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Pedro Álvarez
Miércoles, 4 de noviembre 2015, 07:31
Dos jóvenes ganaderos residentes en las localidades de Pesaguero y Avellanedo, en el municipio lebaniego de Pesaguero, denunciaron este martes sendos ataques de los lobos a sus ovejas producidos a escasos metros de sus casas, embates que causaron varias bajas en sus rebaños.
Según relataron a este periódico Juan Luis Salceda y Miguel Cagigal, el pasado domingo por la noche los lobos se acercaron como nunca hasta las casas de estos dos pueblos, provocando la muerte de al menos una decena de animales.
últimos ataques
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En concreto, Juan Luis ha perdido tres ovejas. A una se la mataron los lobos, a otra ha tenido que sacrificarla como consecuencia de las graves heridas que presentaba y a una tercera le ha perdido la pista. Además, tiene en la cuadra a una cuarta con algunas mordeduras graves. Miguel, por su lado, ha perdido media docena. Tres murieron a manos de los lobos, dos están desaparecidas y a una sexta va a tener que sacrificarla debido a las graves mordeduras que sufrió.
Juan Luis, que tiene un rebaño en una finca situada junto a las viviendas del pueblo de Pesaguero, cuenta que el lunes por la mañana, cuando fue a verlas, descubrió que habían sido atacadas por los lobos. «Que se vaya concienciando la gente de que ya hemos llegado a un momento en el que ni en los alrededores de las casas de los pueblos podemos tener el ganado», dice el joven, decepcionado porque el Gobierno «nos dijo que se iban a conceder batidas en las cacerías y, a día de hoy, no hemos visto ni una».
«Todos los años sufrimos ataques», lamenta Juan Luis, que afirma que en el vecino pueblo de Valdeprado «hay un chico que ya no puede soltar el ganado ni de noche ni de día porque, da lo mismo la hora que sea, los lobos se le presentan y le provocan una matanza.
Ganadero muy experimentado, su padre, también Juan Luis, precisa que «los lobos nunca habían producido tantos daños en el ganado como en estos últimos tiempos». Va más allá. «Estos lobos no son como los de antes. Son lobos caseros, porque el lobo nacido en el monte no ataca al lado de las casas como está ocurriendo ahora».
Esa misma noche, a pocos kilómetros de distancia, en Avellanedo, la misma manada de lobos atacó también a las ovejas de Miguel Cagigal. Extrañada porque las ovejas se habían espantado, su madre, Carmela, bajó desde el interior de la vivienda con una linterna y alumbrando el lugar donde se encontraban las ovejas vio como un lobo había matado a una de ellas y la tenía mordida por el cuello.
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