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José Carlos Rojo
Miércoles, 4 de febrero 2015, 09:35
El nacimiento del Club Deportivo Voleibol Textil Santanderina le debe mucho a su primer presidente y fundador, el profesor de educación física Antonio Pellón. Desde aquellos primeros pasos -allá por 1975- hasta el presente, los títulos y el renombre de la entidad de Cabezón de la Sal ha ido creciendo, con épocas de mayor o menor apoyo de la afición, según los logros del primer equipo, este año presente en la máxima categoría del voleibol nacional, la Superliga masculina, por primera vez en su historia.
«Cuando el primer equipo va así de bien se deja notar en las categorías de base. La gente tiene más modelos que seguir y el pabellón se llena de aficionados cada vez que jugamos en casa», recalca el entrenador del primer equipo y coordinador también de las categorías inferiores del club, José Ignacio Marcos. «Este año hemos vuelto a notar esa magia en cada partido y hay más niños que se apuntan para aprender este deporte».
Se manejan en todas las categorías, desde los benjamines hasta los juveniles. «El club ha hecho un gran esfuerzo por transmitir el atractivo de este deporte a los niños. Porque lo primero es educarlos en las buenas prácticas deportivas. Que encuentren en ello salud y bienestar y luego ya llegará el tiempo de competir», comenta el también director técnico de la Federación Cántabra de Voleibol.
Apoyo de los 'mayores'
«Desde el primer día insistimos en que era necesaria una inversión en las categorías inferiores si el objetivo era sacar adelante a estos grupos de pequeños. Esto es como todo, si hay dinero, las cosas salen más fácil. Y es lo que ha ocurrido», detalla Marcos, que agradece a los jugadores del primer equipo del Textil el apoyo en los entrenamientos.
«Los jugadores profesionales se han implicado muy bien en la educación de los niños, y eso es un punto clave en todo esto», recalca. En general, el voleibol es un deporte complejo a nivel motriz. No es tan sencillo de aprender para los niños como otras prácticas como el fútbol, el baloncesto o el balonmano. «De ahí que nuestra filosofía en los entrenamiento sea la de la fuerza, la de no rendirse nunca y seguir trabajando hasta que salga bien. Hay que tener siempre compromiso y actitud. Y todos hemos seguido avanzando en esto gracias a la actitud».
Aunque esos avances siempre se plantean con cautela. «Esto no consiste en aumentar el número de niños sin más, sin ningún control. Queremos gente que esté involucrada, que de verdad quiera aprender y que se vuelque en esta práctica. Después ya vendrán las competiciones. Si esa base se sustenta bien, los triunfos van a ir llegando por sí solos», asegura José Ignacio Marcos.
Lo que parece claro es que la afición por este deporte crece en Cantabria. «Cada vez hay más equipos y de un tiempo a esta parte el clima entre agrupaciones ha mejorado mucho. Yo llegué a Cantabria hace cuatro años y veía en los partidos detalles que quizá eran el reflejo de viejas rencillas. Ahora eso es diferente, el ambiente es mucho más sano, la gente compite mucho mejor y todo el mundo se relaciona con todo el mundo. Todo eso es muy sano para este deporte», explica Marcos, entrenador de un club que cuenta a fecha de hoy con más de 100 fichas desde benjamines a juveniles.
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