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Foto: Roberto Ruiz/ Vídeo: Pablo Bermúdez

El ascensor del Cabildo está de estreno

Este itinerario mecánico que une el barrio con el centro de Santander ya está en funcionamiento y salva un desnivel de 16 metros

Ángela Casado

Santander

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Jueves, 25 de febrero 2021

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El barrio del Cabildo y el centro de Santander ya están más cerca. El ascensor que los une se inauguró este jueves y ya se pueden recorrer sus 16 metros de desnivel sin hacer uso de las escaleras. Este nuevo itinerario mecánico cuenta con tres paradas y está rodeado de nuevas zonas verdes y espacios de recreo para recuperar una de las áreas más deterioradas de la ciudad. Antes de que se pusiera en marcha este ascensor, era necesario hacer frente a unos cuantos escalones para llegar a la zona superior o bien dar un rodeo de varias decenas de metros y de minutos por las calles Burgos y Alta. Ahora, desde el interior del túnel que conecta Jesús de Monasterio y las estaciones, se puede llegar arriba en tiempo récord.

La primera parada está en el interior del Pasaje de Peña. En el lateral de una de sus aceras se ha abierto un espacio, a modo de entrada, donde los usuarios pueden esperar al ascensor. Además, está señalizado para poder localizarlo fácilmente. La segunda parada se encuentra en el extremo de la calle Fernández de Isla, un espacio donde antes de las obras algunos vecinos aparcaban sus coches y que ahora se ha reconvertido en una estancia con bancos y zonas verdes. Este cambio ha provocado alguna crítica, especialmente por parte de aquellos que tienen que hacer uso de su vehículo con frecuencia.

La última parada está en la plaza Juan José Ruano y, mediante una pasarela, termina en un nuevo parque infantil frente a los juzgados. Algunos vecinos, especialmente los más mayores, han mostrado su agradecimiento por la instalación de este ascensor, ya que tenían dificultades para acercarse al centro. «El otro día sin ir más lejos, tuve que parar a mitad de camino porque me faltaba el aire, que ya son 82 años y se nota. Así que estoy muy agradecida por esta obra», expone sor Joaquina Ruiz, que baja habitualmente al centro de Santander para hacer recados. «El ascensor bien, pero han desaparecido más de 30 plazas de aparcamiento. Estamos en el peor sitio de Santander para aparcar y con cada obra desaparecen más plazas, es un infierno», critica por su parte Fernando Solar, que hace uso de su vehículo a diario para ir a trabajar y, a falta de aparcamiento para su coche, se ha decantado por comprarse una moto.

Roberto Ruiz
Imagen principal - El ascensor del Cabildo está de estreno
Imagen secundaria 1 - El ascensor del Cabildo está de estreno
Imagen secundaria 2 - El ascensor del Cabildo está de estreno

Otra vecina de la zona, Carmen, valora positivamente la obra, pero lamenta que no llegue directamente a los juzgados. «No se puede actuar a gusto de todos, pero me parecería más cómodo para quienes tenga que acceder al edificio que estuviera a la misma altura en vez de tener que recorrer una rampa más». Además, respecto a la selección de plantas que se han colocado en la parada intermedia, teme que se descuiden con el paso del tiempo. «Las flores son difíciles de mantener, requieren muchos cuidados. Considero que si pusieran césped se mantendría más bonito con el paso del tiempo».

Recuerdo a la Casa de Recogidas

A la inauguración del ascensor acudieron la alcaldesa, Gema Igual, y el concejal de Fomento, César Díaz. La regidora considera que esta obra es especialmente importante para las personas mayores. «Estamos convencidos de que a la gente mayor les resultará muy útil este ascensor, sobre todo a la hora de subir con peso, ya que por las escaleras se fatigan más».

Además del itinerario mecánico y las nuevas zonas verdes, con esta actuación municipal se ha destacado la antigua Casa de Recogidas de Santa María Egipciaca, un edificio que en el siglo XVIII acogía a mujeres desprotegidas y les daba cobijo. El inmueble estaba situado bajo lo que hoy es la plaza de Juan José Ruano y en su memoria se ha trazado en el suelo la silueta del espacio que ocupó el edificio, además de colocar una placa donde se recoge su historia, que también revive a través del mural pintado por la artista Mar Pajarón. «El hallazgo localizado durante las obras, una parte del muro, se documentó y se cubrió con geotextil y arena y permanece justo debajo», apunta Díaz.

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