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Pilar González Ruiz
Sábado, 12 de diciembre 2015, 12:50
En las últimas dos décadas, OBK ha dado formas a algunos de esos temas que todo el mundo sabe, al menos, tararear. La aspiración de Jordi Sánchez (Málaga, 1968) es conectar con su público a través de la emoción. Esta noche probará a hacerlo en Cantabria (Escenario Santander), presentando su último disco, De corazón.
-Hablemos de cifras; veinticuatro años de carrera y quince discos. ¿Cómo está?
-Bien, vivo. Eso es lo que genera un trabajo cuando lo por fin lo compartes con tu público. Lo disfrutas mucho más. Te sientes útil en un mercado muy difícil.
-¿Esas dificultades le han llevado a plantearse dejarlo en algún momento?
-Los malos momentos son los que más te motivan para superarte y sacar lo mejor de ti. A toro pasado es fácil decirlo, pero en la vida se aprende de las etapas duras, son las que te hacen pensar. La historia está bien como está, aunque haya días más flojos que otros.
-¿Ha cumplido sus metas?
-El balance es muy positivo; es un sueño convertido en realidad. En este trabajo te expones totalmente y mi experiencia es que siempre ha sido para sacar lo mejor de mí y demostrar que sigo luchando a muerte por mi sueño de adolescente.
-¿Siente que iniciaron un estilo propio?
-Sí. Con el tiempo te das cuenta de que la electrónica ha sido importante para OBK pero más aún las composiciones. Eso es lo importante. No se puede vivir 24 años de un tema. Hemos hecho muy buenas canciones por el camino. Me siento muy orgulloso. Dimos un sentimiento a la electrónica que era totalmente diferente a lo que se hacía a nivel nacional.
-¿Cuál es el papel en el que se siente más cómodo?
-Componiendo. Sin duda. Eso es mágico. Sigo teniendo a ese chavalito de 13 o 14 que mantiene la misma ilusión cuando crea una canción.
-Arrancaron su carrera gracias a un sello independiente. ¿Cómo ven ahora el movimiento indie?
-Realmente tuvimos la suerte de fichar por una compañía en la que nadie pensaba que íbamos a tener el éxito que tuvimos. Ahora hay mucha creatividad en todos los sentidos, mucha gente haciendo cosas, pero es mucho más Juan Palomo; buscándose la vida por sí mismos porque la industria ha cambiado muchísimo.
-En el año 92 despega Historias de amor ¿Qué supuso ese tema en su carrera?
-Ponernos en el panorama nacional con apenas experiencia y los cuatro meses que tenía el disco en el mercado. Fue un bombazo, pero en ese sentido fuimos coherentes y supimos aprovechar ese regalo. No por la fama sino porque queríamos que la gente nos escuchara. A partir de ahí trabajamos duro y profesionalmente, haciendo lo que crees que tienes que hacer cuando la industria te pone a disposición las herramientas.
-Probablemente, el gran público no sepa quién está detrás de sus videoclips
-Pues sí. José Antonio Bayona ha hecho 14 vídeos del grupo y todo el mundo se entera ahora. Es la buena mala suerte de OBK siempre hemos querido hacer cosas lo mejor posible en nuestro país y creíamos que los videoclips podían ser mucho más interesantes. Como Depeche Mode tenía a Anton Corbijn, nosotros tuvimos la suerte de conocer a J Bayona, y nos sentimos orgullosos de haberle dado aquella oportunidad a un chaval que empezaba.
-Menciona a Depeche Mode. ¿Sigue siendo un referente?
-Siempre me ha gustado todo. Igual que me atrapó Depeche Mode lo hizo Umberto Tozzi. En general me ocurre que las cosas me atrapan por la emoción.
-¿Y eso se refleja en el sonido de OBK?
-OBK es algo muy personal. Hay parte electrónica y parte melódica, todo bajo el prisma de mi visión de las cosas. Todos los grupos tienen un mensaje. Somos reconocibles en ese sentido, con un estilo muy marcado, por más que evolucione el nivel de producción.
-Amor y desamor son la temática predominante en sus temas. ¿Cuál pesa más?
-El negativo, siempre. A veces piensas, ¿seré yo? Pero no; casi todos los creadores al desnudar al alma queremos liberarnos de esos miedos, los de todo el mundo.
-¿Son sus propias historias?
-Me gusta escarbar en ello aunque no sea todo en primera persona. Tengo mucha empatía con la sensación de vivir otras vidas. Y creo que tengo ese don de escribir sensaciones de lo que realmente nos une a todos los mortales; el dolor, el miedo, los por qué. Me dan mucho juego en la búsqueda de la emoción, que es lo que importa.
-¿Emocionar es lo fundamental?
-Hay muchos factores para que la canción llegue. Yesterday por ejemplo, siempre emociona. Ese es el objetivo. No quiero hacer canciones de un año sino música atemporal.
-No va mal; hay varias generaciones que podrían cantar sus temas
-La princesa de mis sueños, por ejemplo o ¿De qué me sirve llorar?, no podemos dejar de tocarlas. Son historias universales. Que te digan Esa es mi historia, Esa canción me ha cambiado la vida, es lo más bonito que te pueden decir.
-Con algunas de sus canciones, trataron de normalizar los prejuicios
-En El cielo no entiende, por ejemplo, quitamos hierro a situaciones, mostrando que dos heteros que no pertenecían al colectivo gay podían hablar de esos temas que son sentimientos universales.
-¿Hablar de derechos sigue siendo soñar?
-Sí, porque lo que nos toca en vida es soñar. Soy un soñador empedernido. Los sueños hay que perseguirlos. Siempre pienso que la mejor canción aún no la he hecho.
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