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La caída general de la red eléctrica en España golpeó de lleno este lunes la actividad industrial de Cantabria, con los operarios agrupándose en los polígonos industriales y numerosas fábricas realizando labores de mantenimiento y limpieza en las factorías ante la imposibilidad de desarrollar su normal producción. El regreso progresivo del suministro a lo largo de la tarde a la región llevó a las compañías a hacer una ‘valoración de daños’ y retornar de forma paulatina a sus revoluciones habituales.
Eso sí, desde el Gobierno central llegaron directrices claras para los grandes consumidores, como Solvay en Barreda: la doctrina, paciencia, toda vez que les instaba a no arrancar sus líneas de trabajo hasta hoy a las 8.00 horas para garantizar el restablecimiento óptimo del sistema.
La zona sur de la Comunidad vio cómo prácticamente todo su sector secundario se veía forzado a parar. Reinosa Forgings & Castings, compañía electrointensiva y que requiere de notable consumo para la fabricación de grandes piezas forjadas, detuvo en seco el trabajo en la planta. Similar situación se vivió en Sidenor, en el mismo complejo situado en la localidad campurriana, con las instalaciones de laminación de acero detenidas y el turno de tarde haciendo limpieza.
Sin salir de Reinosa, en Gamesa también miraron a los relojes, a la espera de que volviese el ‘pulso’ a la red eléctrica o enfrentarse a la disyuntiva de otras decisiones en cuanto cayera la noche. La planta cántabra, especializada en componentes de aerogeneradores eólicos terrestres y marinos, emplea a más de 200 personas.
La factoría de Bridgestone en Puente San Miguel, con problemas mayores de cara a su futuro que este percance energético, quedó totalmente paralizada desde las 12.30 horas. En cualquier caso, el reinicio de este tipo de instalaciones no es automático, sino que se trata de un proceso progresivo que lleva su tiempo.
La plantilla, inmersa en plenas movilizaciones por el ERE por el que la multinacional pretende despedir a 211 trabajadores, está a día de hoy más enfocada en las nuevas jornadas de huelga que arrancarán el miércoles y seguirán tanto el jueves como la semana próxima, todas ellas encaminadas a forzar a la Dirección a un menor impacto en su ajuste laboral.
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En Textil Santanderina la actividad igualmente se vio afectada. La planta de Cabezón de la Sal tuvo que parar en su totalidad, con algunas máquinas exhibiendo el tejido que se estaba produciendo, lo que obligará presumiblemente a tirar mucho del material que se quedó detenido. La empresa empezaba a estudiar por la tarde qué podía arrancar en el centro de trabajo, así como los potenciales daños derivados de la incidencia energética.
El apagón general no entendió de sectores, zonas geográficas o tamaños, aunque algunos sobrellevaron el temporal mejor que otros. En Global Steel Wire se daba por descontado que, más allá del parón global en España, la fábrica santanderina tendrá que incrementar la producción para compensar el periodo de detención.
La planta quedó parada aunque sin graves problemas en las primeras horas, esperando a que retornase el suministro y con acero en las líneas de producción.
En Aspla la caída de la red igualmente frenó el negocio de la principal sociedad del Grupo Armando Álvarez, lo que obligó a parar la planta de Torrelavega. Tan sólo pudieron trabajar algunos operarios, como carretilleros. En su caso, la arrancada es compleja por las características de algunas máquinas, explicaron a El Diario fuentes de la plantilla.
En la zona oriental, SEG Automotive también tuvo que detenerse durante unas horas para tratar de volver a la normalidad a media tarde. Tras la incidencia se vio obligada a remitir a los clientes un escrito informando de que se veía obligada a frenar su producción por causa mayor.
Dentro del ámbito agroalimentario, Nestlé en su centro de La Penilla tiene garantizados con sus sistemas de energía los productos perecederos, que son mayoría en la fábrica. Estuvieron parados, pero sin mayores incidencias.
Fuera del ámbito puramente industrial, otros sectores asimismo tuvieron que lidiar con la ausencia de electricidad. Uno de los relevantes en la región es la construcción, que pudo sobrellevar mejor que las fábricas la excepcional coyuntura por la que Cantabria permaneció ‘a oscuras’ más de cinco horas.
Desde el Grupo SIEC, con una dilatada trayectoria en este ramo así como un acertado proceso de diversificación hacia otros negocios, trasladaron que «en las obras se ha podido trabajar con normalidad, aunque con las grúas detenidas». Los centros deportivos que igualmente explota la corporación bajo la identidad corporativa Move & Go, así como el Hotel Torresport, pudieron funcionar gracias al empleo de grupos electrógenos, salvo algún percance menor en enchufes localizados.
Distinta fue la explotación del Parking de La Llama en Torrelavega, también de su propiedad. Al igual que en otros estacionamientos subterráneos de Santander, el parking estuvo a oscuras y con las barreras levantadas para que los clientes pudieran retirar sus vehículos o acceder a las instalaciones. Eso sí, sin pasar por la taquilla ante la imposibilidad de proceder al cobro normal del servicio.
La misma normalidad confirmaron desde otra de las potencias del sector de la construcción local. Copsesa pudo mantener la actividad en todas sus obras y no detuvo ninguno de sus encargos en cartera.
Pasadas las 19.00 horas Red Eléctrica Española ya informaba de que había conseguido recuperar más de 5.500 megavatios de la demanda gracias a la producción autónoma y a la interconexión con Francia. Esta cifra supone un quinto aproximado de la suma habitual, en el entorno de los 30.000 MW.
Como referencia, un parque eólico como el de El Escudo, el segundo que presumiblemente entrará en funcionamiento en Cantabria, supone 100 MW, según fuentes del sector. Una central nuclear son 1.000.
Una jornada, la del 28 de abril de 2025, que ya quedará para siempre en los libros de historia. La industria está habituada a parar por cuestiones como el coste energético, nunca hasta ahora por la caída del sistema.
José Ahumada
La actividad en el Puerto de Santander no se ha visto condicionada por el apagón, y ha podido realizar todas las operaciones previstas con relativa normalidad, según ha explicado su presidente, César Díaz. La escala del Pont-Aven, de Brittany Ferries, que en principio podría ser la más afectada, tampoco se resintió en exceso de la falta de electricidad. «Ha habido que hacer algunos trámites de forma manual en el control de pasajeros –señaló Díaz–, pero nos hemos coordinado con la Policía Nacional y la escala ha salido según lo previsto. Es posible que haya habido un poco más de espera para hacer el check-in, porque ha habido que hacer ese control manual, pero la escala se ha despachado y, de hecho, el barco ya se ha marchado». Respecto al resto de actividad en el Puerto, su presidente aseguró que «se ha estado operando más o menos con normalidad». «Se ha hecho un refuerzo en la seguridad del recinto portuario y, una vez recuperada la energía, todo va tornando a la normalidad, aunque, insisto, sin que haya habido incidencias reseñables», concluyó.
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