El crisantemo y la espada
HIC SUNT DRACONES ·
La cultura, los valores y el factor antropológico siguen teniendo una importancia clave para entender el porqué de muchos fenómenosTengo un par de amigos que me han sugerido que cambie el «foco» y deje de hablar sólo de China. El problema -les digo- ... no es que yo no pueda escribir sobre otros temas, pero el de China es uno de los que mejor conozco y, además, su actualidad no sólo no mengua sino que cada vez tiene más relieve. Se podría escribir una tribuna como esta abordando, a diario, durante años, desde diferentes ángulos, sus múltiples derivadas (presentes, pasadas y futuras) en la Historia sin repetir una sola vez la temática. Aquí traigo, hoy, una historia interesante y decisiva que cambió radicalmente el curso de la Historia.
'El crisantemo y la espada' es el enigmático (y poético) título bajo el que se publicó en 1946, dos años tras su redacción, un sesudo estudio antropológico sobre el Japón Imperial. Esto, a priori, no tendría mayor interés (se publican todos los días miles de informes académicos en todo el mundo sobre los temas más variopintos) de no ser porque el estudio en cuestión lo encargó, en mitad de una guerra atroz contra Japón, el Pentágono a la antropóloga Ruth Benedict con un propósito nada teórico: comprender y predecir el comportamiento de su enemigo asiático para poder derrotarlo. Pongámonos en situación: los EE UU llevaban combatiendo en el Pacífico más de dos años contra una potencia que, a diferencia de la Alemania nazi, empleaba unos ritmos, unos códigos y unos valores a la hora de hacer la guerra que, sencillamente, los americanos no entendían.
En la mayoría de aspectos, Japón era, para los yanquis, un agujero negro: un país agrícola y aislado hasta el siglo XIX, gobernado por señores feudales (shogunes) y hombres de guerra (samuráis) que, de la noche a la mañana, en sólo 40 años, había logrado pasar del medievo a convertirse en una de las primeras potencias industriales mundiales, bajo el liderazgo de su emperador. Un lugar al que, por ejemplo, el primer piano llegó en 1823 y, sólo unas décadas después, ya fabricaba algunos de los mejores pianos del mundo (lo mismo sucedió con los relojes, los coches, las motos, las cámaras de fotos y otros miles de artículos de precisión).
China tiene un papel cada vez más relevante en la esfera internacional, pero también en nuestro día a día
Ruth Benedict abordó el encargo de manera muy poco ortodoxa pues, para empezar, no podía viajar a Japón y realizar el correspondiente trabajo de campo. Sin embargo, en su ensayo logra analizar la fascinante cultura japonesa, desgrana sus patrones de comportamiento, su legendario sentido del honor, de la obediencia y del deber; Benedict radiografía la asombrosa capacidad de resistencia nipona, su manera de enfrentarse a la adversidad, los patrones culturales que vertebran su orden social. Y, sobre todo, la antropóloga diseccionó el sistema de obligaciones morales y sociales que amuebla la cabeza de los japoneses y motiva muchos de sus actos. Acertó.
En el Pacífico, la guerra avanzaba extremadamente despacio con un número llamativamente alto de bajas entre los americanos, pese a su superioridad militar. Pero, sobre todo, lo que inquietaba al Pentágono es que los japoneses no se rendían. Pese a la ventaja armamentística americana, los japoneses no claudicaban. Erre que erre, peleaban cada palmo de los territorios del Pacífico que habían conquistado, sacrificándose de manera estoica, sin reparar en bajas.
De seguir así, combatiendo palmo a palmo, los EE UU calculaban que la conquista de Japón alargaría la guerra hasta, al menos, finales del año 1946 y dejaría entre 1,5 y 4 millones de bajas entre las filas estadounidenses y de 5 a 10 millones de muertos en el bando japonés, con una población dispuesta a morir matando, hasta la última anciana y el último niño, incluso si sólo les quedasen piedras que tirarle a la cabeza a sus enemigos.
El sentido del deber moral de la población con su emperador -a quien consideraban una divinidad- no les permitía concebir la posibilidad de claudicar. Japón, sencillamente, no se iba a rendir nunca mientras su emperador no se lo ordenara.
Una de las recomendaciones clave de Benedict al presidente Roosevelt fue la de no bombardear el palacio imperial, permitir al emperador continuar su mandato como parte del pacto de rendición y no ocupar el país por completo. Tristemente, el ensayo de la antropóloga Benedict sirvió al Pentágono para justificar los ataques nucleares a Hiroshima y Nagasaki, en los que perdieron la vida entre 100.000 y 200.000 civiles.
Y, ¿qué tiene esto que ver con China? La cultura, los valores, el factor antropológico, en fin, siguen teniendo una importancia clave para entender el porqué de muchos fenómenos. China tiene un papel cada vez más relevante en la esfera internacional pero, también, en nuestro día a día. Es una realidad en auge con la que ya convivimos y vamos a comerciar e interactuar cada vez más. Conocer esta cultura y comprenderla resulta imperativo para habitar el siglo XXI.
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