LAS BARRERAS DE LA CELIAQUÍA
A los problemas que conlleva una dieta estricta de alimentos sin gluten hay que sumar el alto precio de los mismos
Cuando alguien se adentra en la celiaquía se encuentra con un mundo lleno de obstáculos y barreras de todo tipo para quienes padecen esta enfermedad, en España una de cada diez personas. En primer lugar está la propia dolencia en sí, que hasta su diagnóstico y posterior tratamiento acarrea una serie de síntomas difíciles de soportar. Después están la estricta dieta a llevar y el precio de los alimentos, e incluso el 10% del IVA, una lucha que mantienen las asociaciones de celíacos desde hace años.
La enfermedad celíaca es una afección causada por el daño al revestimiento del intestino delgado, un daño que proviene de una reacción a la ingestión de gluten. Esta es una sustancia que se encuentra en el trigo, la cebada, el centeno y posiblemente la avena. Y también en alimentos elaborados con estos ingredientes. Tales como la pasta, el pan, las galletas, los pasteles, los embutidos, los derivados cárnicos, las salsas, los snacks, la cerveza, las comidas preparadas (latas de conservas) y los helados, principalmente. En total, un 70 por ciento de los productos manufacturados contienen gluten. Además, se encuentra en lápices labiales, pasta de dientes y enjuagues bucales. Esta es, sin duda, una de las barreras principales y difícil de superar especialmente por los celíacos más jóvenes o a la hora de salir a comer o cenar fuera de casa.
Los protagonistas
Se sabe que la leche y los derivados lácteos (queso, mantequilla, requesón, nata...), la carne, el pescado y los mariscos frescos, los huevos, las frutas, las verduras, las hortalizas y las legumbres, la soja, el arroz, el maíz y la tapioca (harina y almidón), el azúcar, la miel, el aceite, la margarina, la sal, la pimienta, el vinagre, las levaduras sin gluten, los colorantes, el café y el té natural (no instantáneos), la manzanilla, el poleo, la yerbaluisa y las bebidas carbónicas (con gas), no contienen gluten.
Pueden tenerlo, por lo que se recomienda comprobarlo antes de ingerirlos, la charcutería (mortadela, jamón de york, salchichas, pasteles de jamón o carne...), el queso fundido y en láminas. También otros quesos sin marcas de garantía. Conservas (latas de mejillones, berberechos, fabada, etcétera). Patés, dulces y caramelos, turrón, mazapán y el café y té instantáneos. El resto está prohibido.
Los precios
Al celíaco la comida le sale unos 1.400 euros al año más cara que al resto de los mortales. Esto está motivado, en principio, por el control que se realiza sobre la materia prima, los controles de seguridad y la aplicación del IVA dietético. Así, según algunos estudios, en un supermercado una barra de pan convencional cuesta 0,36 euros y una sin gluten, 1,80 euros; un paquete de medio kilo de macarrones 0,95 euros y si es sin gluten, 2,19; un kilo de harina de trigo, 0,99 euros y para celíacos, 3,72; un paquete de galletas María de 200 gramos, 0,76 o 1,91 euros.
Así que en torno a la celiaquía se ha formado un mercado de productos sin gluten que tan solo en España factura 80 millones de euros al año, con un crecimiento del 15 por ciento. En nuestro país se ha pasado de tener 280 referencias aptas para estos enfermos, a 1.500. Un incremento en 10 años casi del 30%. En total, en 2017, había 20 empresas dedicadas al negocio para un mercado que a corto plazo puede llegar a los cuatro millones de personas.
Hoy es fácil encontrar por internet las ofertas que algunas grandes superficies comerciales tienen de alimentos sin gluten, desde el pan a las galletas, pasando por las cervezas, el cacao en polvo o los nuggets de pollo.
También en restaurantes, y sobre todo en la mayoría de las cadenas de comida rápida hay ya menús especiales para los celíacos, si bien salir a cenar o comer fuera de casa es una 'lotería' para los que padecen esta enfermedad.
Por haber, hay hasta un Festival del Celíaco que este año celebró su 34 edición. Fue el sábado 2 de diciembre, organizado por la Asociación de Celíacos y Sensibles al Gluten de Madrid y que, año tras año, sirve de punto de encuentro para las personas celíacas, sus familiares y sus amigos.
