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Noche de divas en La Porticada: Melody y Merche, a tope con el público
Las dos artistas pusieron el broche musical al octavo día de conciertos en el centro de Santander
Había tanta gente que no cabía ni una persona más. Bajo los arcos, en el paso de cebra junto a la catedral e incluso desde ... la plaza Alfonso XIII. Fuera donde fuera, miraras donde miraras, había personas. Las palmas, los gritos, los móviles alzados buscando señal y los aplausos masivos daban la bienvenida a una noche más que esperada. Santander vivió este viernes uno de los conciertos más multitudinarios del ciclo gratuito que organiza cada verano el Ayuntamiento en el Escenario Porticada, dentro de la Semana Grande. Era el octavo día de programación y los nombres protagonistas prometían una velada pop de las que se recuerdan: Merche y Melody.
Con su energía habitual, Merche apareció sobre el escenario con los primeros acordes; desde que comenzó su 'show' mostró emoción, entrega, baile y una conexión constante con el público. Inició con su tema 'Abre tu mente', y desde entonces no bajó el ritmo. Entre luces violetas y azules, su voz tejía recuerdos para muchos asistentes. Antes de cada canción, se acercaba al micrófono, interactuaba, lanzaba pistas sobre lo que venía… 'Cal y arena' se convirtió en favorita, cantada a coro por varias generaciones. «Un aplauso para los fans que llevan 23 años conmigo», dijo, mientras las manos seguían arriba, sin descanso.
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Tras 'Si te marchas', desapareció brevemente. Mientras tanto, su banda tomó el control. 'Comerme el mundo' sonó con fuerza, y cuando Merche reapareció, lo hizo en un traje plateado brillante, flanqueada por dos bailarines. Saltos, ritmo, coreografía. Energía pura. «Vamos a darle caña», expresó antes de 'Eras tú', la última de la noche. Y entre agradecimientos a todo su equipo y besos lanzados al público, se despidió a las 23.41 y dejó al escenario a merced de los técnicos que ya trabajaban contra el reloj.
El público no se movía. La artista más esperada de la noche, Melody, se hacía de rogar. Mientras sonaban temas de Cadena Dial, como 'Tú me dejaste de querer' de C. Tangana, los asistentes seguían entonando letras y pidiendo paso entre la multitud para coger el sitio más cercano al escenario. «Melody, sal ya», se escuchaba entre silbidos. Pero, como suele decirse, lo bueno se hace esperar. A las 00.15, por fin, la cuenta atrás. El confeti volaba. Música épica, luces parpadeantes, misterio en el aire. Y gritos. Muchos gritos. «Buenas noches, Santander», dijo Melody entre aplausos, y la Porticada estalló.
Voces familiares
Vestida con un conjunto plateado parecido al que llevaba Merche, acompañada de cuatro bailarines y envuelta en efectos visuales (incluidas las clásicas llamaradas de fuego similares a las que se soplan en los cumpleaños), abrió con 'Dabadabadá'. Luego llegó 'Parapapá', una pieza más suave que dedicó al mar y a la brisa santanderina. Melody no estuvo sola. Su padre y su hermano la acompañaron como coristas desde el principio, que sumaron a la emoción el peso del vínculo familiar. También estaban su hijo y su marido en camerinos. En 'Y ese niño', calmó los ánimos, pidió palmas suaves y, después, sorprendió con una improvisación emotiva: 'Y cómo es él', dedicada a madres y padres.
Recuerdos y 'hits' eternos
En la siguiente pausa, una tormenta ficticia cubrió la plaza: lluvia, viento, lobos. La artista andaluza reapareció junto a sus bailarines, ahora con gabardinas negras. La atmósfera cambió, y llegó 'Bandido', con sirenas, linternas y una coreografía vertiginosa entre policías y ladrones. «Vamos a hacer un repaso de todas esas canciones que no pueden quedarse en el olvido», anunció. Y llegó 'De pata negra', precedida por una anécdota aparentemente inventada sobre cómo se perdió de niña en El Corte Inglés. Los asistentes formaban parte del espectáculo, ya que gritaban su nombre como si fueran los padres que buscan a su hija perdida. Por ello, lo que esto generó era que el público coreara su nombre cada vez más fuerte. Le siguieron 'La Putukita', 'La calculadora' («la lancé con 10 años, no me acuerdo», bromeó antes de cantarla) y, por fin, 'El baile del gorila'. «He venido aquí solo para esto«, se escuchaba entre el público. Las palmas marcaban el ritmo, todos seguían la coreografía. La cantante recordó que el año próximo se cumplen 25 años desde su lanzamiento.
Diva sin pisar a nadie
Y para cerrar, Diva, que fue la canción con la que representó a España en Eurovisión este año. Aunque no ganó, buena parte del público coreaba «ganadora», aún con la polémica sobre la falta de libertad creativa y acusaciones de censura política que hubo en su día. «Una diva no pisa a nadie para brillar», insistió. La plaza se volvió coro: niños en hombros, adultos grabando, voces en cada rincón. Melody pidió un aplauso para su equipo y cerró con un último estribillo. A la 1.15 de la madrugada se apagaron las luces. La gente se fue marchando lentamente, con la música todavía resonando en la memoria.
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