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Álvaro San Miguel
Martes, 6 de agosto 2013, 11:50
El cuerpo sin vida del submarinista Mario Villalmanzo Santamaría, de 46 años, fue encontrado este lunes, tres días después de su desaparición, a unos 50 metros de distancia del pecio del acorazado España. El experimentado buzo burgalés se perdió el viernes pasado en el mar mientras realizaba una inmersión frente a la costa de Galizano (Ribamontán al Mar) para explorar los restos del acorazado, hundido en 1937, junto a siete compañeros del club de buceo Mundo Submarino (Laredo).
Después de una búsqueda exhaustiva en los alrededores del pecio, los buzos del Grupo de Especialistas de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil localizaron el cuerpo de Mario Villalmanzo pasadas las once y media de la mañana a 70 metros de profundidad y a unos 50 metros de distancia de la banda de estribor del acorazado España. Tras un complejo rescate, en el que también ha colaborado la Cruz Roja y que se prolongó más de una hora, el cadáver fue izado a la lancha de los GEAS, que trasladó los restos del buceador hasta el Puerto de Santander. El cuerpo del submarinista burgalés llegó a la base del Servicio Marítimo de la Guardia Civil a las 14.42 horas, donde la Policía Judicial procedió a identificar el cadáver y a abrir la investigación sobre las causas del accidente.
Por el momento no hay una explicación oficial y fuentes de la Guardia Civil señalaron que los datos que aporten el ordenador del submarinista y el equipamiento que llevaba consigo durante la inmersión serán fundamentales para explicar el suceso.
La narración del compañero
No obstante, las fuertes corrientes que cruzan por los alrededores del pecio, a unas cinco millas de la costa, parecen haber jugado un papel fundamental en la desaparición del buceador. De hecho uno de los compañeros que participó en la inmersión y que ha colaborado con la Guardia Civil en las labores de rescate explicaba el sábado en las redes sociales cómo había desaparecido Mario Villalmanzo. Ésta es la transcripción textual: «Ayer hicimos una inmersión en el Acorazado España a -75m frente a Santander, pero en las paradas de descompresión nos encontramos con una fuertísima corriente que en un momento dado provocó que comenzara a hundirse la boya de superficie a la que estaba amarrado el cabo de ascenso, de los siete que estábamos en el cabo tres se soltaron para continuar la descompresión con sus propias boyas. Cuando terminamos la descompresión y el barco nos recogió a todos menos a Mario, que no aparecía, llamamos al 112 y comenzamos la búsqueda por toda la zona, junto a una patrullera de la Guardia Civil, un helicóptero y una Salvamar. Sin ningún resultado hasta el momento. En el momento en que tengamos alguna novedad os la haremos llegar».
Tras colgar este mensaje en una conocida red social, decenas de personas mostraron su apoyo a la familia y los compañeros de Mario Villalmanzo, y se interesaron en todo momento por el desarrollo de las labores de búsqueda.
Las buenas condiciones de visibilidad de ayer por la mañana permitieron a los buzos localizar el cuerpo del submarinista burgalés tumbado de lado en el fondo marino, a unos 50 metros de distancia del acorazado España.
Rescate complejo
Tras señalizar la zona y asegurar el cuerpo, once de los trece buzos desplazados desde Gijón y Madrid se escalaron en grupos a distintas profundidades para izar el cuerpo en cadena. Con un rescate a unos 70 metros de profundidad, los buzos no pueden acompañar al cuerpo durante todo el ascenso porque corren el riesgo de sufrir un ataque de presión si no hacen las paradas correctas de hecho, los GEAS desplazaron hasta Santander una cámara hiperbárica móvil por si había algún percance en las descompresiones.
Para facilitar el ascenso del cuerpo y del equipo de submarinismo de Mario Villalmanzo, que habían aumentado su peso por efecto del agua entre 30 y 40 kilos, se utilizaron unas boyas aseguradas con cables al cadáver. Una vez izado el cuerpo, los buzos seis de ellos preparados para operar en altas profundidades fueron realizando el ascenso según el tiempo y la profundidad de inmersión de cada grupo el tiempo de inmersión programada era de 67 minutos.
Después de izar el cuerpo hasta la lancha del GEAS y recuperar el chaleco de buceo y las botellas de oxígeno de Mario Villalmanzo, los equipos de rescate regresaron a la base del Servicio Marítimo de la Guardia Civil pasadas las dos y media de la tarde. Allí esperaba ya la Policía Judicial de la Guardia Civil para identificar el cuerpo y abrir la instrucción de diligencias que esclarecerán los motivos del accidente.
Los participantes en la fatídica inmersión han colaborado en las distintas jornadas de búsqueda en torno al pecio para mostrar a los buzos del GEAS el recorrido que realizaron por el barco. Este lunes, dos de los compañeros de buceo del fallecido estuvieron presentes en el momento del rescate. Efectivos de Salvamento Marítimo y de la Cruz Roja también han apoyado estos días a los buzos del GEAS en las labores de búsqueda y, una lancha de la Cruz Roja acompañó a la de los GEAS durante el traslado de los restos de Mario Villalmanzo hasta el Puerto de Santander.
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