El festival se celebró en el Pabellón Madrid Arena, situado en los Recintos Feriales de la Casa de Campo. Allí se instalaron varios stands en los que diferentes empresas y fabricantes mostraron las últimas novedades, con la degustación de sus productos estrella y venta de productos sin gluten con descuentos. Hubo también espacio para el ocio infantil y sorteos.
Los síntomas
Otra de las barreras de la celiaquía es la dificultad que a veces tienen los médicos para su diagnóstico. Son muchas las personas que cuentan cómo sus síntomas disfrazaban la enfermedad con otras patologías, la más frecuente el colon irritable. Así que el diagnóstico debe realizarse a través de exámenes de sangre y una biopsia del intestino delgado por endoscopia para una mayor precisión.
La Asociación de Celiacos de Cantabria tiene publicados los síntomas más frecuentes por grupos de riesgo. En los niños: diarrea crónica, pérdida de peso, distensión abdominal, pérdida de apetito, talla baja, anemia e irritabilidad. Adolescentes: asintomático, ausencia de diarrea, pérdida de apetito, fallo de crecimiento, retraso puberal, irregularidades menstruales y heces pastosas. Adultos: anemias por falta de hierro, diarrea crónica, estreñimiento, falta de apetito, dolor abdominal, problemas digestivos, gases, infertilidad, abortos de repetición, calambres en brazos y piernas, osteoporosis, ansiedad y depresión, colon irritable y artritis reumatoide.
La celiaquía tiene las características de una enfermedad autoinmune que provoca una lesión en la mucosa del intestino delgado con atrofia en las vellosidades intestinales. Se desconoce la causa de la misma.
Flaco favor es que están haciendo algunas famosas que sin tener la enfermedad diagnosticada consumen alimentos sin gluten para adelgazar o para mantener una dudosa dieta saludable. Está de moda la dieta para celíacos gracias a nombres como los de Gwyneth Paltrow, Emmy Rossum, Miley Cyrus, Rachel Weisz, Zooey Deschanel o Victoria Beckham. El tenista Novak Djokovic se somete a este tipo de alimentación por un supuesto «mayor rendimiento deportivo».
El IVA
Dicen que al perro flaco todo se le vuelven pulgas. Pues bien, al famélico can del celíaco los insectos se le han vuelto a modo de un IVA insoportable para algunos productos como la pasta y el pan. Un 10 por ciento en dos alimentos básicos para este numeroso colectivo de personas con intolerancia permanente al gluten. Sólo se aplica el 4% para el pan y la harina con la que se fabrica. Pero no para el pan de molde, los colines, etc. Al problema que de por sí conlleva una dieta especial, al rechazo a platos muy sabrosos que quedan para el disfrute de los demás, al comer fuera de casa, se le añade este del impuesto y por el que ya se han levantado las voces de los que padecen esta enfermedad. En Portugal, el IVA en estos productos, es de tan solo el 5 por ciento.
Un estudio realizado en 2016 por la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) asegura que la cesta de la compra de las personas celíacas se dispara en 33,05 euros a la semana, 132,20 euros si es mensual y hasta los 1.586,40 al año.
Algunos avances
Lo cierto es que la celiaquía ya no es una enfermedad desconocida. La industria alimentaria se implica cada vez más a la hora de ampliar el número de productos y su correcto etiquetado, y gracias al compromiso, también cada vez mayor, del sector de la hostelería, cada día es más fácil encontrar restaurantes que ofrecen menús libres de gluten y platos aptos para celíacos. Así, en 2015, el Gobierno aprobaba una nueva ley que se adapta a la normativa europea, que obliga a especificar los ingredientes de los platos, envasados o no, además de informar de la presencia de los 14 productos que más alergias alimentarias producen: crustáceos, huevo, pescado, cereales con gluten, cacahuetes, soja, leche, frutos secos, apio, mostaza, semillas de sésamo, sulfitos, altramuces y moluscos.
Bares, restaurantes, cafeterías, panaderías, pastelerías y establecimientos de comida rápida y a domicilio están obligados a informar a sus clientes. Para ir adaptándose, tienen un plazo de tres años, por lo que este 2018 todos deberán estar al día. Una adaptación difícil porque una sola miga de pan en un plato para un celíaco es altamente contaminante.
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