

Secciones
Servicios
Destacamos
Para celebrar el Día Internacional del Jazz –el último día de abril– el ciclo 'Popular urbana' trajo al Palacio de Festivales de Cantabria a la ... pianista y cantante italiana Francesca Tandoi, uno de los nombres de moda a ambos lados del Atlántico, que además de sus acompañantes habituales en directo –Stéfano Senni al contrabajo y Giovanni Campanella a la batería– contaba con un refuerzo de lujo,(Nueva Orleans, 1965). Como extra, además, antes del concierto Tandoi y Davis mantuvieron un coloquio con el promotor musical Jordi Sunyol.
Tras la conversación, Tandoi arrancó el recital en formato trío con todo un clásico, 'Secret love' para continuar con un tema propio, 'You and the lake and the moon', segundo corte de su último disco, 'Bop web'. Y precisamente en esa 'red del bop' se movería el resto del concierto, alternando estándares del jazz con composiciones de la propia Tandoi. En ocasiones, incluso haría ambas cosas a la vez, como en 'Ninaom', que es su versión del celebérrimo 'Moanin' de Bobby Timmons.
Claro que Tandoi no se limitaría a reinterpretar clásicos, sino que tiene cierto punto transgresor que hace su música especialmente atractiva. Y no solo en la elección del repertorio, con ecos tropicales –se trajo a su estilo más urbano el 'Agua de beber' de Antonio Carlos Jobim– o en un tempo asombrosamente alto que dotaba de enorme vivacidad a cada pieza, sino sobre todo por cierto descaro interpretativo: mientras rendía tributo a Dizzy Gillespie, se incorporó para meter la mano bajo la tapa del piano y tocar directamente las cuerdas. Espectacular. Como el desempeño de Campanella a la batería; si se luce en los solos, no lo hace menos cuando Tandoi por fin arranca a cantar y, entre ecos del Gershwin más sentimental, el escobilleo de tambor casi parece una lluvia tenue.
Aunque el verdadero plato fuerte estaba por llegar, con la aparición en el escenario del veterano Jesse Davis. Su imponente humanidad ya llamaba la atención, pero en cuanto arranca unas notas al metal el sonido neoyorquino de ecos setenteros fluye por la sala Argenta para deleite del público, que se anima cada vez más. El piano propone pero el saxo manda, y a la escena solo le falta el humo de los cigarrillos para saber a auténtico cine negro.
Davis y Tandoi reparten juego, permitiendo también que se luzca el contrabajo, con lamentos guturales y sincopados, que arranca una gran ovación, mientras el concierto deriva por momentos hacia el swing. Como si llevaran media vida tocando juntos, Davis, que ya no se iría del escenario, da la entrada zapateando. En su solo se lleva una ovación cerrada, pero luego cede el protagonismo al piano haciéndose a un lado, con un gran dominio de los movimientos sobre las tablas.
Y en el mejor momento se despiden con el 'Goodbye' de Gordon Jenkins, aunque el público les haría volver. Como premio, Francesca volvería a cantar, esta vez en italiano y fuera ya de programa. Pero es que la efeméride merecía la celebración.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.