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Diego Ruiz
Sábado, 10 de junio 2017, 07:47
La principal actividad pesquera en los grandes puertos de Cantabria se remonta al siglo XI. Desde entonces, Santander, Santoña, Laredo, Castro Urdiales, Colindres, San Vicente de la Barquera, Comillas y Suances vienen observando como sus barcos, temporada tras temporada, dejan en tierra bocartes, bonitos, merluzas, chicharros, verdeles, merluzas, rapes, sardinas, lubinas, salmonetes, fanecas, aligotes, cachones, brecas... Y ahora, desde hace muy poco tiempo, y en pequeñas cantidades, frutos de mar como almejas, morgueras (navajas), centollos, percebes, etc.
El liderazgo en cuanto a actividad pesquera en Cantabria lo ostenta Santoña. Las fábricas conserveras, donde el bocarte y el bonito se esperan con especial ahínco, año tras año, hacen que la villa de Juan de la Cosa bata récord de descargas. No hay que olvidar el verdel, que abre todos los años la temporada.
En Santoña hay en la actualidad 29 embarcaciones que se dedican a la pesca. Once de ellas son de cerco y el resto de las denominadas de artes fijas. En el año 2016, se desembarcaron en este puerto, según datos facilitados por la Cofradía de Pescadores Virgen del Puerto, 9.200.000 kilos de pescado. De bocarte fueron más de un millón de kilos y de bonito 600.000. También se pescó verdel, chicharro y otras especies. Desde el pasado año, los mariscadores están obligados a vender sus capturas en la lonja. El puerto pesquero de la villa ocupa 204.376 metros cuadrados, de ellos 8.995 dedicados a la lonja y la cofradía. En Santoña hay más de sesenta fábricas conserveras.
Santander tiene un flota de 25 barcos, de ellos cinco son de arrastre y de cerco, y el resto de artes menores. Las especies más habituales, según la Cofradía santanderina, son el bocarte, el bonito, la merluza, el salmonete y el verdel. Marisco, poco. Pasa por lonja pero se vende directamente a los clientes. Las capturas anuales las controla directamente la Autoridad Portuaria. Según su memoria de 2015, fueron en total 4.213 toneladas.
Laredo tiene en su puerto pesquero siete barcos de cerco, diez de artes menores y uno de palangre de fondo. A lo largo de 2016 dejaron en lonja 4.800 toneladas de pescados, de ellas 1.050 de bocarte, cerca de 1.000 de bonito, 1.260 de verdel y 900 de chicharro, datos facilitados desde la Cofradía de Pescadores San Martín. Poco marisco, como todas, pasa por lonja. La villa pejina tiene en su polígono industrial una decena de fábricas conserveras y una longitud operativa en su puerto de 460 metros.
San Vicente de la Barquera posee una importante actividad pesquera. Allí faenan 18 embarcaciones: cinco de cerco, una de volantas, tres de rasco y nueve de artes menores.
Bocarte, bonito y chicharro fueron las especies que llevaron a puerto los barcos de cerco, mientras que los de rasco dejaron rape y las de artes menores, merluza, lubina y marisco, éste último dependiendo de la temporada.
Según datos de la Cofradía de Pescadores de este puerto, en 2016, entre otras especies, se capturaron 731.132 kilos de chicharro, 1.170.034 de verdel, 113.340 de bocarte, 94.073 de bonito, 64.804 de merluza y pescadilla, 20.095 de sardina y 18.349 de jargo. En cuanto a marisco, cifras muy poco significativas.
En San Vicente existen varias empresas conserveras, dedicadas especialmente a la anchoa en salazón.
Doce embarcaciones de cerco, dos de volantas y dos de artes menores componen la flota pesquera de Colindres. En este puerto se desembarcan año tras año bocarte, bonito, verdel y sardina, y también desde hace poco marisco: almejas, ostras y angulas, principalmente.
Según datos de la Cofradía de Pescadores San Ginés, en lo que va de temporada se han capturado 340.000 kilos de bocarte. Y en 2016, 800.000 kilos de bonito y 1.100.000 de verdel.
El puerto de Colindres tiene una longitud operativa de muelles de 456 metros y en la villa hay cerca de una decena de fábricas conserveras.
En la lonja de San Vicente de la Barquera entraron en 2016 un total de 1.111.000 kilos de ocla o caloca, como se conoce a la alga gelidium sesquipelade en el norte del país. Es la mayor cifra que se registra en la memoria de la cofradía del puerto barquereño, muy por encima de los datos de captura de bocarte o bonito.
La caloca se utilizó en un principio por los agricultores de la costa como abono para las cosechas, aprovechando su llegada a las playas, generalmente en los meses de verano. En los arenales y las dunas se dejaba secar y después en carros o tractores se llevaba hasta las fincas. Al conocerse su utilización en cosmética, alta gastronomía y parafarmacia, pasó a ser un buen reclamo para lograr un sobresueldo que añadir a la modesta economía de los pueblos costeros. Desde 1986, su recogida está regulada por el Gobierno de Cantabria. El kilo de esta alga, ya seca, se paga alrededor de un euro.
De la caloca se extrae el agar-agar, una gelatina que figura en muchas etiquetas como E-406 y que se utiliza en preparados a base de frutas, alimentos enlatados, dulces, bollería, mermeladas, helados y además como aclarador de cerveza.
También forma parte de la composición de algunos geles de baño y champús.
En Castro Urdiales, las diez embarcaciones de artes menores y la única de cerco existente pescan cada temporada verdel, salmonete y pescadilla, principalmente, según los responsables de la Cofradía de Pescadores del Noble Cabildo de San Andrés y San Pedro. En cuanto a capturas, los datos de 2012 las cuantificaban en una media de 252 toneladas.
El puerto pesquero de Castro Urdiales ocupa unos 376.000 metros cuadrados, con una longitud operativa de 343 metros. En cuanto a fábricas conserveras, dos son las más importantes.
El caso de Comillas, uno de los puertos más antiguos en cuanto a la historia se refiere, es curioso. Tiene cinco embarcaciones en su flota, más siete de Santander que se han sumado administrativamente hace poco tiempo. A este puerto llegan los barcos con bocarte, bonito, merluza, congrio, cachón y verdel, principalmente.
La Cofradía de Pescadores del Santo Cristo del Amparo señala que en Comillas no existe un recuento real de ventas de pescado. Allí se descarga para después vender en las lonjas de Santander, Avilés, Santoña o Castro Urdiales. El puerto pesquero de Comillas tiene una superficie operativa de 70 metros.
Ocho embarcaciones, entre volantas y artes menores, forman la flota de Suances. Ellas se dedican a la captura y desembarco de merluza, rape, salmonete, faneca, aligote y breca. Y algo de marisco, poco según la Cofradía de Pescadores Nuestra Señora del Carmen, en temporada. En total se capturaron 5.430 kilos de pescado, de los cuales 4.357 fueron de merluza, 350 de rape, 48 de calamares, 99 de salmonetes y 12 de bonito.
Este puerto tiene una longitud operativa de 150 metros.
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