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Arsenal y PSG cruzan sus caminos a un paso de la final de Champions, hito que marca sus respectivos techos en Europa. Londinenses y parisinos, dos de los clubes más grandes del Viejo Continente que todavía no han conquistado la anhelada 'orejona', viven días de vino y rosas. Buena culpa de esa situación de bonanza la tienen sus entrenadores, dos de los mejores representantes del esplendor de la escuela española de técnicos.
Mikel Arteta y Luis Enrique han reinventado sus equipos bajo el signo del método. Son dos preparadores concienzudos, que han construido dos proyectos ganadores con toques de calidad acordes a dos de las grandes plantillas de Europa, pero especialmente a través de ingentes cantidades de trabajo en la pizarra hasta el mínimo detalle.
El Real Madrid sabe de primera mano cómo se las gasta el Arsenal de Arteta, que se planta en semifinales con 14 goles a favor y 4 en contra en sus cuatro duelos eliminatorios. Pasó por encima del PSV Eindhoven en octavos, pero especialmente desarboló al todavía rey de Europa en cuartos, con un fútbol sostenido por el bloque en primer lugar, como ha demostrado la prodigiosa reinvención de Mikel Merino en el 9 capaz de suplir las sensibles bajas de Gabriel Jesus y Havertz.
Atrás quedaron los tiempos del Arsenal blando, un buen equipo que solía decepcionar en los momentos importantes. De la mano del técnico guipuzcoano los 'gunners' vuelven a pisar unas semifinales de Champions 16 años después, por lo que ya tienen entre ceja y ceja la segunda final en la historia del club, tras aquella que una generación dorada liderada por Thierry Henry dejó escapar ante el Barça de Frank Rijkaard en 2006.
Puede que todavía le falte al conjunto del Emirates dar el paso al frente que le permita recuperar el trono de la Premier League inglesa, pero en la Liga de Campeones ya ha mostrado que está capacitado para todo. Más allá de lo puramente táctico, Arteta ha cambiado la mentalidad del equipo londinense sacándolo de la zona de confort y dotando al futbolista de la inteligencia en el juego necesaria para actuar con libertad en cada acción.
El Arsenal cuanta con un portero de garantías, David Raya; un lateral emergente, Lewis-Skelly; una de las mejores parejas de centrales del Viejo Continente, la que forman Saliba y Gabriel Magalhaes y que se ha deshecho en este tramo de curso por la lesión del brasileño; un centro del campo con todos los registros a través de perfiles tan distintos como los de Thomas Partey, baja para el duelo de ida por sanción, Declan Rice y Martin Odegaard; y jugadores de banda tan desequilibrantes como Bukayo Saka o Martinelli, además del improvisado delantero que por sorpresa ha resultado ser Merino.
Algo parecido ocurre en el Paris Saint-Germain con Luis Enrique, con el mérito añadido que implica el logro de transformar una pléyade de estrellas en un bloque compacto y reconocible. El campeón francés barrió al también galo Brest en el playoff intermedio, tras una fase de grupo peor en cuanto a resultados que en términos de juego, y luego dejó por el camino a dos rivales de la exigencia del Liverpool, principalmente, y el Aston Villa.
La fórmula del éxito radica en la ausencia de divos, esa categoría de jugador que copó en el pasado reciente el vestuario local del Parque de los Príncipes. Lucho ya avisó tras concluir la pasada temporada, su primer curso en el PSG, que a pesar de la marcha de Kylian Mbappé elaboraría un equipo todavía más poderoso. A fe que ha cumplido con su vaticinio, de la mano del paso adelante del otrora díscolo Ousmane Dembélé, la irrupción de jóvenes sobradamente preparados como Barcola o Doué, la incorporación invernal de Kvaratskhelia y el espectacular rendimiento de un centro del campo de aroma ibérico, pues lo integran los portugueses Vitinha y Joao Neves y el español Fabián Ruiz.
Achraf Hakimi y Nuno Mendes, dos puñales en los carriles que simbolizan la fortaleza parisina en el contraataque, son otros dos recursos más de un equipo al que la Ligue 1 francesa se le quedó corta hace mucho tiempo, pero que ahora, de la mano de Luis Enrique, ha logrado repetir en semifinales de la Champions por primera vez en su historia. El rendimiento de Donnarumma es una moneda al aire, pues el italiano es capaz de lo mejor y también de lo peor, pero el rendimiento colectivo del PSG invita al optimismo con el campeón galo.
Arsenal: Raya, Timber, Saliba, Kiwior, Lewis-Skelly, Odegaard, Rice, Merino, Saka, Trossard y Martinelli.
PSG: Donnarumma, Hakimi, Marquinhos, Pacho, Nuno Mendes, Joao Neves, Vitinha, Fabián Ruiz, Doué, Dembélé y Kvarastkhelia.
Árbitro: Slavko Vincic (Eslovenia).
Estadio: Emirates Stadium.
Hora y TV: 21:00 h. Movistar Liga de Campeones.
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