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La empresa debe implicarse en la lucha contra la violencia de género

Los empresarios deben formarse para poder identificar este tipo de situaciones, combatirlas y finalmente erradicarlas

Martes, 23 de noviembre 2021, 07:16

Estos días tomamos conciencia de una lacra que, de forma reciente, desde la conmemoración del asesinato de dos hermanas conocidas como 'Las Mariposas', ha comenzado a cobrar la importancia que merece. Es curioso como la violencia contra la mujer, estando muy presente en nuestra sociedad, sigue siendo tan ignorada.

En cierto modo, es comprensible: en muchas sociedades, como la nuestra, la mujer ha desempeñado siempre un rol fundamental, sólido y respetado en la cohesión de las familias, el núcleo tradicional de la sociedad.

A algunos les gusta asociar la violencia de género con la inmigración (ilegal o no). Ese relato nos releva a «los de aquí, de toda la vida» de cualquier compromiso: identificamos un enemigo ajeno y común y sentimos que la responsabilidad ya no es nuestra; a seguir paseando. Pero no es cierto. Y, aunque lo fuera, no nos exime de actuar. Cuando identificamos un problema, tenemos la obligación moral de pelear por resolverlo en un viaje lleno de dificultades que siempre merecerá la pena.

Luchar para combatir la violencia contra la mujer no es pelear solo por su seguridad y felicidad, sino por la dignidad del ser humano. Reconozco que, personalmente, he tardado mucho en tomar conciencia de la dimensión del problema. Por desgracia, he tenido que conocer de primera mano varios casos en distintos ámbitos para entender lo que está sucediendo. Como he tardado, admito que es difícil apreciarlo y entenderlo desde fuera. Así que no pretendo recriminar o incomodar a quienes aún están al margen, sino invitarles a reflexionar. Es positivo que nuestra sociedad dedique tiempo y recursos a solucionar este problema, pero mi experiencia directa demuestra que no está enfocado adecuadamente. Legalmente, todo se basa en la denuncia por parte de la víctima, quien por definición vive esta situación en una posición de terror que le impide reunir el valor suficiente como para dar ese paso. Además, el necesario carácter garantista del sistema jurídico expone a la víctima a riesgos extremos. Generalmente presenta la denuncia cuando está ya muy diezmada, agotada y deteriorada por la violencia que ha soportado. Demasiado tarde para recibir la protección efectiva del sistema. No sé cuál es la solución, pero la realidad evidencia que el sistema actual es deficiente. Soy un empresario concienciado de la importancia de la sociedad civil en la mejora de nuestras condiciones de vida. Llevo muchos años dedicando recursos, tiempo, ilusión e inversión a impulsar desde distintas asociaciones la vertebración de la sociedad civil. Lo hago porque considero que una empresa será más viva, vibrante y eficaz si opera en un entorno fuerte y sano, y con ella, las personas, que somos su esencia.

Por eso, considero que el mundo corporativo debe implicarse a fondo en la lucha contra la violencia, en el marco de sus compromisos de responsabilidad social. Mi planteamiento respecto a esta lacra que hoy visibilizamos se basa en acciones modestas pero constantes en el entorno en el que las empresas podemos operar. El primer paso es que nuestros equipos entiendan a través de acciones de formación y concienciación lo que yo he aprendido a golpes. El Grupo GOF que tengo el honor de dirigir está colaborando con un experto para que todas las personas que me acompañan a diario sepan identificar este tipo de situaciones, combatirlas y finalmente erradicarlas. Creo que en el fondo de este cáncer subyace un problema de falta de autoestima por parte de las víctimas y una lamentable capacidad para explotarla por parte de los agresores: enfermos que la utilizan para suplir sus propias carencias. Por eso considero que un modelo educativo y cultural basado en la autoestima, en el reconocimiento de la identidad de cada cual desde su nacimiento, puede ser una vía efectiva a largo plazo. De ahí que cuando desde un equipo de baloncesto me explicaron un proyecto para impulsar deporte femenino sin fichajes, trabajando la cantera, haciendo equipo desde abajo, a largo plazo, y priorizando valores sobre resultados, me encantó y decidimos apoyarles. En las semanas que llevamos profundizando en su proyecto, no podemos estar más orgullosos de esta decisión. Bball Hopes es un proyecto maravilloso. Dedicar recursos a formar a nuestros equipos en los valores realmente importantes es lo que queremos que distinga a nuestra empresa. Nos enorgullece compaginar el afán por ser los mejores en lo que hacemos con la promoción de empeños muchísimo más importantes, como es la lucha por la dignidad del ser humano, sea hombre o mujer.

Nuestro propósito no puede ser ganar dinero; eso, en comparación, es demasiado hueco.

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