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Jueves, 15 de octubre 2015, 10:55
La Guardia Civil de Málaga ha desmantelado dos organizaciones delictivas dedicadas a la introducción de grandes cantidades de hachís en España por vía aérea. Con la 'operación Bombardeo', han quedado totalmente desarticuladas estas dos redes delictivas, desde los propietarios de las aeronaves, pilotos e instructores de vuelo, hasta los testaferros, personas que facilitaban carburante de forma ilegal y personas que daban cobertura en tierra y arrendaban las fincas donde ocultaban los helicópteros después de la descarga del estupefaciente.
Se han llevado a cabo un total de 5 registros en las provincias de Málaga, Cádiz, Toledo y Madrid, incautándose de cerca de una tonelada de hachís. Esta operación policial se ha llevado a cabo en varias fases, siendo incautado el primer helicóptero en mayo de 2014, fecha en la que, después de realizar un vuelo nocturno desde Marruecos y ocultar el hachís que transportaba en un lugar desconocido, la aeronave colisionó con los cables de una torre de alta tensión, resultando fallecido su piloto a consecuencia de dicho accidente.
La pérdida de dicha aeronave no mermó la capacidad delictiva de esta organización, ya que en octubre ya contaba con un nuevo helicóptero, mucho más rápido y con más capacidad de carga. La incautación del resto de aeronaves se produjo el pasado mes de diciembre, cuando miembros del Servicio Aéreo de la Guardia Civil interceptaron dos helicópteros y detuvieron a sus cuatro ocupantes, interviniendo el hachís que ambas transportaban.
Vuelos nocturnos
A raíz de lo anterior, el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga de la Guardia Civil de Málaga, tras esta larga investigación, pudo determinar quién era la persona o personas que estaban detrás de cada escalón en estas organizaciones criminales perfectamente jerarquizadas; destacando el de financiación, captación y adiestramiento de pilotos en vuelos nocturnos y rutas a Marruecos, suministro de combustible, logística en tierra, etc, consiguiendo la detención de todos ellos.
Debido a la peligrosidad de vuelos nocturnos a baja altura que realizaban para tratar de evitar ser detectados por los medios técnicos existentes, una de las organizaciones contaba con un experimentado instructor de vuelo experto en rescates de alta montaña y vuelos nocturnos, el cual captaba y adiestraba a otros pilotos que posteriormente tenían la misión de realizar dichos vuelos cargados con sustancia estupefaciente desde Marruecos. De hecho, el referido piloto fue detenido cuando instruía a otro en un vuelo nocturno realizado a Marruecos y que, de regreso a la península, transportaba unos 600 kilogramos de hachís; contando con elementos de visión nocturna de última generación así como de sofisticados sistemas de navegación.
En este caso la investigación también permitió conocer quién adquirió, financió y matriculó el helicóptero intervenido, pudiéndose identificar al copiloto que el día de los hechos logró darse a la fuga tras aterrizar con la carga ilícita, un ciudadano español que también es instructor de vuelo.
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