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Se vende la torre de Mogrovejo. El conjunto arquitectónico, Bien de Interés Cultural (BIC), que se eleva sobre el valle de Camaleño, en la espalda de los Picos de Europa, está a la venta por 2.300.000 euros. El montante incluye la torre del siglo XIII, la casa solariega, la antigua vivienda de los guardeses, capilla privada, caballerizas, pajar y una generosa extensión de terreno. Una propiedad enmarcada en un pueblo –Mogrovejo– que se promociona por sí solo, enaltecido por sus casas montañesas y sus campos verdes, como impolutos, en el corazón de Liébana. Una oferta irresistible, si no fuera porque «la persona que lo compre deberá realizar una rehabilitación importante», explica el alcalde pedáneo, Juan Torre. Importante, cara y sujeta a determinados preceptos legales, ya que es un bien patrimonial catalogado y no se puede tirar una pared «como si nada».
Aun así, en el portal inmobiliario donde aparece la torre en venta, The Sibarist, evidencian sus posibilidades de negocio: «casona histórica ideal para un proyecto de hotel rural con encanto y estilo propio». Al pedáneo que se venda le parece «natural», dado lo costoso que debe de resultar su mantenimiento. Es más, Torre estaría «encantadísimo» de que se hiciera un hotel, «cuyos beneficios repercutirían en toda la comarca», asegura. Con todo, las expectativas no son muy halagüeñas, porque el conjunto lleva al menos dos años en venta. Y no se vende. «Tendría que comprarlo alguien con un poder adquisitivo alto, una cadena de hoteles o un empresario que se dedique a estas cosas», enumera. Según el pedáneo, el Ayuntamiento intentó negociar con la Consejería de Cultura en la anterior legislatura «para que lo adquiriese y le sacase provecho», pero hubo elecciones y la cosa quedó en nada.
El que lo quiera –o lo pueda– comprar, adquirirá una construcción de 1.650 metros cuadrados, con nueve habitaciones, cuatro baños, jardín, chimenea, porche, terraza y trastero. ¡Ah! y capilla propia. Todo ello sobre una superficie de tres hectáreas. Tan irresistible es la oferta como inevitable la reforma. «El tejado hace muchos años que no se toca». La torre medieval, según publica la inmobiliaria, «se presenta con una envolvente pétrea sin distribución interior, coronada por una cubierta que conserva su carácter original». En cualquier caso, al ser un bien patrimonial, tampoco hay muchas opciones más allá de la restauración. «Es una aventura», resume el alcalde pedáneo. Una aventura gravosa.
El complejo pertenece a los descendientes de Florencio de La Lama Bulnes, periodista que durante años dirigió El Diario Montañés y La Hoja del Lunes. Según ha podido saber este periódico, uno de los propietarios «residió en la casa hasta el año 2022». Desde entonces, la vivienda está deshabitada, vacía y en silencio. «Es una pena, porque si no se utiliza, se va deteriorando con el tiempo y luego cuesta más rehabilitarla», lamenta.
Sobre cómo sería este proceso, el de restauración, se pronunciaron ayer desde Patrimonio. Al tratarse de un Bien de Interés Cultural, «los propietarios deben comunicar la intención de realizar la compraventa al Gobierno de Cantabria, incluyendo información sobre el precio y las circunstancias de la enajenación proyectada». De hecho, apuntan desde Cultura, «al tener la figura de protección más alta, no se podrá modificar su estructura actual sin contar con el permiso de Patrimonio». A pesar de todo, el pedáneo no deja de insistir en el impacto positivo que tendría en el valle lebaniego la apertura de un negocio de alojamiento en este enclave turístico. «Mira, en Semana Santa tuvimos que emplear a operarios municipales para ordenar el tema de los aparcamientos, porque había una cola inmensa de coches para entrar al pueblo». Un fenómeno, dice, «nunca visto hasta ahora». Una 'erupción' turística que «garantiza la prosperidad de cualquier negocio», asegura. «Sería algo muy bueno para el pueblo, para Camaleño y por extensión, para Liébana», explica. Por si alguien quiere darle una vuelta.
El pueblo de Mogrovejo empezó el año 2020 recibiendo un regalo: su integración en la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España. Previamente a éste título, en 2017, ya resultó galardonado con el Premio Pueblo de Cantabria que otorga el Gobierno regional, lo que acredita su belleza patrimonial.
En el caso del club de los Pueblos Más Bonitos de España, los municipios que pertenecen a estos galardones han superado más de 40 criterios para poder formar parte de esta red, en aspectos tan importantes como el cuidado del patrimonio, la armonía del municipio, limpieza, conservación de las fachadas, circulación de vehículos, cuidado de flores y zonas verdes, la actividad cultural programada o la atención a las tradiciones. Requisitos que Mogrovejo cumplía de sobre.
Gracias a este reconocimiento, el pueblo, ubicado en las faldas de los Picos de Europa, poblado de construcciones tradicionales y balconadas floreadas, Mogrovejo comenzó a promocionarse, a aparecer en folletos turísticos y a ser cada vez más visitado. Los turistas se encuentran cuando llegan una población que parece habitar una dimensión paralela, sin ruido, en un entorno inigualable y con medio centenar de habitantes.
En medio, preside el conjunto arquitectónico y natural la torre medieval, característica de la localidad, y no importa desde qué punto alce uno la vista, que siempre se encontrará de frente, con esa imponente torre que sigue en pie con el paso de los siglos y cuyos muros no se pueden –ni deben– derribar.
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