La Pera sigue sumando fiestas
Coincidiendo con el día de Santiago la conocida peña celebró su 27 aniversario con una marmitada en la Plaza de México
Rodrigo Campos
Santander
Viernes, 26 de julio 2019, 07:31
En 1992 tres amigos decidieron abrir un pub. Meses más tarde, un 25 de julio, coincidiendo con la inauguración de los Juegos de Barcelona, crearon la peña La Pera. Amigos y clientes del bar se empezaron a reunir. En esos primeros tiempos, para ir a los toros se juntaron 54. «Los que comenzamos somos mucho más viejos», dice Ismael de la Vega, el presidente, 27 años más tarde. Todo ha cambiado. Y no le falta razón. Los que ingresaron siendo niños ahora esperan un hijo, que nada más nacer pertenecerá, seguro, a La Pera y se calzará la camiseta verde que les caracteriza –aunque en sus inicios vestían de blanco–. Ayer se juntaron en la Plaza de México para celebrar el aniversario y recordar todas esas historias.
Porque ellos van a todo. A los toros, al fútbol, al balonmano o al rugby. Al carnaval o a la cabalgata de Reyes y, por supuesto, a la Semana Grande. Poco a poco, La Pera ha ido creciendo hasta ser una de las peñas más antiguas e importantes de Santander. Con 2.000 socios –433 en activo– es también la más numerosa. Y eso se nota. Ayer, para el festejo, reunieron a unas 200 personas. Veteranos, adolescentes y niños, todos se unieron para crear ambiente y disfrutar de una marmitada. Aunque, según se comentaba en los corrillos, las croquetas de jamón fueron las que triunfaron.
David González, al que bautizaron como el 'Cartelitos' –cada uno tiene su apodo–, describe la peña como «abierta». Se muestra muy orgulloso de pertenecer a La Pera desde hace once años, cuando vino de Madrid. «Somos como una ONG, le aceptamos hasta a él», bromea a su lado Isidro del Río, 'Chiripo', que fue camarero del pub que dio origen a todo lo demás y forma parte del grupo desde el principio.
Y un poco de ONG sí que tienen, aunque no en ese sentido. La peña también tiene un carácter solidario. Parte de los beneficios que obtienen durante las fiestas son donados a la asociación Alouda, que ayuda al pueblo saharaui. Estuvieron presentes en la celebración a través de fotografías que colgaron en un puesto de venta de material de la peña. Gorros, camisetas, insignias y una revista de La Pera con imágenes de las actividades desarrolladas durante el año y con los miembros paseando el color verde en diferentes lugares de España y del mundo. Una peña global.
Ya no es lo mismo. Insisten. No son el pequeño grupo de jóvenes que dieron vida al grupo. Aun así, los veteranos aguantan el tirón durante la semana, que no es poco. Todo está programado. Acuerdan la hora del desayuno y «el que llega tarde o no aparece, paga», cuenta Isidro. «Y hay días que merece la pena pagarlo porque estás muerto». Después de reponerse tras una larga noche siguen el itinerario planificado. Comidas con otras peñas, pasacalles, toros... Y así hasta que el cuerpo diga basta. Tantos años de historia dan para anécdotas y para motes. Cuando alguien no aguanta más y «se escaquea de la fiesta», lo llaman «hacer la culebrilla», cuenta el 'Cartelitos'.
José San Martín, Pepe, de los más veteranos, reconoce que ahora vuelven antes. «Incluso me despierto pronto acostumbrado al horario de trabajo». Está casado con Carmen Gutierrez, también de la peña, desde hace 19 años y comparten fecha de aniversario con La Pera. «Cuando hagamos 25 años a ver si no venimos a las fiestas y lo celebramos fuera», bromea ella.
Será difícil decir que no a estas celebraciones. Ni la alcaldesa quiso perdérselo. Foto con el grupo. «Son el alma, sin las peñas no habría fiestas y tampoco tanta gente en las plazas», aseguró Igual.
La de México la llenan seguro. Allí comparten el espacio con diferentes casas regionales y, entre todos, dan vida a esta zona de Santander. Ayer animaban el festejo con la música de 'Oscar electronic', un violinista que combina el sonido del instrumento con las canciones más modernas del momento. También colocaron una gran pantalla que mostraba las aventuras de La Pera a lo largo de sus 27 años de historia y traía buenos recuerdos a la memoria de todos. Y sin olvidarse de los niños, instalaron un hinchable. Los pequeños, de verde, y encantados.
Porque La Pera tiene pasado, con veteranos orgullosos de ver en qué se ha convertido. También presente, con jóvenes que dan sus primeros pasos en las fiestas. Y futuro, con niños que, sin saber muy bien a qué se debe, ya llevan la verde.
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