Edificios emblemáticos de Santander
Todas las ciudades tienen su edificio emblemático: una alhambra en Granada, un acueducto en Segovia, una muralla en Ávila, un museo en Bilbao… Pero ¿cuál ... es el que mejor identifica a Santander?
En una consulta que hago con mis allegados, el Palacio Real de la Magdalena es el elegido por amplia mayoría. La presencia de la familia y corte de Alfonso XIII, y luego la actividad estival de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, han hecho célebre este edificio de 1912 enclavado en el privilegiado paisaje de entrada a la bahía santanderina que cumplirá este año los 30 de su renovación.
Mi amigo, el periodista Juan Carlos Flores, autor de varios libros sobre este palacio y otros edificios singulares de la ciudad, está de acuerdo con la elección y me apunta que los edificios santanderinos más representativos surgieron con motivo de los veraneos de los reyes en La Magdalena, como el nuevo Gran Casino de El Sardinero (1916) y el Hotel Real (1917).
No me resisto a citar la catedral, origen y epicentro de la urbe medieval que, sin embargo, no ha tenido suficiente 'marketing' para imponerse a las modernidades del siglo XX, entre las que no me olvido de destacar la Plaza Porticada (Velarde), un guiño castellano sobre la reconstrucción del incendio de 1941, y el Palacio de Festivales (1991), que nació entre mordaces críticas y que se ha impuesto como otra referencia arquitectónica asomada a la bahía.
Otro edificio representativo es la sede del Banco Santander, colonizador del nombre de la ciudad. Su famoso arco comenzó a coronar la calle Marcelino Sanz de Sautuola en 1958, proyecto de Javier González de Riancho, también arquitecto del Palacio de la Magdalena. Su reconstrucción apunta a ser un enorme «faro» cultural del siglo XXI, siempre haciendo tándem con el Centro Botín para aumentar su poderío y desbancar el protagonismo del Palacio de la Magdalena como principal emblema arquitectónico de Santander.
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