La relación de Cantabria con los trenes está abocada a la adversidad. En la memoria de los que tenemos una edad persiste el fallido proyecto ... de mediados del pasado siglo, el Santander-Mediterráneo. Tapiados están los siete kilómetros de una de sus mayores infraestructuras, el Túnel de La Engaña. Recto como una vela, tallado a pico y pala con una precisión extraordinaria durante casi dos décadas. Una extraordinaria obra de ingeniería, vergonzosamente condenada al olvido hasta su colapso.
El Santander Mediterráneo fue el fiasco del pasado siglo, y el AVE lleva camino de convertirse en el del actual, sin olvidar otra de trenes: el esperpéntico episodio de los cercanías que no cabían por los túneles. La hemeroteca, azote de políticos incumplidores y populistas, recuerda el anuncio de no ya uno, sino dos AVE, uno con Madrid y otro por la cornisa cantábrica. Lo pregonó el mismo que años antes convocaba concentraciones en La Engaña. Con su aquiescencia, Rodríguez Zapatero paralizó el proyecto que hubiera permitido que el AVE llegara a Santander por el único trazado técnicamente viable: un túnel por El Escudo. Como alternativa, la promesa de traerlo por Palencia. Los ingenieros, enmendando a los políticos, se encargaron de aclarar que sería inviable que descendiera de Reinosa a Santander. Ahora, mientras crecen los retrasos en los tramos palentinos, y no hay siquiera proyecto del que concluiría en Reinosa, llega un nuevo varapalo con la sentencia judicial que paraliza la obra en Palencia, generando una demora de ¿una década?
Fuimos la última comunidad en tener una autovía con Madrid, y vamos camino de igualar el récord en la alta velocidad, ya que somos -junto con la Rioja- la única comunidad donde no existe ni un solo kilómetro de línea de estas características. Apenas representamos el 1,2 % de la población del país, y los políticos anteponen el potencial número de votos a obtener, a las necesidades de cada comunidad y al trato igualitario a todas ellas. Si le sumamos el conformismo con los dictados de Madrid de quién gobernó, para mantener la poltrona, el resultado es el abandono que padecemos. Hemos perdido demasiados trenes.
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