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El miércoles 7 de mayo comenzará el cónclave en el que los cardenales elegirán al nuevo obispo de Roma tras el fallecimiento el 21 de ... abril del Papa Francisco. Este lunes se ha celebrado la quinta congregación general, las reuniones de purpurados convocadas tras la muerte o renuncia de un Pontífice, en la que se tomó la decisión de que el inicio de las votaciones en la Capilla Sixtina tendrá lugar tres días después del fin de los novendiales, los nueve días de misas y homenajes tras la muerte del Papa, que se prolongarán hasta el 4 de mayo.
Antes de participar en la reunión de hoy, varios de los cardenales adelantaron ante los medios a su entrada al Vaticano que el cónclave iba a celebrarse el lunes 5 de mayo, pero tras el encuentro, el portavoz vaticano, Matteo Bruni, informó de que la fecha definitiva será el 7 de mayo. Ese día por la mañana se celebrará la misa 'pro eligendo pontífice', presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el italiano Giovanni Battista Re, mientras que por la tarde comenzarán las votaciones. Bruni justificó el retraso por la necesidad de preparar tanto la Capilla Sixtina, donde se encerrarán los cardenales menos de 80 años para los escrutinios, como la Casa Santa Marta, la residencia dentro del Vaticano donde vivirán aislados del resto del mundo mientras dure el cónclave.
Esta suerte de hotel, donde vivía y en el que falleció el pasado lunes el Papa Francisco, cuenta con habitaciones para 120 personas, mientras que son 135 los purpurados electores. Antonio Cañizares, arzobispo emérito de Valencia, anunció que por motivos de salud no podrá participar en el cónclave, por lo que la cifra de participantes bajaría a 134. Vinko Puljic, arzobispo emérito de Sarajevo, señaló en un primer momento que no iba a poder acudir a Roma, pero parece que finalmente sí que estará presente. El hecho de que el número de purpurados electores supere la capacidad de la Casa Santa Marta será resuelto utilizando también habitaciones de la llamada 'Santa Marta vieja', un edificio situado al lado de la residencia y que acoge habitualmente a nuncios de visita en Roma y otros altos cargos de la Curia romana.
En la congregación general de este lunes, que comenzó a las 9:00 y se prolongó hasta las 12:25, participaron más de 180 cardenales, de los que poco más de un centenar eran electores. El encuentro se inició con el juramento de los purpurados que aún no lo habían hecho acerca del cumplimiento de la Constitución Apostólica 'Universi Dominici Gregis', el texto normativo que regula la sede vacante y la elección del nuevo Pontífice. Además de decidir la fecha del inicio del cónclave, los miembros del Colegio Cardenalicio afrontaron la posible presencia en las votaciones en la Capilla Sixtina del cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu, al que Francisco desposeyó de sus derechos cardenalicios en 2020 tras verse envuelto en un escándalo financiero cuando era sustituto de la Secretaría de Estado, un cargo clave en la gestión de los fondos de la Curia romana. Becciu fue condenado en primer grado por los tribunales vaticanos, aunque siempre defendió su inocencia y ha apelado la decisión de los magistrados.
El 'escándalo Becciu' está ocupando una parte de las conversaciones de los cardenales durante las congregaciones generales, lo que provoca «sufrimiento» entre ellos, como reconoció Fernando Filoni, anterior prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el 'ministerio' de la Curia romana encargado de las tierras de misión. El portavoz vaticano informó de que los purpurados hablaron sobre esta cuestión, aunque no anunció que hubieran tomado decisión alguna sobre la posible presencia de Becciu en el cónclave. En el encuentro de este lunes, en el que tomaron la palabra 20 miembros del Colegio Cardenalicio, también se habló sobre la situación actual de la Iglesia y del mundo y acerca de cuáles son las cualidades que debería tener el próximo Papa para responder a esos desafíos.
La elección del Papa número 267 está en manos del Colegio Cardenalicio. Compuesto por 252 purpurados (45 más que en el cónclave que eligió a Bergoglio), solo 134 de ellos -los que no superan los 80 años; además, uno de ellos, el español Antonio Cañizares, arzopispo emérito de Valencia, no estará en Roma por motivos de salud- tienen derecho a voto en el cónclave. Los europeos son los más numerosos, con 53. Le sigue Asia, con 24; África, con 18; y América del Sur con 17. Francisco designó al 80% de ellos, eligiendo a representantes de Iglesias locales periféricas o minoritarias en detrimento de sedes episcopales occidentales.
De todos ellos, cuatro son españoles: Carlos Osoro Sierra, arzobispo emérito de Madrid; Juan José Omella, arzobispo de Barcelona; el mencionado Ángel Fernández, rector mayor de los salesianos; y José Cobo, arzobispo de Madrid. A ellos se les suman otros tres que ocupan sedes episcopales en el extranjero: el arzobispo emérito de Santiago de Chile, Celestino Aós; el obispo de Ajaccio, en Córcega, François-Xavier Bustillo; y el arzobispo de Rabat, Cristóbal López Romero. Este último asegura hoy en una entrevista con este periódico que «quien desea ser Papa, está mal de la cabeza o mal del corazón».
La mayoría para conseguir la fumata blanca requiere de al menos dos tercios de los votos, esto es, un mínimo de 89 de los 134 cardenales que participarán. El primer día, el mismo miércoles, se hará una primera votación de tanteo. De no haber acuerdo, en los siguientes se vota cuatro veces, dos por la mañana y otras dos por la tarde. Para evitar que el proceso se dilatara en exceso, Juan Pablo II estableció una norma que permite pasar a la mayoría absoluta a partir de la votación número 34, pero Benedicto XVI lo anuló en 2007 y fijó que a partir de ese momento se decida únicamente entre los dos candidatos con más apoyos.
En 2005 -elección de Benedicto XVI- y 2013 -nombramiento de Francisco-, el cónclave se decidió en 24 horas, con 4 y 5 votaciones respectivamente. ¿Qué sucederá en este? La internacionalización propiciada por Bergoglio apunta a que será más largo, pero ni los propios cardenales se ponen de acuerdo. «Será más largo que el anterior», ha advertido el alemán Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia. Todo lo contrario ha señalado su compatriota Reinhard Marx, que asegura que «durará pocos días».
Entre los nombres que destacan como favoritos se cuentan, como queda dicho, dos italianos, Pietro Parolin y Matteo Zuppi. El primero, como secretario de Estado de la Santa Sede, es el número dos de la jerarquía vaticana. El segundo es el arzobispo de Bolonia. Sin un Papa italiano desde 1978, en contra de ambos juega el escándalo del 'caso Becciu'. En 2020, el cardenal Giovanni Angelo Becciu, de 76 años, se vio envuelto en una ruinosa inversión inmobiliaria en Londres en la que el Vaticano perdió 130 millones de euros. Parolin era en ese momento el inmediato superior de Beccii, que insiste en participar en el cónclave pese a que Francisco vetó expresamente su entrada.
El húngaro Péter Erdö, arzobispo de Esztergom-Budapest, supondría un giro copernicano respecto al pontificado de Bergoglio. Si la apuesta es por un sucesor de la periferia, el favorito es el filipino, Luis Antonio Tagle, que tiene en contra su edad -'solo' tiene 67 años, con lo que se avecinaría un papado largo-. El asturiano Ángel Fernández Artime, pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, encarna la opción española.
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