleza para concienciar sobre el enfoque vital, distorsionado e incoherente, que el ser humano parece haber asumido, así como sobre los graves retos y peligros que esa actitud está provocando.
-'Entropía', ¿es orden o desorden? ¿Es un retrato del caos de la vida o de la exactitud absoluta que impera en la naturaleza?
-Es la mezcla de ambas realidades. Esa es la tendencia que existe en la naturaleza y donde nos movemos normalmente. Es una parte de esa tensión que existe entre la parte espiritual y la detención temporal de las cosas.
-Retrata la naturaleza como origen y final de un ciclo sin fin en el que los seres humanos atentamos contra el mundo que nos acoge... ¿Estamos perdidos?
-Aunque evidentemente mi posición ante esta realidad puede subyacer, no busco tanto una crítica como el intentar hacer visible esta tendencia y tratar de conciencia sobre cómo nos posicionamos ante esta realidad. Hoy en día hay un discurso predominante sobre el actual sistema productivo que creo que es erróneo. Curiosamente es en la época industrial, en el siglo XIX, cuando ya sabemos que somos animales, que hemos sido monos, cuando empezamos a destrozarlo todo sin ninguna consideración.
LA EXPOSICIÓN
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Lugar y horario Centro Cultural La Vidriera. De 17.00 a 21.00 horas, de lunes a viernes hasta el 19 de marzo.
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Título y composición 'Entropía. Rehacer la naturaleza, ordenar el caos'. Muestra dividida en tres bloques.
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Obras 'Bosque blanco', 'Árbol retorcido', serie 'Árbol griego', 'Los sueños del agua', serie 'Botánicas cotidianas'.
-Transmite desesperanza ante la actitud humana y, a la vez, fe ante el poder de la naturaleza para rehacerse. ¿Cómo convive con ese complejo equilibro?
-La esperanza me la da la propia naturaleza y las claves que existen en ella para reponerse y reconstruirse por encima de la acción del hombre. No planteo una visión terrestre de la naturaleza, sino universal, cósmica. Creo que tiene suficientes herramientas e incluso un plan estructurado para afrontar lo que va a ser el final o el principio de una nueva situación o realidad para nosotros como especie, como colectivo.
«Me muevo con gran libertad y estoy consiguiendo definir una voz realmente propia»
EVOLUCIÓN
«Mi propuesta surge del miedo y de la fascinación ante el futuro que vamos a tener que afrontar»
MUESTRA
-¿Es la suya una mirada en cierto sentido apocalíptica, que anticipa que esto va a acabar mal?
-Indudablemente puede subyacer esa perspectiva, pero mi propuesta surge de una mezcla de miedo y fascinación ante lo que nos viene, porque de la misma manera que el hombre tiene esa capacidad destructora también tiene una capacidad transformadora y para reequilibrar las consecuencias de sus acciones. Creo que estamos a tiempo de retomar ese camino y de entablar ese diálogo real con lo que nos rodea para convivir realmente hacia el futuro, hasta donde se pueda, porque evidentemente el cosmos tiene otros planes para la Tierra, no solo estamos nosotros.
-¿Cuáles son los grandes retos que debemos afrontar y que están en la génesis de sus obras?
-Los grandes retos radican en volver aun auténtico diálogo con la naturaleza, a un conocimiento real donde el contacto con ella nos permita entender cuál son los mecanismos que utiliza y cómo nosotros podemos contribuir o insertarnos en ellos para ser un eje o un rodamiento más de esa estructura gigantesca que es el cosmos. También el asumir los principios de muerte y nacimiento como elementos propios de los ciclos de la naturaleza, algo en lo que últimamente estamos muy empeñados en esconder.
-¿Cómo ha trasladado ese discurso en su nueva exposición?
-La he dividido en dos espacios principales. En la primera predomina el blanco y he colocado obras de la última época; ahí están los dos grandes tótems de la cultura occidental europea como son el árbol y toda la estatuaria clásica griega. Por ejemplo, en 'Tótem del bosque blanco', aparece un árbol caído que reposa sobre unos tacos de madera de palé, como retrato de ese grado de espiritualidad degradado. También hay unos árboles que están completamente transformados, retorcidos sobre sí mismos, sin raíces ni hojas y que están podados, como representación de ese empeño del ser humano de transformar la naturaleza para que no pida nada y le dé todo lo que él cree que tiene que darle.
-¿Y el segundo espacio?
-Ahí predomina el negro y se pueden ver elementos vegetales con los que creado una capilla basilical para buscar una raíz más espiritual, una mirada más interior a elementos a través de los que intento dialogar, entender y extraer esos misterios que se nos presentan en lo cotidiano. También hay una parte intermedia en la que he situado una parte más poética basada en piezas que representan la estructura de los cristales de hielo , y que de alguna forma es el germen de todas estas piezas de los últimos 10 años. Es algo onírico y por ello se titula 'Los sueños del agua'. Esos son los tres bloques con los que he dado forma a este pequeño relato en clave casi de ciencia ficción, que es a lo que he solido recurrir durante todo este tiempo.
-¿En qué momento personal y creativo se encuentra?
-En uno bastante bueno porque ahora puedo estar más pendiente y centrado en mi propia creación. Me muevo por intuición y con gran libertad y creo que poco a poco estoy consiguiendo definir una voz realmente propia.
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